La Noche De Tlatlolco
Enviado por Raymundo1 • 16 de Junio de 2013 • 1.107 Palabras (5 Páginas) • 346 Visitas
LA NOCHE DE TLATELOLCO
DE ELENA PONIATOWSKA
En los labios de un mentiroso incorregible, amigo de Julio Torri, las personas cambian de profesión, de familia o de país. Hasta tal punto influyen sus mentiras en la esfera de lo real que la gente vive o muere según lo requieran sus invenciones, puesto que “en el mundo de la mentira no hay leyes favorables que limiten las posibilidades realizables de los fenómenos.”
Cualquier cosa puede ser, y la varita mágica es la palabra, que posee la inexplicable facultad de arrebatar la existencia o de concederla. El nombre tiene la facultad de identificarnos, las palabras nos definen. Nombrar a alguien supone reivindicar su realidad; no hacerlo lo relega al plano de la no – existencia. Y más aún, a las palabras se las lleva el viento, hay que escribirlas. Gran parte de nuestra historia literaria podría entenderse como la lucha dela tinta contra el olvido .El silencio con que se quiso cubrir la noche terrible del 2 de octubre de 1968, no pretende borrarla de la Historia de México, sino negarle el haber existido. No se trata ni siquiera de olvidar, sino de ignorarlo, de pretender que no pasó. Pero ésta es una pretensión difícil de conseguir y más aun tratándose de un hecho de tales características. Como dice Monsiváis “más irracional que la matanza surge el deseo de establecer que no sucedió, que no hay responsabilidad ni la puede haber”.
La noche de Tlatelolco teje una extensa red de voces que desmonta con su pluralidad la idea de la existencia de una historia única. La obra se convierte en un engranaje de testimonios que avanzan apoyándose unos en otros, contándonos con distintos timbres qué pasó y conduciéndonos desde los primeros días esperanzadores del movimiento hasta aquella noche cruel que acabó con las ilusiones.
En la obra que nos ocupa se evidencia un compromiso establecido a distintos niveles: entre la autora y sus conciudadanos y entre el pueblo mexicano y su realidad histórica. Elena Poniatowska pone sobre sus hombros el deber de sacar a la luz otra verdad, que ataca y desbarajusta la versión dada por el gobierno. Asume como tarea del intelectual la de la denuncia, la de dar cauce para que ciertas voces salgan, aliarse a su pueblo y despertar conciencias .Aunque ya antes se había asomado a la sociedad mexicana en otros textos
El 2 de octubre de 1968 representa una fecha clave en la trayectoria tanto vital como literaria de Poniatowska. La masacre de estudiantes en la plaza de Tlatelolco supondrá el encontronazo con la violencia y la política del país. El dolor entró en su casa, vendaval traído en las palabras de dos amigas, María Alicia Martínez Medrano y Mercedes Olivera, que le pusieron al corriente de lo que estaba pasando en la Plaza de las Tres Culturas. Los suyos serán algunos de los primeros testimonios que recoja. Elena Poniatowska responde como se espera de alguien que se pretende periodista: quiere contar lo que pasó, recoger los distintos testimonios, sacar a la luz aquello que los diarios mexicanos no han contado, lo que han preferido eludir. “Llevé mi entrevista a Novedades y la rechazaron porque había la orden de no publicar una sola nota. A partir de ese momento fui al Campo Militar No.1,
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