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La Praactica Docente


Enviado por   •  19 de Enero de 2013  •  2.076 Palabras (9 Páginas)  •  264 Visitas

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El ingreso a la escuela normal por parte de los estudiantes está cargado de amplias expectativas y percepciones sobre la tarea docente, sin embargo, las experiencias de práctica y los contenidos abordados por las diferentes asignaturas, hacen que día a día se conozcan y consideren aspectos relevantes en la cotidianidad del trabajo áulico: la atención a la diversidad, la buena comunicación con los infantes, la capacidad de control y organización de la educadora, la relación con los padres de la familia y la multiplicidad de comisiones desempeñadas por los docentes, son tan sólo una parte de la compleja labor de ser maestro. Ser conscientes de las dimensiones que se deben cubrir dentro de la profesión, nos ayudará a reflexionar sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje que se establece en el grupo, con el fin de mejorar y cubrir el perfil que la sociedad requiere y plantea de nosotros, pues debemos evolucionar al mismo tiempo que ésta lo hace.

Todos somos diferentes, tenemos percepciones distintas de la realidad y visiones específicas acerca de una actividad y, el trabajo docente no es la excepción. Algunos pueden concebirla como algo muy sencillo al decir que sólo se trata de “cuidar” niños; sin embargo, es necesario estar dentro de un salón de clases para comprender la complejidad de la labor. Cuando tuve la oportunidad de ingresar a la Escuela Normal, nos pidieron escribir cómo imaginábamos lo que sería nuestra futura profesión, yo hice referencia exclusiva a impartir conocimientos y elaborar manualidades: eran los únicos aspectos que erradamente conocía y me preocupaban en el momento. Sin embargo, el trabajo llevado a cabo desde las asignaturas y las experiencias de práctica en los jardines de niños, permitieron que cambiara poco a poco mi forma de pensar, especialmente cuando iniciamos las prácticas. Las expectativas que me hice sobre cómo sería mi desempeño dentro del aula fueron realmente utópicas: los niños me harían caso y responderían a las actividades de forma positiva… me ganaría su cariño, confianza y respeto rápida y, sencillamente… todo saldría de acuerdo al plan… tendría el apoyo incondicional de la maestra del grupo. Sería una práctica perfecta, alentadora, si no fuese porque en la labor educativa nada es completamente previsible y siempre se aprenden cosas nuevas. Obviamente me enfrenté a dificultades diversas que en ocasiones me causaron inseguridad, desesperación o estrés, pero que a su vez me hicieron crecer y no precisamente de tamaño, sino al darme cuenta de lo que hacía mal para transformarlo y de lo que hacía bien para mejorarlo; hablo entonces de un crecimiento en el desarrollo de competencias profesionales. Estas problemáticas ahora tienen nombre, apellido y éstas son: control y organización, comunicación y atención a la diversidad.

Como ya lo mencioné con anterioridad, una de las principales dificultades enfrentadas durante el trabajo áulico es lo referente al control y la organización del grupo. Cuando uno diseña las actividades las imaginamos tan ideales y perfectas que en la aplicación esperamos sucedan exactamente igual, sin embargo, cuando ponemos los pies en la tierra vemos un mundo muy diferente. Hay demasiados factores que intervienen y para los que no estamos preparados en el momento: el desinterés de los infantes, los distractores externos, las características del grupo, entre otros.

Se dice que "gran parte de la capacidad de controlar una clase radica en la confianza en que la voz y gestos de uno harán que los niños se comporten como se desea. El problema es que es muy difícil tener confianza cuando no se sabe si lo que se les pide sucederá o no" (Dean, 1993:78) es por ello tan importante el perfil de una maestra serena y que sepa resolver de forma inmediata los conflictos e imprevistos que vayan surgiendo. Entonces, no sólo es la prevención de dichos factores de los que un maestro debe estar pendiente, sino también de mostrarse siempre seguro e intervenir de forma adecuada en todo momento, pues no sólo el éxito de las actividades está en riesgo cuando uno falla, sino también el desarrollo integral de los niños que se atienden. Por otra parte, aunque normalmente siempre estamos en contacto constante con pequeños, esto no nos garantiza que sepamos comunicarnos de forma eficaz con ellos, ocasionando a su vez otra gran dificultad de la práctica: la incomprensión en los diálogos e indicaciones. Dean (1993:79) afirma que la comunicación se da "como resultado de que unos prestan atención a otros. La adecuación a los oyentes y a la situación no es sólo una cuestión del significado de las palabras empleadas, sino que está implícita en la elección de éstas y en la estructura del lenguaje... en el tono de voz, la inflexión que se emplee, lo que se diga y cómo se diga", por tanto hablamos no sólo de compartir un mismo léxico, sino un mismo significado contextual.

Por ello discurro que si "la condición fundamental de todo intercambio es, por ende, comunicar; entender y ser entendido. Una vía importante para lograr este objetivo es que el maestro esté familiarizado con el mundo social y personal de los niños" (Borzone, 1994:42). Cuando el maestro conoce la situación contextual del grupo, podrá seleccionar un léxico entendible para él facilitando la comprensión y en consecuencia, el aprendizaje. El lenguaje es uno de los principales medios para educar, por él se transmite y asimila la cultura, y si damos entrada a la incomprensión, lo hacemos también a los conflictos o roces que surgen entre los individuos, debido a malas interpretaciones de un mismo hecho. Así que más vale considerar el entorno inmediato de desarrollo de nuestros alumnos y las formas de adaptación mutua para lograr una buena comunicación. Finalmente, otro problema que no sólo enfrentan los practicantes sino que por lo visto también los maestros en servicio, es la atención a la diversidad. "Institucionalmente, la diversidad implica la valoración y aceptación de todos los alumnos y el reconocimiento de que todos pueden aprender desde sus diferencias y desde la heterogeneidad social" (Batalla, 2001:85) y para ello es importante no sólo prestar atención específica a la hora de observar las capacidades de cada miembro, también aplicar acciones concretas que satisfagan sus carencias individuales. Sin embargo, cuando asistí a la primaria no tenía tan presente el hecho de que no se puede enseñar

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