La Soberanía De Malvinas, Opinión De José Hernández
Enviado por radammanthys • 29 de Diciembre de 2011 • 525 Palabras (3 Páginas) • 636 Visitas
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"Se concibe y se explica fácilmente ese sentimiento profundo y celoso de los pueblos por la integridad de su territorio, y que la usurpación de un solo palmo de tierra inquiete su existencia futura, como si se nos arrebatara un pedazo de nuestra carne. La usurpación no sólo es el quebrantamiento de un derecho civil y político; es también la conculcación de una ley natural. Los pueblos necesitan del territorio con que han nacido a la vida política, como se necesita del aire para libre expansión de nuestros pulmones. Absorberle un pedazo de su territorio, es arrebatarle un derecho, y esa injusticia envuelve un doble atentado, porque no sólo es el despojo de una propiedad, sino que es también la amenaza de una nueva usurpación. El precedente de injusticia es siempre el temor de la injusticia, pues si la conformidad o la indiferencia del pueblo agraviado consolida la conquista de la fuerza, ¿quién le defenderá mañana contra una nueva tentativa de despojo o de usurpación?"
José Hernández
A comienzos de 1873, los periódicos de Buenos Aires comenzaron a repartir en sus ediciones un libro escrito en verso, en estilo gauchesco, en el que se relataba la agitada vida de un gaucho devenido en desertor del ejército, vago (no conchabado por algún estanciero) y criminal. Martín Fierro se llamaba y cantando al viento, entre fogones y guitarras, denunciaba las injusticias a que eran sometidos aquellos gauchos que no se adaptaban a las leyes de la cultura dominante. Un año más tarde, el diario La Política ofrecía la octava edición de El Gaucho Martín Fierro. En 1876, salía a la venta el Martín Fierro, Semanario humorístico de política, literatura y noticias. En pocos años, José Hernández –su creador- se había convertido en uno de los poetas más renombrados del Río de la Plata.
Nacido en 1834, en lo que hoy se conoce como Villa Ballester (partido bonaerense de San Martín), José Rafael Hernández y Pueyrredón colaboró de chico con su padre, capataz de estancia, y con gran capacidad autodidacta pronto se convirtió en instructor del estanciero para quien trabajaba. A los veinte años, se integró a las filas antirosistas de Justo José de Urquiza. Con posterioridad, en 1870, ya casado y padre de siete hijos, participó de las rebeliones federales junto a Ricardo López Jordán. Luego de un breve exilio en Brasil, trabajó como periodista en El Río de la Plata, El Nacional Argentino y La Capital de Rosario, entre otros, y más adelante alcanzó a defender las ideas federales como diputado y senador.
En sus notas, discursos y poemas, abordó la cuestión del indígena y del gaucho y criticó las ideas “civilizadoras” de Sarmiento. Matraca -como le decían, por ser corpulento y de voz resonante- buscó a través de sus escritos conectar la cultura culta y la popular. Para recordar la fecha de su nacimiento, 10 de noviembre -oficialmente
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