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La Utilización De La Actividad En Terapia Ocupacional (no Es Mi Ensayo, Es Un Paper De Estudio Del Autor)


Enviado por   •  30 de Junio de 2012  •  2.087 Palabras (9 Páginas)  •  937 Visitas

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La utilización de la actividad en

Terapia Ocupacional

Ponencia presentada en el Congreso Virtual

de Psiquiatria.com año 2005

Pedro Moruno Miralles.

Doctor en Psicología. Terapeuta ocupacional. Profesor Titular del Centro de Estudios Universitarios de Talavera de la Reina. Universidad de Castilla La-Mancha.

RESUMEN

Podemos comenzar nuestra reflexión con una afirmación de Hannah Arendt que quizá por obvia suele pasarnos desapercibida: "…la vida activa no es solamente aquello a lo que están consagrados la mayoría de los hombres, sino también aquello de lo que ningún hombre puede escapar totalmente."

Si esto es así y nos proponemos indagar sobre las relaciones y vínculos entre el quehacer humano - ese empeño al que nos consagramos y que no podemos esquivar - y su salud mental, no podemos eludir preguntarnos sobre la forma en que concebimos al ser humano y, por tanto, a la enfermedad mental.

Dependiendo de cómo los pensemos, una respuesta u otra implicará una consideración muy diferente sobre cómo se relacionan actividad y salud y, consecuentemente, en la función que podría cumplir la actividad en el posible tratamiento del enfermo mental. Si pensamos al ser humano como un organismo y la enfermedad como consecuencia de las alteraciones de los mecanismos o funciones que lo conforman; si lo pensamos como un sujeto del inconsciente y al delirio como una metáfora; si pensamos que no es más, en definitiva, que lo que hace, que como se comporta y su enfermedad un proceso de desadaptación al entorno; o si lo pensamos como una entidad con un potencial de realización innato que se comporta como consecuencia de la forma en que percibe la realidad; decíamos, dependiendo de cómo concibamos al ser humano, nuestra investigación tomará derroteros muy distintos.

En este escrito nos proponemos realizar una sucinta revisión del valor que se ha atribuido tradicionalmente a la actividad en el cuidado y atención del enfermo mental. Lo haremos desde una óptica que trate de esclarecer los vínculos entre el marco de referencia teórico en que nos ubiquemos y la función que se supone a la actividad, para aventurarnos a realizar algunas reflexiones que aspiran a aportar un poco de luz al tema que nos ocupa.

Palabras clave: Actividad, Salud Mental, Terapia Ocupacional.

Key words: Activity, Mental Health, Occupational Therapy.

Cuando en una conferencia pronunciada en 1957 Hannah Arendt reflexiona sobre las relaciones entre la vida activa y la vida contemplativa, señala una evidencia que no debería pasarnos inadvertida -aunque la actividad humana no haya tenido demasiada relevancia como objeto de estudio. Esta autora sostiene que, aun cuando no refutemos la creencia tradicional que concibe la contemplación como de orden superior a la vida activa:

"…, no podemos durar -y nadie lo ha dudado- que es bastante posible para los seres humanos pasar por la vida sin abandonarse jamás a la contemplación, mientras que, por otra parte, ningún hombre puede permanecer en estado contemplativo durante toda su vida. En otras palabras, la vida activa no es solamente aquello a lo que están consagrados la mayoría de los hombres, sino también aquello de lo que ningún hombre puede escapar totalmente.

A pasar de ello, raramente se ha atribuido la suficiente importancia a esa característica de la condición humana, al menos no la suficientemente para detenernos a examinar la actividad y los pormenores de sus relaciones con los aspectos filogenéticos, ontogénicos, orgánicos, psicológicos, culturales y sociales del ser humano. Si acaso, su estudio ha sido fragmentario, desempeñando un papel accesorio y condicionado a otros objetos de estudio con, supuestamente, más valor -siempre como parte de entidades de mayor relevancia, dependiente de ellas o mero reflejo de otros fenómenos más importantes.

Sin embargo, la actividad, como otros objetos de estudio, es un aspecto de mucha entidad e importantes consecuencias, dado que es indisociable de la vida misma, atada a la supervivencia biológica del individuo, a las necesidades vitales consecuencia de su crecimiento y mantenimiento. Ligada a los procesos biológicos de la vida, se repite indefinidamente mientras ésta dura y diariamente nos desplazamos, manipulamos los objetos de nuestro entorno y nos alimentamos. Ineludiblemente hacemos, estamos obligados perentoriamente a la actividad.

Una consecuencia directa de esta unión entre la actividad y la supervivencia del organismo es la relación de dependencia entre la actividad y la autonomía personal. La experiencia con la psicosis (con la enfermedad mental y, en general, con cualquier tipo de discapacidad) coloca en primer término las relaciones de la actividad y la autonomía personal. La imposibilidad o dificultad para llevar acabo actividades cotidianas (tan frecuentes y que, además, ocupan gran parte de nuestro tiempo diario) como alimentarse, asearse, vestirse o desplazarse implica algún grado de dependencia de otros, que crea una pérdida de la independencia personal.

En otras palabras, nuestra capacidad de actuar en el mundo sin el apoyo o sustento de nadie es el reflejo del dominio y libertad sobre nuestros actos.

De ahí que la capacidad de un sujeto para desenvolverse eficazmente en su vida diaria; es decir, para realizar aquellas actividades cotidianas que son necesarias su supervivencia (como alimentarse y desplazarse) y para el mantenimiento de su salud (como asearse y vestirse), coadyuve a la consecución de la autonomía personal y una mejora calidad de vida, motivo por el que tradicionalmente han constituido un objetivo de intervención en el tratamiento de la enfermedad mental (véanse, entre otros, Kielhofner (2002) y Trombly y Radomsky (2002) y las propuestas de la Asociación Americana de Terapia Ocupacional (1994 y 1999).

Si de acuerdo con la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF) concebimos la salud como algo más que la ausencia de síntomas; es decir, relacionada con el buen funcionamiento de las estructuras y funciones corporales, pero también con la capacidad para desarrollar actividades y participar socialmente, el desempeño ocupacional se encumbra en uno de los aspectos de importancia en el tratamiento de la enfermedad mental. Por tanto, la reducción del nivel de actividad, la presencia de déficit que imposibiliten o dificulten la realización de actividades, la limitación del número de ocupaciones desempeñadas

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