La Vida En Las Aulas Ph. Jackson

LA VIDA EN LAS AULAS. JACKSON, PHILIPS (Prólogo por Jurjo Torres Santomé)

• A finales de la década de los 70 los marcos teóricos y de investigación sobre la educación estaban dominados por el modelo positivista. La atención era dirigida exclusivamente a datos del tipo cuantitativo.

• Se pensaba que se podía alcanzar una verdad universal con una certeza que no admitiría posibilidad de dudas y que sería para siempre.

• El propósito de la investigación educativa seria descubrir regularidades para plasmarlas en leyes capaces de explicar y predecir la práctica.

• Sus resultados se aplican siguiendo una forma de razonamiento técnico dejando en manos de quienes investigan la capacidad de decidir y valorar todo lo referente a la eficacia de cualquier propuesta de enseñanza y aprendizaje.

• Las concepciones positivistas consideran los fenómenos educativos como naturales y buscan en leyes científicas para explicarlos mientras que otras corrientes (teoría crítica por ejemplo) concibe a la realidad como una continua construcción social.

• El fracaso de los modelos de “racionalidad técnica” incapaces de proporcionar ayuda en las situaciones laborales donde se ven involucrados profesores forzó la necesidad de desarrollar una epistemología alternativa de la práctica profesional que hace hincapié en la reflexión como dimensión esencial.

• Jhon Dewey establece la distinción entre acción reflexiva y acción rutinaria. En la acción rutinaria se incluyen acciones que se determinan por la tradición, por la verdad de autoridad y no cuestiona los fines a los que sirve, solo considera los medios como problemáticos y sujetos a discusión. Y la acción reflexiva tiende al examen activo, persistente y cuidadoso.

• Es a través de los actos reflexivos cómo es posible explicitar y poner en claro suposiciones, predisposiciones y valoraciones implícitas que subyacen en la práctica.

• El análisis de los procesos de enseñanza y aprendizaje en el interior de las instituciones académicas no deben limitarse al espacio físico sino que debe tomar en cuenta aspectos sociales, económicos, políticos y culturales, es decir traspasar las paredes de la escuela y de las aulas.

• El conocimiento profesional de los profesores se construye sobre las bases de las interpretaciones de las situaciones que suceden en el entorno inmediato y las decisiones que se adoptan están condicionadas por esta inmediatez.

• El profesorado, en la medida en que los conflictos no le obligan a poner en duda, ni a cuestionar las decisiones que se acostumbra a tomar mantiene un nivel bastante intuitivo y tácito el conocimiento profesional en que se basa. Solo cuando se engrenta a situaciones problemáticas en donde las medidas propuesta no dan resultado es cuando se siente obligado a reflexionar de manera más consciente y cuestionarse su conocimiento

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