La contramarea nos arrastraba de vuelta al lugar donde nuestro juego había comenzado,
Enviado por Tomás Melo • 26 de Abril de 2017 • Ensayo • 1.703 Palabras (7 Páginas) • 274 Visitas
EL SILENCIO DE LA MAR
La contramarea nos arrastraba de vuelta al lugar donde nuestro juego había comenzado,
para ellos nosotras éramos un espectáculo impresionante, se reunían para admirar y escuchar nuestro melifluo sonar cuando nos dejábamos caer contra nuestras hermanas que regresaban para dar inicio a nuestro baile una y otra vez, al acercarnos a ellos podíamos escuchar como susurraban lo que parecía ser el nombre que nos habían puesto.
En aquel valle dorado, millares de pisadas habían sido testigo de nuestro efímero y repetitivo baile, de nuestro turquesa acercándose a ellos más y más al mismo tiempo en que el Rey solía esconderse para reencontrarse con nosotras al siguiente alba, a veces ellos se acercaban para alcanzarnos y al momento de sentir nuestro roce se alejaban disparatados con una mirada llena de alegría que nos hacía sentir extraordinaria limerencia, y cuando la Plata aparecía en el firmamento causaba algo en lo más profundo de nosotros que nos hacía querer alcanzarla con desesperación, cuando ella aparecía teníamos la fuerza de un titán y a sabiendas de eso bailábamos con tal firmeza y energía que en conjunto con la Plata formábamos otro espectáculo único y especial que llamaba aún más la atención de aquellos increíbles seres, no, ellos eran el verdadero espectáculo impresionante, pero ninguno como Él.
El día en que lo conocí mis hermanas y yo estábamos observando a un joven que llevaba consigo a un ser de cuatro patas que parecía encantarle el roce de nuestro turquesa cuando jugaba con su pequeño y peludo rabo, al cabo de unos minutos llegó una pareja cargando en brazos a un ser tan pequeño y delicado que de manera inefable causó algo en mí, cuando lo bajaron y lo dejaron caminar en la frontera entre lo dorado y nosotras fue inevitable no querer alcanzarlo y al momento en que sentí sus pequeños pies el ser soltó una carcajada con tanto júbilo que tuve que decirle a mis hermanas que presentáramos nuestro mejor número sólo para Él, y así fue, la pareja lo veía corriendo de un lado a otro en la orilla y sonriendo que tuvieron que inevitablemente tuvieron que dejar que jugáramos, arreboles después, cuando cayó exhausto en la arena la pareja lo cargó con delicadeza y se lo llevó , pero no sin antes decirle nuestro nombre, nunca había estado tan cerca de uno de ellos, y no quería que se fuera, pero sabía que lo volvería a ver.
Los días pasaron y apareció, jugamos hasta no poder más, cuando se cansaba podía danzar para Él y así una y otra y ora vez, la pareja, sus protectores, se lo llevaban después de que el Rey se escondiera ya que al parecer al pequeño ser le causaba pavor vernos de un color tan obscuro e infinito, no podía comprenderlo pero aún así lo dejé ir.
Con el paso de los años fue cambiando de apariencia y tamaño pero yo sabía que Él seguía siendo el mismo de siempre, dejó de ir con sus protectores y en vez de ellos apareció con alguien desemejante a él, era un ser más pequeño a comparación con lo mucho que había crecido él, era una ella, tenía el cabello cobrizo y unas mejillas que a él parecían volverlo loco, pero no más que sus labios que cuando se juntaban parecía que no existiera fin para ese momento, esta vez no jugamos juntos pero al menos ambos pudieron verme danzar y eso calmó mi impaciencia de no haberlo visto en años, ella parecía hacerlo feliz y eso me hizo sentirme con calma. Se fueron velozmente después de los últimos arreboles de la tarde, al parecer no ha podido superar el miedo que me tiene cuando la obscuridad me abraza o al menos eso creí.
Una noche, cuando mis hermanas y yo nos encontrábamos tratando de cubrir toda la arena como simple pasatiempo él apareció junto con su compañera protectora, se encontraba muy nervioso, no podía ni voltear su mirada hacia mí, rápidamente se cubrió los ojos pero ella tomó sus manos y muy suavemente las bajó, Él mantenía la iridiscencia de sus ojos escondida y ella le susurró algo al oído, no pude escuchar bien que había sido ya que la contramarea me empujaba hacia el valle debajo de mí y me regresaba al punto de siempre pero tuvo que haber sido algo mágico ya que él se quitó las manos de la cara y observó por primera vez mi aspecto atezado, se quedó pasmado al ver la infinidad detrás de mí pero aún así no apartó su mirada, solo en el momento cuando volteó la mirada hacia su compañera para juntar sus labios con los de él, temía que no regresara después pero antes de irse me miró y en vez de alejarse me sonrío y se quedó un largo tiempo mirándome, no estaba muy segura de su compañera pero quedé en deuda con ella después de eso. No sabía que esa sería una de las últimas veces que íbamos a estar juntos.
Días, semanas, meses, años transcurrieron y mi mejor amigo se volvió algo similar a un fantasma, traté de olvidarlo pero al ver a otros seres idénticos a Él como el día en que lo conocí me hacían sentir débil, mis hermanas estaban furiosas conmigo y eso nos hizo perder el ritmo y la fluidez en cada uno de nuestros bailes.
Una noche, cuando terminamos de hacer nuestros últimos bailes antes de ganar la fuerza titánica que nos brindaba la Plata pude observar a lo lejos una pequeña ella acercándose a la orilla, un ser tan joven y tan pequeño se aceraba a mí y la curiosidad y el viento me empujaron lo suficiente como para apenas rozarla momentos después de dejarme romper encima de una de mis hermanas, apenas rozarla ya que Él la llamaba por su nombre a lo lejos, la había llamado como los demás seres nos llamaban a nosotras!
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