La evaluación educativa en México

La evaluación educativa en México

Mtro. Gabriel Morales Ramírez

Introducción

En este trabajo se abordan algunos aspectos relativos a la evaluación educativa en el contexto mexicano. La importancia de reflexionar y analizar este tema radica fundamentalmente en que la evaluación es la piedra angular del juicio y valoración que se hace de  la institución escolar y sus diferentes actores (maestros, alumnos, directivos) y procesos (enseñanza, aprendizaje, gestión escolar, etc.).  La percepción generalizada de la importancia de la escuela y la escolarización tiene en buena medida su fundamento en la evaluación. En este trabajo se presenta, en primer lugar, el concepto de evaluación educativa como un concepto referencial  así como su carácter multidimensional.

En una segunda parte se describen algunos de los cambios o transformaciones que la evaluación educativa ha tenido recientemente en el contexto mexicano.

En tercer lugar se abordan los cambios específicos en una serie de aspectos como los relativos a las pruebas de aprendizaje de gran escala, la necesidad de contar con un sistema de indicadores más seguro, los sistemas de evaluación docente, y los mecanismos de evaluación de las escuelas

Finalmente, en relación a esos mismos aspectos se presentan lo que se prevé podrían ser algunos de los «futuros posibles».

La evaluación educativa se ha trasformado y cada vez más la mirada crítica de investigadores y actores educativos (maestros, alumnos, directivos, supervisores, padres de familia)  podrá impulsarla a ser cada vez más una experiencia satisfactoria de cara a los retos que representa el contexto de la sociedad mexicana. Contribuir al análisis y reflexión sobre este tema es el propósito del equipo que colaboró en este trabajo.

1. Concepto de evaluación educativa

Una definición señala lo siguiente:

”La evaluación supone la acción de evaluar, es decir, atribuir o determinar el valor de algo o alguien” (Horbath y Gracia, 2014, p. 61)

En este sentido el objeto de la evaluación, es decir, el “qué” puede ser muy variado… (Rueda B., 2010)

Se evalúan

• Aprendizaje de las personas a cualquier edad (niños, adolescentes, jóvenes, adultos, por ejemplo) y en cualquier contexto de educación, formal o informal (el hogar, la calle, la escuela, por ejemplo)  y nivel (educación básica, educación media, educación superior)
• Aprendizaje de valores y actitudes (justicia, solidaridad, proactividad, paciencia), de conocimientos (teóricos, prácticos), de un campo determinado (historia, matemáticas), de habilidades (psicomotrices, interpersonales, lingüísticas)
• Los profesores, los métodos y técnicas que emplean, los recursos que utilizan, los instrumentos mismos para evaluar (metaevalaución), los entornos, los contextos, los ambientes, los salones, las escuelas, etc.
• Los directores, su gestión, sus formas de comunicación, su desempeño, su capacidad involucrar a los profesores, a los padres de familia, a los alumnos en los proyectos escolares, etc.
• Las políticas y modelos educativos, la implementación de los mismos, etc.

¡Todos los actores y todos los elementos del proceso educativo son y pueden ser objeto de evaluación!

Y por otra parte, el concepto de evaluación implica la emisión de un juicio de valor sobre los anteriores.

• Juicio que debe estar soportado en evidencias, en datos.
• Juicios de valor que se expresan en ocasiones cuantitativamente (10, 9, 8…) y otras de modo cualitativo (excelente, muy bien, bien), de formas simples y llanas o más complejas.

La evaluación es un concepto referencial (refiere a dos realidades): “la evaluación se puede definir como el juicio de valor que resulta de contrastar el resultado de la medición de una realidad empírica con un parámetro normativo previamente definido” (INEE, 2006, p. 18, citado por Martínez R., 2013, p. 1).

“…la mayoría de las definiciones sobre evaluación se enmarcan en un plano que se puede denominar normativo. Es decir, en el deber ser que define un modelo ideal y se constituye en el referente evaluativo. La evaluación aparece solo como una probabilidad de determinar en qué medida las acciones realizadas se ajustan o no a ese patrón normativo y no tanto como una posibilidad de definir nuevas normas o bien recrear las existentes” (Toranzos, 2014, p. 9)

2. Transformaciones de la evaluación educativa

El origen de la evaluación educativa es la evaluación de los aprendizajes. Y esto se ha venido transformado de muchas y variadas maneras. (De Vries, 2015; Rueda B., 2010).

A continuación alguna de ellas:

Objetos de evaluación: la evaluación de las instituciones, los programas, los directivos, los profesores, los estudiantes, y las políticas mismas.

Propósitos de la evaluación: se evalúa con la intención de garantizar la calidad del servicio u objeto de interés, para procurar su mejora constante, para distribuir los recursos financieros disponibles, o para rendir cuentas a la sociedad de los recursos económicos recibidos y hacer evidente el cumplimiento de los propósitos asumidos. (Rueda B., 2010, p. 3).

La exclusividad que el profesor tenía en el diseño y aplicación de la evaluación de los aprendizajes:

• Participación creciente de colegas de la misma materia que deciden cómo evaluar determinado curso.
• Academias completas o departamentos que diseñan y aplican instrumentos comunes para valorar lo ocurrido en un periodo de aprendizaje.
•  Organismos externos a las instituciones que elaboran instrumentos especiales, (pruebas a gran escala) ya sean iniciativas nacionales o internacionales.

Paradigmas de la evaluación educativa (conjunto de aspectos teóricos y metodológicos compartidos):

• Se ha pasado de la preocupación central dirigida hacia la precisión de los instrumentos de medida para alentar el desarrollo de una pedagogía diferencial, al empleo de instrumentos que mostrarán el cumplimiento de los objetivos escolares previamente determinados.
• Se ha observado la preocupación porque la evaluación cumpla funciones de diagnóstico y de auxiliar en la toma de decisiones, antes de emplearse como recurso de certificación o dominio del aprendizaje esperado.

Enfoques didácticos influyentes, como el centrado en las competencias, modifican el concepto de evaluación:

• La evaluación se espera juegue otro tipo de roles.

• Pensar de inicio en la evaluación para que ésta sea una oportunidad para que el maestro mismo clarifique qué pretende lograr en sus estudiantes y cómo deberá programar esta actividad para tener la certeza de haber cumplido con los propósitos seleccionados;
• Considerarla en primera instancia y comunicarla al grupo, posibilita a los estudiantes un conocimiento claro sobre lo que se espera de ellos, y puede generar una participación más comprometida y pertinente en su proceso de aprendizaje.

Diversificación de los agentes que participan en ella, especialmente los propios estudiantes:

• Introducción de la coevaluación, cuyo punto nodal es la definición de criterios claros para valorar la actividad y un ambiente ampliamente compartido de la función formativa
• Priorizar formas que favorezcan la autonomía estudiantil. Se plantea por finalidad la de mejorar, corregir o reajustar el avance en el aprendizaje del alumno apoyándose en parte en la autoevaluación.
• La reflexión a través del diálogo con los alumnos sobre los resultados logrados y los procesos de enseñanza y aprendizaje empleados para contribuir a la identificación y desarrollo de prácticas escolares exitosas.

Las pruebas acumulativas: La tendencia es que las pruebas cumplan con el rol de ofrecer modelos sobre el aprendizaje esperado, no se trata de reducir las experiencias didácticas a la preparación para contestar las pruebas.

...