La gallina degollada (resumen)

La gallina degollada (Resumen)

Horacio Quiroga

Cuentan las letras de un dramaturgo la historia de una tragedia, la historia de la familia Mazzini -Ferraz, la cual concibió a cuatro hijos que, desafortunadamente, se convirtieron en monstruos por su estupidez. Ello se evidenciaba en sus vagas miradas concentradas en una pared de ladrillos e inmotos rostros al contemplar un atardecer que, en su ocaso, avivaba el ser jovial tan efímero en sus vidas, tan carente de amor y cuidado.

Al vigésimo mes de nacimiento del primogénito Mazzini - Ferraz, la ternura de un niño, su instinto y gracia, desaparecieron por completo, fruto de incontrolables convulsiones en una desesperada noche.

Sucedió lo mismo con su segundo hijo, en el cual confiaron nueva felicidad para sus vidas. A sus dieciocho meses, un día después de una nefasta convulsión, la idiotez contaminó su alma. Luego de un tiempo, dos mellizos continuaron la tragedia y la estupidez ya vivía en cuatro seres.

Animalidad, brutalidad, bestialidad, son términos con los que Horacio Quiroga expresa la pobreza intelectual de los cuatro inocentes. Su existencia misma, comprendía para sus devastados padres un tedio insoslayable e imposible de soportar. En un principio no sabían deglutir, caminaban con dificultad y mugían estrepitosamente.

Momentos como la hora de comer, oír relámpagos o atisbar un cénit brillante encendían un verdadero jolgorio en el hogar, insoportable, por cierto.

Al cabo de un tiempo concibieron, un tanto apocados por los fatales precedentes, a una niña de gran hermosura a quien le prestaron total atención. El nepotismo exagerado por la niña, nombrada Bertita, causó el descuido de los cuatro hijos estúpidos, a quienes terminaron aborreciendo.

Bertita aprovechaba de aquella anuencia para actuar con rebeldía e insensatez, llevando el mimo y la mala crianza a sus límites. Pero sus padres lo soportaban porque ella era su única hija “con vida, lúcida” … Mientras, sus otros hijos eran tratados con brutalidad por la sirvienta, ella los vestía, les daba de comer y acostaba.

No dentro de mucho, lo que los padres de Bertita reconocían como una maldición, parecía recaer esta vez en la bella niña; una tórrida fiebre y a la vez escalofríos incesantes adolecieron su cuerpo. El pavor de los padres los llevó a la insensatez, de modo que uno al otro se culpaban e injuriaban, pues para Berta, la esposa, el padre de Mazzini, al ser enfermo y decrépito, era el culpable junto con su hijo de la estupidez contaminada en su familia. En cambio, para Mazzini, su esposa era responsable del mal en sus hijos, de su idiotez, pues los pulmones de la joven mu1jer estaban enfermos.

Luego de una larga noche, Bertita, su hija, afortunadamente se recupera por completo y la familia decide salir de paseo luego de la hora de almuerzo, para la cual ordenan a la empleada degollar a una gallina.

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