La hisoria del futbol.
Enviado por natalina85 • 12 de Septiembre de 2016 • Ensayo • 2.945 Palabras (12 Páginas) • 203 Visitas
Esta pasión loca que se lleva bien adentro
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“¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales” Eduardo Galeano - Fútbol a sol y sombra (1995)
Origen
El fútbol llegó al país por medio de los ingleses y a pesar de ser el pato, el deporte nacional de Argentina; cuando se habla de deporte, indudablemente el fútbol es el más popular.
En 1840 Llega a Buenos Aires, practicado por los tripulantes de barcos ingleses, que entretenían sus ratos de ocio en los terrenos próximos al puerto. Con el paso del tiempo se convirtió en el deporte preferido de toda la Argentina.
Los ingleses trajeron consigo algo que hacer en los ratos libres, jugar al balompié. En junio de 1867 se jugó el primer partido de Fútbol en la Argentina, en el Buenos Aires Cricket Club, en los Bosques de Palermo. Los hermanos Thomas y James Hogg convocaron una práctica del Fútbol. Es así como se fundó el Buenos Aires Football Club y se organizó el encuentro entre colorados y blancos, donde salieron victoriosos los colorados.
Así, poco a poco a partir de 1880, con la llegada del profesor Alexander Watson Hutton[1], quien implementó el deporte como materia obligatoria en los colegios, el fútbol comenzó a convertirse en el mejor pasatiempo, el más fácil y el más barato para la juventud de toda clase social, aunque en sus inicios sólo lo jugaban los ingleses en sus clubes exclusivos, los empleados del Ferrocarril y otras empresas extranjeras.
En los primeros años del siglo XX, el fútbol deja de ser de ingleses y de ricos y se comienza a despertar en la masa popular un gran entusiasmo por este deporte, concretándose con la fundación de varios clubes populares organizados en los talleres de los ferrocarriles y en los astilleros de los puertos. Muchos de aquellos clubes son hoy los pilares del fútbol nacional, como Boca Juniors y River Plate.
Tradicionalmente en Argentina, el fútbol se aprendió y desarrolló popularmente en espacios libres, denominados "potreros". Estas circunstancias permitieron el desarrollo de un estilo especial, el "fútbol de potrero", poco regulado, muchas veces masivo, sin entrenadores, capitanes ni padres. Esas condiciones promovieron un juego basado fundamentalmente en la improvisación y la habilidad individual en el manejo de la pelota, el llamado "arte de la gambeta" y el pase corto, así como un juego defensivo más físico. El potrero fue y es la escuela de las grandes estrellas del fútbol. El fútbol de potrero se caracteriza también por una mínima coordinación colectiva, por un conjunto de individualidades, cada uno se destaca, se muestra como el mejor. Este individualismo que se ve en la cancha, es propio de la cultura del país, del individualismo cultural del gaucho. El estilo de juego revela el perfil de cada comunidad.
El fútbol y la sociedad
El Fútbol trascendió su condición inicial de juego y se convirtió en un hecho cultural. Dejó de ser esa actividad de ocio de un determinado segmento de la sociedad y se convirtió en una actividad global, en una verdadera pasión de multitudes.
El fútbol retrata y representa a la sociedad, le da identidad[2]. La sociedad adquiere una condición de pertenencia, se identifica con un determinado club y sus colores. También da funcionalidad, es decir un rol; ya sea de hincha, director técnico, jugador, empresario.
La identificación que produce el fútbol es colectiva y múltiple, ya que varios conjuntos sociales se identifican entre sí, integra a las masas y las representa mediante una pluralidad de elementos que componen el ámbito futbolero, los cuales también hacen que estos grupos sociales se distingan.
La vinculación social a un club no deja de lado su imagen de origen, es decir, la representación de ciertos segmentos sociales que llevan a vincular a un equipo como popular, millonario. En este sentido uno se puede sentir identificado con el club a partir de su origen.
También la identidad puede darse por el estilo de juego que tenga el club. Los equipos tienen determinadas características y elementos (líneas de juego definidas) que atraen a los sectores de la población que se identifiquen con ellas. Los equipos pueden ser más técnicos, ofensivos, o tengan características físicas particulares. El futbol argentino es audacia, improvisación, en contraposición del juego inglés, que es más técnica y disciplina. Estas y otras particularidades hacen que se califique el estilo de juego de cada equipo según determinados estereotipos.
La identidad puede venir por la figura del jugador. El futbolista es visto de manera individual que, por su sus propias características (personalidad, posición en el juego, condición social, su técnica, etc.) representan a un conjunto social. A veces puede darse que la figura del jugador este por sobre el equipo. Por ejemplo, si Messi juega en el Barcelona muchos pueden ser hinchas de este club por el tan solo hecho que Messi juegue en él. Uno se identifica con el club pero por un jugador. También puede ocurrir que, el peso de la pertenencia al club este por sobre la figura del jugador. Ejemplo, si Tévez se va de Boca para jugar en River, es un traidor, un “vendido”. Puede darse que exista un peso del mercado por sobre el club hasta sobre el jugador. Por ejemplo, si Ronaldo usa productos Nike o consume determinada bebida, como gatorade, entonces puede ocurrir que un sector de la sociedad consuma esos productos. De este modo, el jugador ya no es identificado como tal con el club si no con una marca que publicita como modelo.
Muchas veces la figura del jugador se idealiza, al punto que; sobre todo en los niños y adolescentes copian, imitan sus estilos. Desde un corte de cabello, hasta una posición en el juego, un modelo de botín o de guante, un número, un club y ninguna de estas cualidades son excluyentes. A veces el jugador, por sí solo, lo es todo. Esto se relaciona por la propia estructura individualista muy marcada y determinada que caracteriza a la sociedad Argentina.
La identidad también puede darse por medio de los colores y del escudo del club, con ellos el hincha se identifica. Se produce un sentimiento de pertenencia, de inclusión generándose un “amor por la camiseta” que conduce a sentirse parte del equipo, expresándolo mediante frases como “hoy jugamos”, “tenemos que ganar”, y el “jugador número 12”. Se da una relación tan arraigada que, hoy en día no podemos imaginar el mundo del fútbol sin esa simbiosis entre deportista e hincha.
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