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La importancia del diálogo en la política


Enviado por   •  15 de Enero de 2014  •  Trabajo  •  768 Palabras (4 Páginas)  •  287 Visitas

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Nada se podrá hacer sin diálogo. Ni lo más, ni lo menos. Eso es algo con lo que no todos están de acuerdo. Algunos exigen líneas rojas en cuanto se habla de diálogo. Solo se puede hablar de cómo y cuándo celebrar la consulta para la independencia, dicen los de ese lado. De todo se puede hablar excepto de cualquier cosa que atente contra la unidad sagrada de la patria, responden del otro. El problema no es por tanto el diálogo que unos y otros aplauden, sino su contenido y su alcance.

Las diferencias no versan sobre lo que se puede decir cuando se dialoga sino sobre lo que está implícitamente prohibido o limitado. Todos los que trazan líneas rojas son enemigos del diálogo. Su idea del diálogo es meramente instrumental, y en consecuencia engañosa: hablar para ganar tiempo, sacar un provecho circunstancial antes de la ruptura o cargarse de razones. Ese es uno de los usos más irracionales que se pueda hacer de la razón: en vez de creer en la argumentación racional y en la dialéctica entre dos posiciones, se fía todo a la retórica de la convicción pública. Y es argumento de perdedores: solo importa aparecer cargado de razones, aunque el otro al final tenga una razón última más poderosa y eficaz.

El diálogo solo puede ser abierto y sin límites. Los que establezca la ley, alguien susurrará inmediatamente. Claro que sí. Nadie va a sentarse con la pretensión de acordar una ruptura legal con quien está obligado, como es el caso del Gobierno, de cualquier Gobierno, incluido el catalán, a defender la legalidad. Pero a la vez, si no señalamos fronteras tampoco podemos coartar el futuro: la ley está al servicio de los ciudadanos, la democracia debe ser finalmente el origen de toda legalidad, y de ahí que no debamos tener miedo a los grandes consensos y a las grandes mayorías que nos conduzcan a reformar y cambiar las leyes y la Constitución.

Creo recordar que cierto monarca le dijo a un republicano que hablando se entiende la gente y su hijo tuvo también la especial sensatez de proclamar que Cataluña será lo que los catalanes quieran que sea. La política es, ante todo, intercambio de palabras, diálogo entre las distintas partes y partidos y, si se quiere, una gran conversación dentro de la comunidad política que tiene su foro central en el parlamento, lugar de la palabra y del diálogo. ¿Por qué deberíamos poner límites entonces al diálogo?

La política es, ante todo, intercambio de palabras, diálogo entre las distintas partes y partidos y, si se quiere, una gran conversación dentro de la comunidad política que tiene su foro central en el parlamento, lugar de la palabra y del diálogo.

Si no hay límite, significa que lo que hemos dado por superado, los pactos fiscales rechazados, los estatutos amputados y las causas federales olvidadas y sin partidarios, todo puede ser objeto del diálogo. El diálogo es una segunda oportunidad, de la que se deduce que tampoco podemos

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