La impuntualidad como cultura: CULTURA DE LA IMPUNTUALIDAD

La impuntualidad como cultura:

La puntualidad se aprende ya que desde pequeños nos debemos responsabilizar con nuestras obligaciones ya que de una persona impuntual se puede deducir que no es organizada ni que tiene sentido de responsabilidad con sus obligaciones y compromisos.

No es sólo impuntualidad ya que esta al pasar los años se convierte en una cultura equivocada con la cual buscamos excusarnos, pero también en el hábito de la impuntualidad se juntan varios elementos: falta de previsión, desorganización del tiempo disponible, una actitud egoísta que obliga a los demás a los horarios del impuntual.

A veces no es solo impuntualidad, es también ausentismo. << El “Voy a hacer todo lo posible por ir” tradicionalmente ya anticipa el plantón, la inasistencia, de una manera sutil, y suele ser una forma política de decir que el invitado no irá, cuando podría muy bien comunicar de forma asertiva y anunciar que no puede o no quiere ir>> Kohls (2014).

El ausente por lo general en el siguiente encuentro ni siquiera menciona el tema y, si llega a tocarse, opta por el también tradicional “Es que me olvidé”, o alguna otra excusa inventada al vuelo, pero casi nunca una disculpa honesta. Es también usual que nunca se le confronte al incumplido para saber si en el futuro se podrá contar o no con él.

La Interacción humana y tiempo es << por ejemplo, la inclinación de la cultura estadounidense por el “control del tiempo” y la inclinación presente en otras culturas (como la nuestra) a valorar más lo que él llama la “interacción humana”>> Kohls (2014). Esto quiere decir quedarse charlando, bromeando, tomando café con los amigos y colegas es una práctica común en nuestro medio, positiva y agradable en algunos momentos pero totalmente impropia en otros, especialmente en horas de trabajo.

En ciertas actividades esta práctica no sólo es impropia sino que raya en la negligencia cuando, por ejemplo, es común ver a médicos y enfermeras en las salas de emergencia charlar despreocupados del dolor que les rodea. Desde el punto de vista de la óptica del “control del tiempo”, se puede entender mejor los supervisores y administradores que deben lograr que se hagan las cosas, que la empresa “rinda”.

Aunque también es común ver que muchos se hagan de la vista gorda para “no perder amistades” ó “no ganarse enemigos”. Esta actitud de tolerancia provoca el descuido del trabajo y perjudica la atención a los usuarios y clientes y con esto perjudica gravemente a la empresa.

El control y sentido del tiempo, cambia dependiendo del lugar y de las personas quienes han visitado o vivido en países industrializados, han experimentado la dificultad de organizar visitas a amigos y familiares en esos lugares. Por un lado, están las grandes distancias y por el otro la queja común de los residentes de falta de tiempo a causa de sus trabajos, lo que obliga a planificar cualquier encuentro con semanas o meses de anticipación. Y cuando acontece, la reunión debe enmarcarse en un horario definido, lo cual no deja de parecernos a veces extraño, indebido, exagerado, porque mentalmente comparamos nuestras reuniones con éstas.

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