La mayoría de los gurús de las finanzas personales
Enviado por losada74 • 5 de Septiembre de 2012 • 731 Palabras (3 Páginas) • 601 Visitas
La mayoría de los gurús de las finanzas personales te dirán
que para tener mejores cuentas debes empezar por analizar
tus ingresos y tus egresos, hacer un presupuesto, priorizar,
ver dónde recortar… por supuesto que esto funciona, pero
no vamos a empezar por ahí —lo haremos después, no te
preocupes. ¡Cha chán! ¿Y eso por qué? Pues simplemente porque
ordenar tu vida financiera cuando no has visto un solo
resultado puede ser poco inspirador y un relajo.
En ocasiones, pequeños avances pueden ser la motivación
para tener las ganas y la paciencia para sentarse a checar
voucher por voucher, anotar nuestros gastos de todo un
mes, quitarle aquí, ponerle allá, etcétera, para hacer el famoso
presupuesto.
Quien no esté de acuerdo se va directito al Capítulo 3 y
luego regresa. Quien sí, quédese leyendo.
Hagamos memoria, remontémonos a aquellos ayeres —que
para algunos literalmente fue ayer y para otros casi siglos—
en los que éramos unos pequeñuelos estudiantes sin trabajo
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ni sueldo… claro, a menos que cuentes como trabajo eso
de ser hijo, donde algunos ganan desde medio salario mínimo
mensual hasta sueldo de ejecutivo, dependiendo del
jefe, bueno del papi.
¿Recuerdas que la mesada bastaba para el cine, el CD o
el cambio anual de gadget reglamentario?, y estirándole un
poco, hasta para los regalitos del susodicho o la susodicha.
Yo no sé si es producto de una extraña obra de magia negra
financiera, pero a la mayoría le alcanzaba más el dinero entonces,
que después de entrar a su segundo trabajo.
Alguna vez en Twitter alguien me escribió: “¿Me creerás
que llevo más de un año con sueldo y $0 ahorrados?”, y no
sólo le creí, de hecho, es de lo más común.
Una de mis adoradas amiguitas, víctima favorita para balconear
gracias a sus inexistentes hábitos de planeación financiera,
me confesó durante un concierto que pese a su
flamante trabajo de abogada en un tribunal, no tenía ni un centavo,
ya no digamos en un fondo de inversión o una cuenta de
ahorro… ¡Vaya! Ni en la alcancía de cerámica del mercadito.
Mi shock provenía, justamente, de que todas mis amigas
de la prepa y yo empezamos a trabajar en el mismo año (más
o menos a la mitad de la carrera o casi acabando), entonces
ella triplicaba, literalmente, nuestro sueldo de becarias porque
ya era funcionaria respetable.
Bueno, entre compritas, comprotas, ganarse a pulso ser
cliente consentida de su salón de belleza y viajecitos, se le
ha ido el sueldo entero, desde el primer empleo,
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