La primera carta a los tesalonicenses nos habla sobre el día del Señor y que sería pronto

La primera carta a los tesalonicenses nos habla sobre el día del Señor y que sería pronto.

En los primeros capítulos nos relata que nosotros no podemos vivir son Dios, Él es el aire que respiramos, nuestra agua y alimento. Nosotros debemos amar a Dios por sobre todas las cosas un amor ágape tan perfecto como el que Cristo tuvo esto involucra tener Fe de saber que trabajamos para el rey y tiene un propósito, recordar que todo lo que hacemos debe ser en ese amor que Dios nos ha dado y ser pacientes esperando con esperanza y soportando ante cualquier situación.

Debemos estar conscientes que como cristianos podemos padecer de burlas, de maltratos e incluso arriesgar nuestra propia vida por amor a su mensaje. Es lo que nos marca el versículo dos de los padecimientos de Pablo, su historial de encarcelamientos y padecimientos a causa del evangelio. Por estas causas se decían cosas malas de el en Tesalónica le acusaban de loco, falso maestro y vividor del evangelio. Como mencione antes estas son algunas de las cosas que como ministros de cristo podemos padecer y la biblia nos muestra el ejemplo en Pablo, como sabemos la palabra es de todos los tiempos y por tanto sabemos que esto que padeció Pablo también puede pasarnos a nosotros.

La fe cristiana sabemos que no es fácil porque siempre hay oposición y es por parte de aquellos que no quieren oír el mensaje, no quieren haré la voluntad de Dios. En la carta habla de los pecados de los judíos y que es por esa razón  que persiguen a los cristianos. Otro factores el celo, por no querer compartir con ellos el amor de Dios.

Como ministro podemos encontrarnos con situaciones difíciles y el enemigo siempre nos pondrá obstáculos, pero nuestra mejor recompensa es ver vidas transformadas por el amor de Cristo, y eso de lo que nos habla Pablo tuvo obstáculos para ir pero al final del día marco a los tesalonicenses como su corona pues su mayor alegría era mirar como crecían en el amor y en la enseñanza de Cristo en sus vidas.

La mayor recompensa no es oro o reconocimiento, está en saber que formamos parte en el crecimiento del caminar cristiano de alguien.

Se habla de cómo ha de ser el pastor, aquel que cuida de la iglesia, ha de tener amor por las personas, espera el fruto de la fianza que ha dado, está dispuesto a ayudar al pecador y al necesitado, siempre hay gozo de ver que las personas crecen y permanecen firmes en la fe y lo que nunca debe faltar es que es constante en la oración por la iglesia.

La oración nos habla de comunicación y relación con Dios, sabes que necesitas de Dios para todo lo que deseamos realizar, esto lo sabía Pablo pues Por ello puso en manos de Dios su ida a Tesalónica, las personas de ese lugar y su propia vida.  

Cuando se llega al cristianismo tenemos formas de pensar entonces conocemos una verdad y nuestra vida comienza a cambiar. Esto es lo que sucedió en Tesalónica, la corriente sobre el matrimonio y las relaciones entre hombres y mujeres era casarse para divorciarse y divorciarse para casarse, no existía una moralidad sexual entonces al llegar el cristianismo enseña una pureza por lo que los que se convertían al cristianismo cambiaban su mentalidad, lo mismo sucede hoy en día, cambiamos la mentalidad y nuestro estilo de vivir al que está en el mundo mostrando una diferencia y trayendo la luz de Cristo, su pureza y santidad a la tierra.

Los tesalonicenses tras la predicación de Pablo sobre la segunda venida entraron en pánico dejando sus trabajos esperándola venida de Cristo. Pablo al ver esta situación les dice que aun que no sepan el día ni la hora ellos debían esperar la hora de su llegada trabajando sin dejar de hacer sus labores porque Cristo vendría por ellos aunque estuvieran trabajando, no debían encerrarse por el contrario debían salir a predicar de Cristo a los del mundo. Así mismo nosotros no sabemos el día ni la hora pero debemos de esperarlo ansiosos mas no encerrados, compartiendo de Él y continuando con nuestras actividades mostrando a los demás a Cristo en la excelencia de nuestro trabajo.

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