La psicología del egocentrismo, la filosofía del materialismo y la Economía inconsciente

La psicología del egocentrismo, la filosofía del materialismo y la Economía inconsciente

Se dice que cada ser humano es un mundo diferente, actuamos dependiendo al entorno donde fuimos creciendo, tomamos decisiones que se nos establecieron que serían las indicadas para cubrir nuestras necesidades, deseos, aspiraciones, creencias, etc. Y sin importar que a la final todos nosotros compartamos la misma naturaleza humana, siempre nos vamos a catalogar diferentes unos de los otros. Y como lo dije anteriormente esto se debe a que nos hemos impuesto que somos de tal manera o que debemos ser de tal forma, gracias a que nos identificamos con lo que se nos impone que veamos, que leamos, que aprendamos, no tomamos acción al momento de tomar una decisión ya que la sociedad que te rodea a impuesto, sus normas, reglas, costumbres, mucho antes de que existieras, y la consecuencia de aquello, es que ya nos idealizamos de una manera en la que no permitimos que nuestra mente o pensamiento se expande más allá de lo que nosotros determinamos que es pertinente, tenemos la tendencia a inclinarnos por lo que nos beneficiara y cuando no sucede aquello nos vamos en contra de todo ya que no sale como nosotros esperamos, ya que rompe la línea por la cual habíamos trazado nuestra vida, no logramos ser imparciales, ser razonables, muchos dirán que es la elección más fácil el no buscar más alternativas sino que solo elegir una y con esa seguir hasta alcanzar el propósito visualizado pero al contrario no es la más fácil sino es la que nos va a dar “el mayor beneficio” y el que no ha experimentado o no fue educado al mismo estilo de aquel que hizo esa elección nunca entera el porqué, la razón de haber elegido esa opción habiendo tantas alternativas.

Se vuelve difícil luchar contra lo que ya se estableció, con lo que ha marcado tu vida desde el comienzo pero depende de cada quien cambiar ese hecho, descubrir que nos depara la vida, para que estamos en este mundo, no competir diariamente con los demás sino con uno mismo.

Desarrollo

El ser humano se caracteriza por poner sus ideales primero, pero muchas veces se pasa del límite de pensar para sí mismo y es donde cae en un egocentrismo que hace saciar su propio interés, y que para lograr esa satisfacción pone como prioridad sus deseos , eso hace que su realidad se distorsione, la cual no lo hace participar en una comunidad o sociedad con pensamientos y actitudes diferentes en las que este puede desenvolverse y adsorber ciertas ideas positivas, sino que al contrario para el solo prevalece el yo y nadie más que yo, lo que ocasión que se sumerja en un vacío constante, donde la felicidad es momentánea ya que para este nada ni nadie a su alrededor es suficiente para él, y de hecho comienza a sentir tristeza pero está en vez de ayudar lo único que hace es enaltecer más su actitud de siempre yo , todo para mí, etc., ya que alimenta su egocentrismo, se vuelve cotidiano ese estado de ánimo, el cual es un círculo vicioso que no lo deja observar más allá de lo que quiere ver, provocando una inestabilidad emocional, que la consuelan con más ego. Personas que pretender ser mejores hasta el punto de creer que pueden manejar la vida de otros, cuando en realidad ellos no pueden manejar ni su vida, crean un mascara de grandiosidad, de éxito, que solo vive de apariencia y enfrentan la vida impulsivamente y mecánicamente cada vez que sienten que nada les va a salir como quieren, que no se beneficiaran de aquello; adaptan las circunstancias dependiendo de sus creencias, ideas o experiencias, son de mente cerrada donde hacen enfoque de su paradigma que no es más que buscar el mayor beneficio, si considerar nuevas alternativas. Enfrentar la vida o situaciones difíciles no es algo que hacen comúnmente los egocentrista al contrario al no encontrar la solución que les convengan, se ahogan en una tristeza inmensa al punto de sufrir, no construyen una actitud luchadora o una conducta más eficiente.

Cada persona guarda un lado egocentrista, cada vez que nos miramos al espejo resaltamos parte de nosotros y la vez nos quejamos, pero la cuestión no es quejarse sino preguntarse la razón que ocasione que yo me queje de mí mismo,

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