La reserva de Chaparrí, el primer santuario privado en el país
Enviado por jean2012 • 2 de Diciembre de 2012 • Informe • 484 Palabras (2 Páginas) • 497 Visitas
Corría el año 1969 cuando un antiguo morador de la comunidad de Chongoyape (Chiclayo) se comunica con el entonces joven fotógrafo naturalista Heinz Plenge para avisarle que había cazado un oso de anteojos en una zona cercana al cerro Chaparrí. Un año después, Plenge vuelve a la zona y queda maravillado con el paisaje y el entorno natural y establece un lazo afectivo que con el paso del tiempo se volvería fundamental para su vida.
Ya en 1998, Plenge regresa a Chaparrí con pocas esperanzas de encontrar un hábitat conservado, pero se lleva una grata impresión al ver que la mayoría del ecosistema se encontraba intacto y se podía observar diversas especies de animales como osos, venados, gatos monteses y pavas aliblancas entre otros. Al ver la voluntad de los comuneros de ceder parte del bosque para fines de conservación, decide poner en marcha el proyecto de la creación de un área de protección del entorno natural.
Luego de una ardua campaña de motivación y concientización, los comuneros de Santa Catalina acordaron en asamblea general el día 10 de enero de 1999, ceder más de 30 mil hectáreas de sus tierras para fines de conservación, quedando anuladas las actividades agrícolas y ganaderas en esa zona. De esa manera nace pues, la reserva de Chaparrí, la primer área de conservación privada en el país.
El área de conservación -a la cual se accede gestionando visitas guiadas exclusivamente por los comuneros y en grupos de no más de 20 personas para no alterar el medio ambiente- ofrece al visitante la posibilidad de entrar en íntimo contacto con la naturaleza. Así, podemos disfrutar del olor de diversas especies de árboles y plantas, del desplazamiento juguetón de los gatos monteses, de la coquetería de la pava aliblanca, de la mirada cautelosa de un zorro o del tierno galopar de un venado.
Pero también observamos de manera descarnada la barbarie a la que es capaz de llegar el ser humano, una barbarie que los comuneros de Chongoyape quieren subsanar. A lo largo de la extensión de la reserva de Chaparrí viven varios osos de anteojos, siete de ellos en estado de semicautiverio. “Daria”, “Tongo” y “Domingo” son tres de los ejemplares que están en permanente protección. Ellos, sufrieron la brutalidad de los que fungen de domadores de fieras y actualmente se recuperan de las heridas que les inflingieron. Mandíbulas desviadas, tabiques rotos y colmillos quebrados son sólo algunas de las evidencias del maltrato recibido en los circos.
A mitad del recorrido que realiza el visitante por la reserva de Chaparrí hay una pequeña poza con peces rodeada de árboles. Al extremo izquierdo, un panel se levanta imponente. Una inscripción dice: “Descubre aquí a la especie que muchas veces es la gran amenaza”. Al levantar el trozo de madera que cubre esa especie, hay un espejo: Uno ve el reflejo del mismo ser humano. Como
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