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La salud en el trabajo y las resistencias en el neoliberalismo mexicano.


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2016  •  Apuntes  •  1.478 Palabras (6 Páginas)  •  298 Visitas

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Resistencias en el trabajo del call center y neoliberalismo

La posmodernidad se puede comenzar a vislumbrar en México con la materialización en política del modelo neoliberal, implantado a fines de los años setentas, que tiene énfasis tecnocrático y globalizador; pretendiendo desmantelar la protección y regulación del Estado y cediendo camino al libre mercado. Siendo los dueños del capital quienes dirijan el crecimiento económico del país.

    En las manos de los poseedores del capital quedó gran parte de la nación pero no sin esperar una remuneración importante, la privatización de las telecomunicaciones y una cadena de despojos subsecuentes para los que no había preparación alguna. Al mismo tiempo, la instauración de nuevos modos de producción con nuevas especializaciones (parcialidades del saber) y mayor nivel de precarización con sabor a esclavitud.

García (2002) dice al respecto: “la sociedad fue montando las máquinas disciplinarias: arrasó el espacio, lo ocupó y lo cercó…implantó a los sujetos en su interior y los obligó a la permanencia; les asignó lugares específicos, les distribuyó funciones…los coaccionó a determinados ritmos, a la repetición regulada de ciertos gestos (p.61).”

    Para esto me resulta necesario hacer una invitación a la reflexión sobre ¿cómo crea el capitalismo sus nuevas formas de conocer para explotar cada vez con más fuerza al trabajador? Porque de alguna fuente debe brotar mayor plus valor, y la materia prima de carne y hueso, se repone más rápido que la mina. Así que al menos de esta forma justifican las invasiones mercantiles, por el control de la propiedad de los recursos naturales que aseguran una producción-venta-consumo con posteriores entradas de números negros a los libros contables.

    Ya que reventaron al mundo (y al país en específico) por la propiedad de los medios y la materia prima, tienen que sacar más de lo que invirtieron pero ¿cómo? Pues estudiando, los movimientos y tiempos del cuerpo humano mientras realizan la tarea encomendada; mientras se especializan en partes en lugar de un todo. Así logran conocer no sólo una nueva forma de agilizar el producto terminado, sino de un nuevo método de control social, el reconocimiento del hombre como un hombre productivo; quien no es productivo es otra cosa, tal vez un inadaptado social o un loco para el que no hay cabida en el mundo.

    Como el trabajo moldea en su forma física y mental al hombre es que se puede inferir que influye en nuevas formas de enfermar de cuerpo y mente. Y es aquí donde el control hegemónico social es muy peculiar, porque es mejor morir de un infarto por ser súper productivo que morir demente, es decir, sin las ataduras del reloj checador y viviendo para lograr la cuota de productividad.

    Este ejercicio del poder que tienen los capitalistas repercute directamente en la salud de los trabajadores, generándoles no sólo un malestar general, sino también la necesidad de resistirse ante la deshumanización.

    Existen tantos ejemplos de trabajadores en esta situación como granos de arena en un reloj, así que me atreveré a tomar el caso particular de aquellos que laboran en un call center. Los de las líneas de enfrente, los que contestan llamadas de gente: encanijada, frustrada porque el sueño que compró no le satisface, porque el que contesta tiene el deber de resolverle la vida; desde un no tengo para pagar hasta un no sé cómo usar lo que compré.

    Vale la pena recordar que no hubiera sido posible la incursión de los call centers sin que la apertura económica casi les pusiera establecimiento, es decir, los trabajadores mexicanos están trabajando a destajo para un X capitalista que quiere sacar más por menos. Impone mayor carga de trabajo, menos descansos, mínimas o nulas prestaciones y por supuesto máxima calidad con paga miserable por una jornada extenuante; sin saber si mañana habrá suficiente trabajo como para permanecer todo el día en el centro laboral.

    Por ende la contratación pone especial atención en sujetos jóvenes, a los que se les vende como una forma divertida de ganar dinero practicando el idioma inglés con gente de otro país. ¡Así o más globalizado! ¿Divertido? Tal vez si fuera un libre discurso, no uno como receta de cocina (paso uno salude como idiota, paso dos ofrezca ayuda aunque no sepa que rayos hacer) y por si fuera poco exponiéndose al racismo. Si racismo por teléfono, a lo que se excusan los contratantes con frases como: ni los conoces y jamás los verás en la calle, no les hagas caso. Así que el trabajador debe actuar como bipolar donde está enojado, estresado, frustrado y sonríe amablemente al contestar el teléfono a un nuevo patán sabelotodo en otra latitud del planeta. La máquina les otorga su identidad (García, 2002).

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