La supremacía de la ley con respecto al juicio casuístico del gobernante

La supremacía de la ley con respecto al juicio casuístico del gobernante reside en su generalidad y en su constancia, en no estar sometida a lo variable de las pasiones.

En el gobierno de las leyes se entienden dos cosas diferentes pero vinculadas: el gobierno sub lege y el gobierno per lege. En el primer caso estamos hablando del ejercicio del poder sometido a un orden jurídico preestablecido a diferencia del gobierno per leges que se refiere al momento mismo en que emana una constitución escrita.

Bobbio comienza explicando el interrogante que siempre ha existido, de si ¿es mejor el gobierno de las leyes o de los hombres?

Según el autor, para darle respuesta a este interrogante, se deben tener varias variables o factores en cuenta. Se debe tomar en cuenta cuáles y cuántos son los encargados de gobernar, y otra variable es la manera o modo en la que llevan a cabo su labor. Lo anterior es lo que definirá un buen o mal gobierno.

Para Bobbio en los servidores de la ley o los que gobiernan recae la salvación de la ciudad o en contraste la destrucción de la misma. Este autor hace una clara diferenciación respecto a este tema; si la ley está sometida a los gobernantes y no hay una clara autoridad de la ley, entonces la ciudad esta pérdida. Pero, si la ley está por encima de los gobernantes y éstos se guían estrictamente por ella, la ciudad triunfará y se salvará.

Otro aspecto expuesto por Bobbio es el de si es más útil ser gobernado por el mejor de los hombres o por la mejor de las leyes. Pues para este autor, las leyes son generales, pero en casos particulares no funcionan de la mejor forma. Las normas escritas son necesarias para los gobernantes ya que las leyes no pueden abarcar todos los casos que existen, es debido a ello que el gobernante debe intervenir, y lo debe hacer de la forma más correcta y sabia, por lo tanto la elección del gobernante es de suma importancia, porque éste debe tener la moral y el respeto por las leyes existentes para no ejercer su poder de forma errónea y para intereses personales, sino de una forma equitativa para con toda la sociedad.

Bobbio concluye en este punto, de alguna forma, diciendo que a lo largo de los años lo que ha prevalecido es el gobierno de las leyes.

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