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La tipología de la biografía autorizada


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2014  •  Trabajo  •  2.046 Palabras (9 Páginas)  •  217 Visitas

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Tipología[editar]

Hay pocas diferencias entre las biografías de muy distinto sesgo; una, por ejemplo, es legal: la que existe entre la biografía autorizada, aquella que ha sido sometida a la censura del personaje cuya vida expone, y la biografía no autorizada, la que ha sido escrita con libertad por su autor y frecuentemente contra los deseos del biografiado.[cita requerida] La biografía autorizada suele estar compuesta por un ghost writer o "escritor fantasma", por lo general un periodista, cuando el personaje biografiado no puede redactar sus propias memorias, fundándose en conversaciones con el personaje, en cintas magnetofónicas, o en un borrador o documentos suministrados por él, a los que da forma de relato en primera persona y, más raramente, en tercera.

La autobiografía es la biografía escrita por el mismo personaje de quien habla el relato, en primera persona y sin ayuda exterior. Un tipo especial en la misma lo constituyen los diarios íntimos que escribe un autor con el propósito de desahogarse y sin ninguna regularidad cronológica; a este género pertenecen las Meditaciones del emperador y filósofo Marco Aurelio, las Confesiones del cristiano San Agustín de Hipona o el Diario íntimo de Unamuno.

Las memorias, por el contrario, constituyen una reseña de la actividad de una persona también por ella misma, pero solamente durante un lapso determinado de años y no en su totalidad, ya que la intención de este subgénero es ante todo ofrecer un testimonio de ciertos hechos como testigo o participante, hechos a los que asistió el autor pero desde un punto de vista externo a los mismos, y muchas veces sin involucrarse en ellos.

Dentro del género autobiográfico pueden ponerse también los diarios o dietarios, que recogen los hechos de la vida de una persona por ella misma con una cierta periodicidad, y los epistolarios o colecciones de cartas escritas por un autor, que en su manifestación más completa pueden incluir también las que recibió. Los libros de viajes suelen contener, también, abundantes elementos bio o autobiográficos, muchas veces ceñidos a la subjetiva interpretación de los hechos.

El relato testimonial o memorial es un tipo de informe cuya tendencia objetiva puede muchas veces contaminarse con lo autobiográfico. El relato de la vida de los santos, en la tradición del cristianismo se denomina hagiografía, cuando narra la vida de varios santos, como es el caso del Flos sanctorum o La leyenda dorada. También existe la falsa autobiografía, en la que una persona se reinventa a sí misma de la forma que hubiera deseado ser o no ser, a veces incluso escrita por un otro, como por ejemplo Marcel Schwob, y la biografía ficticia de personajes que no han existido.

Trayectoria del género[editar]

Como género literario, el término data del siglo XVII y con él se denomina a un género autónomo cultivado desde la Antigüedad en forma de vita o vida. En sus comienzos, ya desde las Vidas Paralelas de Plutarco o de las obras biográficas compuestas por Cornelio Nepote o la Historia Augusta, la biografía respondía a un propósito edificante y moralizador, por más que haya excepciones como las de Suetonio y sus Vidas de los doce césares; esta orientación ética y educativa siguió dominando durante la Edad Media, en la que se compusieron sobre todo biohagiografías o vidas de santos; la más famosa colección de estas fue La leyenda áurea de Santiago de la Vorágine, pero fueron muy numerosos también otros repertorios, incluso en el mundo árabe, donde escandalizó el de Ibn al-Abbâr por incluir también biografías femeninas. Igualmente se compusieron numerosas Vidas de trovadores provenzales, y en el siglo XV, imitando a Plutarco, breves semblanzas por parte de Hernán Pérez del Pulgar y Fernán Pérez de Guzmán.

Es en el Renacimiento, a causa de su antropocentrismo, cuando comienza en Italia el estudio de personas ilustres en su individualidad y se sustituye la teocéntrica vida de santos por la semblanza de destacados personajes de la vida civil, militar o artística; contribuyeron a esta concepción de la biografía Giovanni Boccaccio, Giovanni Villani y bastante después Paulo Jovio, Maquiavelo, Giorgio Vasari y Gédéon Tallemant des Réaux. Posteriormente, en el Romanticismo el género biográfico toma dos direcciones diferentes: profundiza en la vida psíquica del biografiado o busca, por encima de todo, la amenidad literaria, sacrificando la verdad del personaje.

Más adelante, merced a la metodología del Positivismo, se acrecentó el ansia de documentación sobre el personaje (búsqueda de manuscritos, diarios, correspondencia, etc.) como elementos básicos de la narración biográfica, así como el afán de situar al biografiado en su auténtico medio histórico-social. Todavía, sin embargo, se escribieron biografías de fuerte sesgo literario, como las de Chesterton sobre grandes figuras del Catolicismo, las irónicas e impresionistas de Lytton Strachey (Victorianos eminentes, Biografía de la reina Victoria), o las de Stefan Zweig, Emil Ludwig y André Maurois.

Biógrafos españoles[editar]

El género de la biografía ha sido cultivado de forma asidua por algunos autores españoles, pero no tanto el de la autobiografía, aunque de este subgénero haya ejemplos tan antiguos como el de Leonor López de Córdoba, una poderosa dama que murió en tiempos de Juan II y redactó una interesantísima reseña de su vida a fines del siglo XIV. En el siglo XV destacan las semblanzas plutarquianas de Fernán Pérez de Guzmán y Hernán Pérez del Pulgar. Ya en el Siglo de Oro, destacó como biógrafo de artistas Francisco Pacheco, Fernando Pizarro y Orellana como biógrafo de conquistadores de Indias y el jesuita Juan Eusebio Nieremberg como biógrafo de santos; Santa Teresa de Jesús y San Ignacio de Loyola nos dejaron esbozos autobiográficos en el siglo XVI. Destacan las autobiografías de soldados españoles, como las de Bernal Díaz del Castillo, Alonso de Contreras o Diego Duque de Estrada, o las de aventureros como Pedro Ordóñez de Ceballos, así como las amplias reseñas memoriales de los Cronistas de Indias, entre las que destacan las Elegías de varones ilustres de Indias (1589), de Juan de Castellanos, escritas en octavas reales; no se olvidaron tampoco las mujeres: el fraile Pedro Pablo de Ribera escribió en italiano Glorias inmortales, triunfos, y heroicas hazañas de ochocientas cuarenta y cinco mujeres ilustres antiguas, y modernas (Venecia, 1609).

La Real Academia de la Historia, desde su fundación en el siglo XVIII, tuvo entre sus propósitos principales elaborar un gran diccionario o repertorio biográfico

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