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Las Actividades Ecodeportivas


Enviado por   •  12 de Julio de 2012  •  5.713 Palabras (23 Páginas)  •  1.260 Visitas

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LAS ACTIVIDADES FÍSICO-DEPORTIVAS EN LA NATURALEZA Y LA INDUSTRIA TURÍSTICA

RESUMEN

El turismo deportivo es un mercado en expansión y representa grandes beneficios económicos a nivel local, nacional e internacional. En este tipo de turismo la actividad deportiva y recreativa constituye una parte fundamental, pues, cada vez más, el turista desea participar activamente en sus vacaciones. Resulta de gran interés estudiar la relación de estos dos fenómenos cuando se realizan en la naturaleza. En este artículo se analizan diversas investigaciones desarrolladas tanto en Europa como en Estados Unidos acerca del impacto socioeconómico de estas prácticas de turismo activo en la zona que se desarrollan y proponiéndose nuevos enfoques para continuar este tipo de estudios. Al margen de los beneficios sociales, culturales, etc., las actividades relacionadas con estas prácticas generan grandes impactos económicos, concluyéndose, que el gasto realizado por un turista activo repercute mucho más en la renta y el empleo locales, que ese mismo gasto realizado por un turista tradicional.

Palabras clave: turismo activo, actividad físico-deportiva, medio natural, senderismo, excursionismo.

1. INTRODUCCIÓN

En las sociedades desarrolladas el poder viajar, o “desplazarse”, se ha extendido a las masas y a todos los sectores de población, adquiriendo una gran importancia social, económica y cultural, además de provocar el interés de la comunidad científica. Como expone Armadans (2002), la actividad de ocio-turístico presenta múltiples dimensiones en que puede ser analizada e interpretada (temporal, económica, social, cultural, etc.), además de considerar que estamos ante un fenómeno “complejo” de las sociedades avanzadas.

Los antecedentes históricos del viaje turístico se pueden situar, de forma general, en los primeros desplazamientos turísticos realizados durante los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX, por parte de clases sociales privilegiadas económicamente y exenta de imperativos de trabajo (Alvarez Sousa, 1994; Lickorish, 1991). Estos viajes se establecieron como una práctica basada en un hecho social de desplazamiento que reunía principalmente finalidades políticas, culturales y de diversión (el “grand tour” y el “petit tour”, y el “tourism” reservado para la práctica del viaje por placer). Con ello, asegura Armadans (2002), también empezaron a sentarse las bases etimológicas de lo que sería el concepto moderno del turismo y la denominación turística actual. El siglo XIX fue testigo de grandes cambios sociales, de una gran expansión económica, seguida de una revolución industrial y científica, incluso mayor, en la segunda mitad del siglo XX. El turismo fue uno de los principales beneficiarios, para llegar a ser considerada, a finales del siglo, la mayor industria del mundo.

La industrialización de la sociedad se tradujo en grandes comodidades para los habitantes de las ciudades y una de las consecuencias es que las zonas rurales protagonizaron un progresivo abandono de sus habitantes por razones de trabajo y en busca de una mejor calidad de vida “urbana”, “escapando de la relatividad temporal de lo climático y acogiéndose a la seguridad y estabilidad rutinaria, consecuencia del dominio y control del hombre sobre lo natural” (García Montes y Rebollo, 1994, p. 71). Con el paso de los años esta situación se ha invertido y aquellos “pueblos fantasma”, como consecuencia de la huida a la urbe, vuelven a ser hoy el objetivo de muchas personas que, escapando de las nuevas incomodidades de la ciudad (ruidos, polución, largos trayectos, dificultad de transporte, estrés, etc.), demanda el retorno a lo natural, salvaje, artesano y tradicional. Ante esta situación los espacios rurales aparecen como una fuente de riqueza potencial para la economía de nuestro entorno natural. Entre los diferentes recursos de explotación se incluye lo deportivo como oferta turística (Dienot y Theiller, 1999; García Montes, 1996).

El turismo, definido por Santana (1999, p. 48) como ”... el conjunto de relaciones y fenómenos producidos por el desplazamiento y permanencia de personas fuera de su lugar de domicilio en tanto que dichos desplazamientos y permanencia no estén motivados por una actividad lucrativa”, asume hoy en día una dimensión mundial de relevante importancia. Una de las mayores controversias que genera su estudio es comprender y diferenciar las causas de los efectos que intervienen en su origen y posterior desarrollo como actividad de ocio moderna. Resulta dificultoso delimitar claramente los contornos del mismo porque están implicadas razones socio-económicas, pero también técnicas, políticas, sociológicas, medioambientales, etc., que, como es lógico, tuvieron un papel decisivo en su génesis en un determinado momento histórico (Mouriño, 2001; Santana, 1999).

Sin entrar en controversias en cuanto al origen social de este fenómeno -el turismo-, en su concepción moderna, es una actividad económica del sector terciario. A partir de los cambios en los valores de la sociedad, en la postmodernidad, con el incremento del “culto” del ocio, Khan (citado por Vieira, 1997) afirma que se puede considerar como parte de un cuarto grupo de actividades económicas, que incluye todas las actividades vinculadas al ocio: las actividades cuaternarias.

A finales del siglo XX, la dimensión del turismo como actividad económica era muy importante; ya en 1992, Pires (citado por Pereira y Félix, 2002), afirmaba que en el año 2000, ésta sería, seguramente, la mayor industria europea, lo que vino a reforzarse por todos los análisis y previsiones de la Organización Mundial del Turismo.

Trigo (1993) apunta los numerosos factores que han sido responsables de este desarrollo, de este “boom” turístico, pues se ha transformado en una actividad de masas, con una gran relevancia económica a nivel mundial: los progresos tecnológicos, que han permitido mejorías en los medios de transporte, vías de comunicación y producción industrial; nuevos recursos a nivel de las ingenierías y arquitectura, que han revolucionado la construcción civil; los aumentos de la calidad de vida y del tiempo libre, este último como consecuencia de factores como la reducción del horario de trabajo, la antelación de la jubilación, el retraso en la entrada en el mundo del trabajo y el aumento de los días de vacaciones pagados; y los nuevos valores adoptados por la sociedad denominada postmoderna. Así, al constituirse el turismo como una de las más importantes actividades de final del siglo XX consecuencia, como indica Dumazedier (2000), del surgimiento de las sociedades del tiempo libre, ha de

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