Las Consecuencias De La Permisividad Social De La Violencia En La Vida De Las Mujeres
Enviado por Lauraita • 11 de Noviembre de 2012 • 5.012 Palabras (21 Páginas) • 746 Visitas
• Según la Encuesta Nacional de Violencia contra las Mujeres, realizada por la Universidad de Costa Rica en el 2003, un 58% de las mujeres de este país reportan al menos un incidente de violencia física o sexual después de los 16 años.
• El año pasado murieron en Costa Rica 38 mujeres, víctimas de femicidio, es decir de homicidio por razón de su género y este año, en poco más de tres meses, ya contabilizamos 13 femicidios. Sin embargo, el Poder Judicial sólo contabiliza 2, porque se están llevando las estadísticas desde la norma restrictiva de la Ley de Penalización de la Violencia contra las mujeres, que sólo se aplica en el ámbito del matrimonio o las uniones de hecho.
• El Poder Judicial recibió en el año 2009 un total de 52.104 solicitudes de medidas de protección en el marco de la Ley contra la violencia doméstica
• Los casos de hostigamiento sexual del Ministerio de Seguridad Pública aumentan, al punto que, de las 130 denuncias recibidas por la Defensoría de los Habitantes, 47 correspondían a dicha institución. Sin embargo, el ministro Tijerino, se permite afirmar que se está haciendo “alharaca” cuando se habla sobre el tema.
Los datos anteriores deberían ser suficientes para prender las luces de alarma ante la violencia contra las mujeres; no obstante, parecería que se conjugan factores estructurales, culturales y personales, para que se haga cada vez más difícil sancionar y erradicar la problemática.
Costa Rica firmó y ratificó en 1995 la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como Convención de Belém do Pará. Este instrumento internacional, ratificado por el Estado Costarricense, establece un conjunto de obligaciones, como tener legislación específica para sancionar la violencia contra las mujeres, tener planes de acción, pero también establece la obligación de adoptar medidas para modificar los patrones socioculturales que legitimizan o exacerban la violencia contra la mujer.
Los datos estadísticos revelan poco del dolor, las revictimizaciones y los estragos que la violencia contra las mujeres produce en la vida de quienes la sufren, por lo que quiero compartir algunas historias de agresión, para analizar cómo incide en las mismas la permisividad social de la violencia contra las mujeres:
Una adolescente de 15 años fue asesinada el 12 de enero de este año por su padrastro. Un reportero dijo que “un conflicto pasional” había ocasionado su muerte, mientras que un medio de comunicación escrito llegó a afirmar que el padrastro “la pretendía”.
En esas simples frases se enmascara la realidad de la violencia contra las mujeres. Un femicidio no es un lío pasional, es violencia. Pero además, un padrastro que “pretende” a una niña de 15 años es un abusador sexual.
La más drástica de las consecuencias de la permisividad social de la violencia contra las mujeres es el femicidio, es decir, la muerte de mujeres en razón de su género. En un país donde el número de femicidios aumenta año tras año, donde sabemos a partir de los hallazgos de las investigaciones que el 70% de los homicidios de mujeres son femicidios, no existe ninguna política de prevención de los mismos.
Cada vez que ha habido un femicidio y entrevistan a la Presidenta Ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres, institución rectora en materia de violencia contra las mujeres, lo único que le hemos oído decir es que hay que brindar atención de emergencia a los agresores y que cómo se va a hacer si las mujeres vuelven a recibirlos. El por qué las mujeres vuelven a recibir a sus agresores fue explicado hace muchos años claramente por Walker, en 1979, cuando formuló la teoría del ciclo de la violencia. Depositar la culpa en la víctima, es justificar la existencia de la violencia. En cuanto a la atención de emergencia de los agresores, hay bastantes elementos teóricos y de experiencia que nos indican que sólo es posible trabajar con agresores de bajo o mediano perfil de riesgo, no con aquellos que son capaces de matar.
En el 2007, año en que se aprobó la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres, los femicidios descendieron de 35 en el año anterior a 16. Aquí es importante destacar que hubo acciones claras a nivel estatal, la aprobación de legislación que sanciona la violencia contra las mujeres tiene un efecto cultural, al enviar un mensaje en el sentido que el Estado no tolera la violencia contra las mujeres. Pero además, se tomaron medidas prácticas, las instituciones adoptaron un protocolo de respuesta en casos de peligro de muerte para las mujeres.
Un año después, la Sala IV, en un fallo bastante cuestionable, derogó los artículos 22 y 25 de la Ley de Penalización, además esa ley nunca fue aplicada correctamente, nunca hubo una política persecutoria aprobada por la Fiscalía… Otra vez el mensaje enviado fue claro… y los femicidios volvieron a aumentar y nos acercamos a los 40 anuales.
Este año en poco más de 3 meses, contabilizamos 13 femicidios. Esta niña no hubiera muerto si la violencia contra las mujeres no estuviera permitida en la práctica. El padrastro mostraba un interés sexualizado en la niña, pero no hubo ninguna denuncia, ni en la fiscalía correspondiente ni en el PANI. La familia decidió enviarla a casa de la abuela, en otra comunidad, porque los “trapos sucios se lavan en casa” y es muy feo poner denuncias contra un miembro de la familia. Pero como la niña extrañaba a su mamá la llamó y decidió ir a verla. El agresor la vio y le disparó. Un femicidio que se hubiera evitado si se hubiera identificado la conducta del padrastro como algo inadecuado y que debe ser castigado. Cuando se toman medidas de tipo familiar, sin dar los pasos para que se inicie la acción del Estado, cuando no se identifica el hostigamiento sexual hacia una persona menor de edad por parte de un adulto de la familia como un delito y se actúa de acuerdo con ello, las consecuencias son fatales.
Catherine es una extranjera, ejecutiva de una empresa, habla muy poco español. Entabló una relación sentimental con L., un hombre violento. Su cuerpo guarda la memoria de esa relación, dos ingresos al hospital con heridas cortantes, golpes durante el embarazo, también guarda recuerdos su casa, destrucción de sus bienes, hurtos, pero sobre todo, los guarda su memoria … una historia de las típicas, un ciclo de violencia con riesgo de muerte, un agresor que manipula, una mujer que solicita medidas de protección que se violan. Nunca presentó una denuncia penal, porque él tiene dos hijos y podría ir preso…
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