Las dimensiones de la democracia participativa
Enviado por AURAMARTIN • 13 de Septiembre de 2012 • Ensayo • 1.381 Palabras (6 Páginas) • 481 Visitas
LAS DIMENSIONES DE LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA
Con frecuencia el debate se ha circunscrito a la opción entre la democracia política y la democracia social. Liberales y socialistas han privilegiado una u otra. Sin embargo, en Colombia las dos están en crisis. No es suficiente la critica al formalismo de la democracia burguesa (porque la forma también es esencial); el sistema de representación, con todo lo burgués que signifique y por mas que esté pervertido en sociedades periféricas como las nuestras, no solo por sus practicas excluyentes sino también por su ineficacia, no deja de ser un problema concreto para una re conceptualización del poder alternativo. De otra parte, si reivindicamos la democracia directa y la democracia social (que no es lo mismo) como fundamentos de un proyecto alternativo, comprendemos que en estos ámbitos cabe replantearse también la “crisis de representación” generada desde la sociedad civil y los movimientos sociales.
Hoy el problema es complejo; por eso, recurrimos al concepto de democracia participativa para reconstruir el país y consolidar la paz democrática. Bobbio es de quienes defienden la perspectiva de la democracia representativa porque considera que la democracia es, ante todo, un método que se expresa como tal en una forma de régimen democrático. “la expresión, democracia representativa significa, genéricamente, que las deliberaciones colectivas, es decir, las deliberaciones que afectan a toda la comunidad, son tomadas no directamente por aquellos que forman parte de la misma, sino por personas elegidas para tal propósito. Y punto. El estado parlamentario es una aplicación particular”. En la crisis Colombiana el sistema de representación esta cuestionado porque no da cuenta de la emergencia de un nuevo país, de las enormes demandas sociales y políticas de la población, del relevo generacional, de la presencia de las clases medias y de las transformaciones económico-sociales producidas por la violencia y el narcotráfico. El problema de la representación abarca todo el tejido social, el estado. El régimen político, el parlamento, el sistema electoral y los partidos políticos.
Se trata, en últimas, de un asunto capital para la teoría del poder y de todo proyecto político. Ahora bien, para ampliarse y reconstruirse la democracia representativa necesita incorporar la dimensión de la democracia directa (participación ciudadana, plebiscitos, cabildos, foros, referendums, autogestión, revocatoria del mandato).
Sabemos que no hay una democracia en “estado puro”, pero la forma colombiana, restrictiva y excluyente, bipartista y violenta, requiere, si pretende encarar los desafíos para el próximo milenio, de un sustantivo reconocimiento (legitimidad) del protagonismo popular.
La asamblea nacional constituyente, al ampliar el régimen político, reformar el parlamento e incorporar los principios de soberanía popular, estado social de derecho y nación multiétnica y pluricultural, conduce a propiciar una reforma de la política fundada en la ética ciudadana y en la creación de una cultura política. En este sentido, son progresivas las resoluciones que pretenden el reconocimiento de la participación ciudadana y de algunas formas de democracia directa (cabildos, consultas, plebiscitos). De este modo son compatibles la democratización del sistema de representación con las demandas de la democracia directa, Bobbio explica: “precisamente porque entre la forma extrema de democracia representativa y la forma extrema de democracia directa existe un continuum de formas intermedias, un sistema de democracia integral puede contener generalmente a todas, cada una según las distintas situaciones y exigencias porque son, precisamente en cuanto apropiadas a diversas situaciones y exigencias, perfectamente compatibles entre si”.
LA RENOVACION DEL PENSAMIENTO POLITICO
En la construcción de la democracia se requiere igualmente una renovación del pensamiento político que oriente el proyecto democrático. El lenguaje no puede ser una mascarada; tiene que traducir el sentido del ser y de las realizaciones de los ciudadanos. Los conceptos del “pluralismo”, “consenso”, “disenso”, “participación”, “sociedad civil” no deberían usarse irresponsablemente al punto de dar la sensación de una jerigonza manipulable al servicio de una política pragmática.
a. El pluralismo
Los conceptos de la filosofía política son problemáticos. El pluralismo es de origen feudal; son los señores feudales los defensores de los particularismos territoriales, culturales y económicos (por eso puede haber un pluralismo conservador que defienda, por ejemplo, en el terreno de la educación, la libertad de
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