Leyenda De Los Sesenta Ancianos
Enviado por XIYEEMO • 18 de Diciembre de 2011 • 705 Palabras (3 Páginas) • 733 Visitas
Cuando el poderoso emperador Moctezuma quiso saber dónde estaban sus antepasados llamó a su primer ministro y le dijo:
-Quiero saber dónde viven los antepasados del antiguo pueblo de Anahuac. ¿Dónde estará Quetzalcóatl, dónde la madre de Huítzilopochtli, dónde los fundadores de la gran Tenochtitlán?
-Señor –dijo el primer ministro–, lo que pides es imposible, esos santos varones y la madre de Huitzilopochtli viven en la lejana Tula, en la ciudad maravillosa, y absolutamente nadie puede llegar allí; el camino está cerrado y rodeado de bestias espantosas, océanos sin fondo y terribles peligros. Sólo por medio de poderes extraordinarios podríamos saber algo sobre nuestros antepasados.
Entonces, decidió consultar al antiguo historiador del Imperio y, según cuenta la leyenda se fue al pasado y se encontró cara a cara con un viejo inmortal a quien le preguntó:
-Dime buen anciano, ¿dónde viven hoy Quetzalcóatl, la madre de Huitzilopochtli y todos los santos varones de los antiguos tiempos?
-Poderoso emperador, ellos viven en la lejana Tula -le respondió el anciano. -Quisiera llegar allá –dijo del gran emperador.
-El camino está cerrado, no es posible; sólo introduciendo el cuerpo por medio de poderes extraordinarios dentro de la cuarta vertical podríais llegar a ese lugar.
Así, el anciano historiador le comprobó a Moctezuma que lo que le había dicho el primer ministro era verdad y regresó al palacio.
Días después, convocó al pueblo y a los sesenta ancianos, y les dijo:
-Quiero saber dónde viven los Dioses de Anahuac, quiero saber algo sobre Quetzalcóatl, sobre la madre de Huitzilopochtli y sobre todos esos santos y heroicos varones fundadores de la gran Tenochtitlán. Ustedes, ancianos, tienen la sabiduría que se necesita, les encomiendo esa labor y que lleven estos presentes para la tierra sagrada de la lejana Tula -y entregándoles los presentes, continuó-. Márchense.
Dice la leyenda que los sesenta se prepararon con mucho ayuno y abstinencia, impregnaron sus cuerpos con hierbas, y luego, haciendo sus mágicos círculos y usando sus poderes, metieron su cuerpo físico dentro de la cuarta vertical.
Viajaron por la dimensión desconocida hasta la lejana Tula. Al llegar ahí, preguntaron al anciano por los heroicos fundadores, y éste los condujo hasta el lugar donde estaba viviendo Quetzalcóatl y todo su séquito de heroicos y nobles varones mexicanos. Cuando marchaban hacia las casas de los legendarios señores, los pies de los sesenta se hundían en la arena y se les hacía difícil caminar.
-¿Qué pasa? -preguntó el anciano a los sesenta-o ¿Por qué no pueden caminar? ¿Qué es lo que comen ustedes? ¿Qué es lo que beben?
Los sesenta respondieron:
-Señor,
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