ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Libro 3 Del Contrato Social


Enviado por   •  27 de Febrero de 2014  •  6.396 Palabras (26 Páginas)  •  444 Visitas

Página 1 de 26

CAPÍTULO I

Del gobierno en general

Advierto al lector que este capítulo debe leerse con calma y tranquilidad,

porque no conozco el arte de ser claro para quien no quiere

ser atento.

En toda acción libre hay dos causas que concurren a producirla:

la una moral, o sea la voluntad que determina el acto; la otra física, o

sea la potencia que la ejecuta. Cuando camino hacia el objeto, necesito

primeramente querer ir, y en segundo lugar, que mis pies puedan llevarme.

Un paralítico que quiera correr, como un hombre ágil que no

quiera, permanecerán ambos en igual situación. En el cuerpo político

hay los mismos móviles: distínguense en él la fuerza y la voluntad;

ésta, bajo el nombre de poder legislativo; la otra, bajo el de poder

ejecutivo. Nada se hace o nada debe hacerse sin su concurso.

Hemos visto que el poder legislativo pertenece al pueblo y que no

puede pertenecer sino a él. Por el contrario, es fácil comprender que,

según los principios establecidos, el poder ejecutivo no puede pertenecer

a la generalidad como legislador o soberano, porque este poder no

consiste sino en actos particulares que no son del resorte de la ley, ni

por consecuencia del soberano cuyos actos revisten siempre el carácter

de ley.

Es preciso, pues, a la fuerza pública un agente propio que la reúna

y que la emplee de acuerdo con la dirección de la voluntad general,

www.elaleph.com

El Contrato Social donde los libros son gratis

53

que sirva como órgano de comunicación entre el Estado y el soberano,

que desempeñe, en cierto modo, en la persona pública, el mismo papel

que en el hombre la unión del alma y del cuerpo. Es ésta la razón del

gobierno en el Estado, confundido intempestivamente con el cuerpo

soberano del cual es sólo el ministro.

Luego, ¿qué es el gobierno? Un cuerpo intermediario establecido

entre los súbditos y el soberano para su mutua comunicación, encargado

de la ejecución de las leyes y del mantenimiento de la libertad

tanto civil como política.

Los miembros de este cuerpo se llaman magistrados o reyes, es

decir, gobernadores, y el cuerpo entero príncipe.20 Así, pues, los que

pretenden que el acto por el cual un pueblo se somete a sus jefes, no es

un contrato, tienen absoluta razón. En efecto, ello sólo constituye una

comisión, un empleo, en el cual, simples funcionarios del cuerpo soberano

ejercen en su nombre el poder que éste ha depositado en ellos, y

el cual puede limitar, modificar y resumir cuando le plazca. La enajenación

de tal derecho, siendo incompatible con la naturaleza del cuerpo

social, es contraria a los fines de la asociación.

Llamo, por consiguiente, gobierno o, suprema administración, al

ejercicio legítimo del Poder ejecutivo, y príncipe o magistrado, al

hombre o al cuerpo encargado de esta administración en el gobierno

se encuentran las, fuerzas intermediarias, cuyas relaciones componen

la del todo con el todo, o del soberano con el Estado. Puede representarse

esta última relación por la de los términos de una proporción

continua, cuyo medio proporcional es el gobierno. Éste recibe del

cuerpo soberano las órdenes que transmite al pueblo, y para que el

Estado guarde un buen equilibrio, es necesario, compensado todo, que

haya igualdad entre el poder del gobierno, considerado en sí mismo, y

el poder de los ciudadanos, soberanos por un lado y súbditos por el

otro.

20 Es por esto por lo que en Venecia se da al Colegio el nombre de Serenísimo

Príncipe, aun cuando no asista el Dux.

www.elaleph.com

Juan Jacobo Rousseau donde los libros son gratis

54

Además no se podría alterar ninguno de los tres términos sin

romper al instante la proporción. Si el cuerpo soberano quiere gobernar,

si el magistrado desea legislar, o si los súbditos se niegan a obedecer,

el desorden sucede al orden, y no obrando la fuerza y la

voluntad de acuerdo, el Estado disuelto cae en el despotismo o en la

anarquía. En fin, como no existe más que un medio proporcional en

cada proporción, no hay tampoco más que un solo buen gobierno posible

en cada Estado; pero como mil acontecimientos pueden cambiar

las relaciones de un pueblo, no solamente diferentes gobiernos pueden

ser buenos a diversos pueblos, sino a uno mismo en diferentes épocas.

Para tratar de dar una idea de las diversas relaciones que pueden

existir entre estos dos extremos, pondré como ejemplo la población,

como relación la más fácil de explicar.

Supongamos que un Estado tiene diez mil ciudadanos. El soberano

no puede considerarse sino colectivamente y en cuerpo, pero cada

particular, en su calidad de súbdito, es considerado individualmente.

Así, el soberano es al súbdito como diez mil a uno; es decir, que a

cada miembro del Estado, le corresponde la diez milésima parte de la

autoridad soberana, aunque esté sometido enteramente a ella. Si el

pueblo se compone de cien mil hombres, la condición de los súbditos

no cambia, pues cada uno soporta igualmente todo el imperio de las

leyes, en tanto que su sufragio, reducido a una cien milésima, tiene

diez veces menos influencia en la redacción de aquéllas. El súbdito

permanece, pues, siendo uno, pero la relación del soberano aumenta

en razón del número de individuos, de donde se deduce que, mientras

más el Estado crece en población, más la libertad disminuye.

Cuando digo que la relación aumenta, entiendo que se aleja de la

igualdad. Así, cuanto mayor es la relación en la acepción geométrica,

menor es en la acepción común: en la primera, la relación, considerada

según la cantidad, se mide por el exponente, y en la segunda,

considerada según la identidad, se estima por la semejanza.

De consiguiente, cuanto menos se relacionen las voluntades particulares

con la general, es decir, las costumbres y las leyes, mayor

www.elaleph.com

El Contrato Social donde los libros son gratis

55

debe ser la fuerza reprimente. El gobierno, pues, para ser bueno, debe

ser relativamente más fuerte a medida que la población crece.

Por otra parte, proporcionando el engrandecimiento del Estado a

los depositarios de la autoridad pública más medios

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (43 Kb)
Leer 25 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com