Los Demonios De Mi Vecino
Enviado por horacio_pain • 27 de Enero de 2014 • 702 Palabras (3 Páginas) • 197 Visitas
Los demonios de mis vecinos
“Hicieron un exorcismo”, fue lo primero que pensé. Todo sucedió en la casa de mis vecinos. Como tres semanas atrás me había enterado que el hijo menor de mis vecinos había caído enfermo. Después de unos días de internación en el hospital lo trajeron para la casa, aunque no había mejorado.
Como mi vivienda está muy próxima escuchaba perfectamente lo que pasaba en la de al lado. Todas las noches había gritos, y aquella voz no se parecía a la del niño ni a la de ninguno de los integrantes de la familia. Cuando no insultaba agresivamente decía cosas que no se entendían, parecía hablar una lengua extraña. Pero creí que solo se trataba de problemas de salud, tal vez ataques de nervios.
Un día, al salir al patio, vi que al lado llevaban entre dos a un cura, pues este apenas podía caminar. Uno de los hombres era mi vecino. Después de dejar al cura debilitado en una camioneta atravesó el patio sin notarme, estaba visiblemente nervioso. Ahí fue cuando se me ocurrió lo del exorcismo.
Como los gritos nocturnos no pararon era lógico pensar que había fallado.
Con el pasar de los días mis vecinos estaban cada vez más ojerosos, lucían cansados, y noté que trataban de evitarme, seguramente porque era obvio que yo escuchaba los gritos que venían de su hogar. También dejé de ver a los hermanos de afectado, seguramente no los dejaban salir, supuse.
Una noche, ya de madrugada, golpearon frenéticamente la puerta. Era mi vecina:
- Discúlpeme por despertarlo, Javier -me dijo-. Mi esposo no está y no tengo quién me ayude. Franco, el menor, está bastante enfermo, y, salió de su dormitorio y no quiere volver a él. Mis otros hijos no pueden, Franco es fuerte, y él… él no reconoce a nadie cuando anda nervioso, es un problema que tiene. Le pido por favor que me ayude.
- Sí, por supuesto. Vamos -afirmé, aunque por dentro maldije mi suerte.
¿Y si realmente aquel niño estaba poseído? Al pensar en sus hermanos indefensos y en aquella pobre mujer tomé coraje de repente. Entramos a la casa y lo hallamos intentando forzar la puerta de un cuarto. Tras esa puerta estaban sus hermanos. Al advertirnos me miró y sonrió diabólicamente. Nunca olvidaré aquella sonrisa retorcida que mostraba unos dientes ensangrentados con su propia sangre. Su aspecto era increíble. ¿Cómo una carita tierna podía transformarse así? No me quedaron dudas: estaba poseído. Cuando me acerqué intentó huir pero lo tomé por debajo de los brazos. Intenté ser delicado, pero tenía tanta fuerza que para someterlo tuve que usar toda mi energía. Chillaba y pataleaba, sus talones golpeaban mis piernas, intentaba arañarme con sus manitos… Después de una verdadera lucha conseguí llevarlo al cuarto, y con la ayuda de mi vecina lo amarramos a la cama.
- ¡Muchas gracias! -me agradeció-. Mi esposo ya
...