Los Dilemas De La Intergración Regional En El Contexto De La Globalización
Enviado por esdraso • 22 de Marzo de 2014 • 3.441 Palabras (14 Páginas) • 2.293 Visitas
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para La Educación Universitaria Instituto Universitario de Tecnología de Maracaibo
Misión Sucre Aldea Universitaria “Dr. Olegario Hernández”
Programa nacional de Formación en Gestión Ambiental
Área: Globalización
Prof.: Carlos Carruyo
Los Dilemas de la Intergración Regional en el Contexto de la Globalización
Realizado por:
Esdras Osuna
C.I: 25.598.084
Los dilemas de la integración regional en el contexto de la globalización
Impulsados con ímpetu en la década de los 90 en especial a partir del nacimiento del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y del lanzamiento del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), los procesos de integración regional han vuelto a cobrar protagonismo en la escena hemisférica. Ellos se presentan sin embargo teniendo como telón de fondo a ese conjunto de fenómenos que se conoce como globalización en un sentido más amplio, o mundialización de la economía y el comercio en un sentido más restringido.
Globalización: telón de fondo de la integración regional
El carácter multifacético y contradictorio de la globalización ya ha sido advertido por diversos autores. Entre los elementos que suelen caracterizarla, interesa destacar aquí aquello que más directamente se vincula con la dimensión social de los procesos de integración regional o subregional.
En primer lugar, la concepción misma de desarrollo que suelen sostener los apologistas de la globalización postula que la historia tiene un desenvolvimiento lineal, ascendente y progresivo, quedando en manos del mercado y la democracia la misión de asegurar un futuro de promisión para todos.
La globalización así entendida como una visión economicista de los procesos sociales que ignora la importancia de la política, hoy se asienta sobre una base mucho menos firme que hace una década cuando ese planteo se proyectaba como una explicación única y universal. Como sostiene Ralf Dahrendorf “Una década después de la revolución de 1989, nadie hablaría del fin de la historia, y pocos afirmarían que ahora nadie cuestiona la democracia y la economía de mercado”
En segundo lugar, la globalización llega acompañada de un debilitamiento del Estado-nación, con consecuencias tangibles en lo que al cambio de paradigma de las políticas públicas se refiere, en particular a las políticas sociales, las que han dejado de tener un carácter universal para transformarse en residuales.
Paralelamente y en tercer lugar, con la globalización llega también un proceso de marcada exclusión social y económica entre los países y al interior de los mismos, aunque esta marginación de parte importante de los habitantes es concebida como inevitable pero transitoria. En el caso de América Latina y el Caribe, como es sabido, los niveles de desigualdad son marcados y la globalización o los fenómenos asociados con ella no han hecho sino empeorar dicha situación con el resultado de un incremento en la polarización social, la desaparición de sectores medios y un aumento sustantivo en los niveles de pobreza en la mayor parte de los países.
En cuarto lugar, se sostiene que gracias a la globalización logran las economías nacionales articularse a una economía mundializada, pero como señala Rubens Ricúpero, Secretario General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) a propósito de esas explicaciones, “casi todos nuestros países... han estado integrados desde el comienzo del capitalismo mercantil, en el siglo XVI. Eran naciones que exportaban prácticamente la totalidad de su azúcar, de su café, de su plata, de sus productos minerales y de esa manera estaban perfectamente integrados en el sistema comercial del mundo, no estaban marginados, pero estaban integrados gracias a un sistema que en muchos casos se basaba en el latifundio, la esclavitud, la concentración enorme de la riqueza y del ingreso”.
En quinto lugar, cabe señalar que con la globalización se ha impuesto una suerte de pensamiento único que tiene entre sus componentes principales el extender sobre la realidad de los países un manto de aparente uniformidad, haciendo de los mismos un conjunto de economías sin historia ni perfil social. Lo más relevante de los países pasa a ser su mejor o peor desempeño macroeconómico frente a recetas de validez universal aunque algunas advertencias sobre los riesgos de un enfoque de esas características se han dejado escuchar recientemente.
Una larga década de globalización explícita deja en la mayoría de países del mundo, junto con un legado de fenómenos tecnológicos sorprendentes y una concentración de la riqueza sin precedentes, la convicción de que crecimiento económico, empleo y progreso social no son necesariamente sinónimos. Son reiterados los casos en que el crecimiento de la economía ha llegado de la mano de un incremento sustantivo en las cifras de pobreza y desempleo, situación que atañe no sólo a América Latina y el Caribe, donde la mitad de la población se ubica por debajo del umbral de pobreza, sino que es un fenómeno global. Como ha señalado recientemente James Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, “En los países en desarrollo, con excepción de China, las personas que viven en la pobreza son ahora 100 millones más que hace un decenio
Nada dice que un Estado o conjunto de Estados si se trata de un proceso de integración regional, no pueda intervenir mediante sus políticas públicas en virtud de objetivos y valores sociales que considere válidos. De hecho, mientras que en algunos países como Rusia la liberalización a ultranza ha producido un desierto institucional y un océano de pobres, en la Europa comunitaria la globalización convive con criterios de cohesión social y económica que han sabido mantenerse a lo largo de décadas para provecho y ventaja de sus propios habitantes.
Finalmente, desde un punto de vista conceptual, la globalización pone sobre la mesa un desafío de envergadura. Como se ha venido señalando en forma creciente, las ciencias sociales tuvieron su desarrollo en el marco de los Estados-nación y por lo tanto anclaron sus significados en lo territorial y el territorio. En este momento, con fenómenos que superan esos márgenes se hace necesario contar con conceptos desterritorializados que den razón en forma más adecuada de la realidad de esta época.
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