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Los aparatos ideológicos de estado: la autolegitimación en Colombia desde la apropiación cultural


Enviado por   •  20 de Mayo de 2019  •  Ensayo  •  2.133 Palabras (9 Páginas)  •  88 Visitas

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“En Colombia hay dos países: el país político, que piensa en sus empleos, en su mecánica y en su poder y el país nacional que piensa en su trabajo, en su salud, en su cultura, desatendidos por el país político. El país político tiene rutas distintas a las del país nacional. ¡Tremendo drama en la historia de un pueblo”

Jorge Eliécer Gaitán, Bogotá, Abril 20 de 1946, Teatro Municipal

Los aparatos ideológicos de estado: la autolegitimación en Colombia desde la apropiación cultural

Colombia, un país de desventuras, que ha sido mantenido entre el statu quo. Sus más poderosas herramientas, los aparatos de estado, han sido utilizadas durante toda su historia. La inexperiencia de aquellos que viven dentro de la sociedad muestra su clara desventaja frente a los bloques de poder. Estos, no son más que sujetos que el mismo poder construyó desde la comprensión de una imposición y una reproducción articulada de instrumentos ideológicos como la política sectaria, la religión, y la educación.

Primero, la política de partidos tradicionales, son de los principales aparatos ideológicos que transversalizan la historia colombiana. No incurrir a ellos sería dejar uno de los instrumentos de dominio más determinantes que han influenciado toda la estructura sociopolítica del país.

En segunda instancia, la religión como forma de legitimación a la actividad del poder, no solo eclesiástico sino político. Además, la apropiación de prácticas católicas, la imposición y reproducción de una cultura hegemónica que se mezcla con habitantes autóctonos, y da origen a un enraizamiento tradicional tan estrecho, que hoy en día sigue vigente.

En un tercer momento, desde el conocimiento, podemos denotar integrados los dos instrumentos mencionados anteriormente, inicialmente, con influencias de ideales y expresiones políticas no autóctonas y luego con afianzamientos confesionales que coartaban un conocimiento parcial, todo dentro del sistema educativo colombiano.

Finalmente, que uniendo, todos estos aparatos, se puede construir un término como apropiación cultural. Este produce un ambiente de legitimación para aquel bloque hegemónico, una correlación desde arriba y abajo en la imposición y construcción de estado que mantienen el statu quo hasta la actualidad.

Durante la historia, el estado colombiano como cualquier otro ha utilizado sus dos grandes brazos, los que Althusser, (1989) llamaría aparato de estado (AE) y aparato ideológico de estado (AIE). El primero, no es más que el elemento coercitivo, el uso de la violencia y la represión y el segundo, como un “(…) cierto número de realidades que se presentan al observador bajo la forma de instituciones precisas y especializadas” (pg. 189). En este caso, se centrará específicamente en los AIE.

Teniendo en cuenta la definición, estos, son entes del mismo estado que funcionan a base de ideología, los cuales influyen desde distintos puntos en la sociedad y que tienen también una estructura represiva, solo que mínima o simbólica. Althusser, (1989) aclara que, aunque a primera vista se vieran como parte de la esfera privada funcionan desde el engranaje del mismo estado, su funcionalidad está bajo todo el dominio de la burguesía, que también construyó la distinción público-privado, de modo que en esencia, este bloque estaría en el control del estado, así tanto lo uno como lo otro son parte de lo mismo bajo la clase dominante. (pg.189)

Para mayor entendimiento, se ejemplifican los AIE, que conocerían como, el sistema político, la religión, la educación, lo jurídico, la comunicación, los sindicatos, la familia y la cultura (Althusser, 1989, pg.190). Aquí se plantearán desde la perspectiva colombiana, así entender contextualmente como la élite del país ha planteado un sistema mediante los AIE que se apropia culturalmente, para su mantenimiento del poder y la legitimación.

El sistema político que se ha manejado durante la historia del país, es del bipartidismo (Roll, 2002). Tanto partido liberal como conservador fundados en a mediados de siglo XIX, son estructuras políticas que han provocado la implantación de un sistema bipartidista consociacional, es decir uno basado en las alianzas intermitentes de ambos bandos, una estrategia de poder de alternancia y lucha sectaria; por tanto, un régimen basado en círculos burocráticos que luego del Frente Nacional se desmoronaría consecuentemente en un debilitamiento y mutación.(Roll, 2002, pg. 112-114).

Por tanto, los partidos en el país, primero han mantenido su poder, por la extensiva dominación bajo estrategias como el consociacionalismo, donde la colaboración temporal entre el uno o el otro es finalidad que reafirma su dominio (Hartlyn, 1993 pg.37-39), por otro lado, el sectarismo, que mediante la militancia y la dicotomía entre dos únicos espectros, han albergado profundamente una consecución de problemáticas sociopolíticas como la llamada Guerra de los mil días o la Violencia y la apropiación político cultural condicionada a una militancia de partidos.(Rehm, 2014 pg. 19-20).

Asimismo, Rehm, (2014), afirma que estos partidos se transformaron en subculturas, construcciones, afiliadas a la percepción de la realidad, la identidad del individuo, la concepción sectarista, la utilización de la violencia y la concepción de la política que Schmitt, (1991) basaría en la relación amigo-enemigo, la lucha por el poder entre la guerra y las alianzas, que de alguna forma representarían las alas radicales y moderadas de cada partido respectivamente.

No obstante, hay que resaltar que no existe una diferencia totalmente pragmática en cuanto a cuestiones filosóficas-ideológicas partidarias, varios autores, realizan conjeturas, afirmando a los partidos como orígenes de clases, otros como policlasistas o también como parte del modelo hacendatario latifundista histórico, pero, formalmente la mixtura para cooptación de más militantes hace que sea apresurado concluir por qué el origen de un “odio” tradicional.(Escobar & Osorno, 2015, pg. 38).

De este modo, se podría afirmar, que los partidos políticos colombianos se arraigaron como subculturas que identificaban diferentes sectores de la sociedad, generando un acoplamiento a la militancia y a su vez dando una legitimidad al partido de identificación. Como plantearía Kaack, (1978):

La legitimidad surge, sobre todo, como consecuencia de los procesos institucionalizados y ritualizados, y también como resultado del rendimiento. Los partidos legitiman la subsistencia de la dominación política y económica en la sociedad de clases, a través de los procesos institucionalizados y a través de una participación (…). (pg. 12)

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