Los aspectos que considero más enriquecedores de mi práctica docente

Los aspectos que considero más enriquecedores de mi práctica docente

Podría dividirlos en dos campos prioritarios la parte de formación continua personal y la práctica formal; en la primera, como maestro busco conocer mi materia extremadamente bien, estar al día y estudiar con cuidado las novedades en las disciplinas que domino, además de leer muchas cosas de otros campos. Así, consigo simplificar y clarificar conceptos complejos.

En cuanto a mi práctica educativa realizo las siguientes actividades que considero como las más enriquecedoras:

• Generalmente mis grupos son numerosos por lo que busco analizar los tipos de estudiantes con que cuento para proponer clases de repaso mediante grupos de trabajo de excelencia que les ayuda a aumentar la confianza en sí mismos.
• Busco crear un entorno para el aprendizaje crítico, donde los alumnos aprendan enfrentándose a problemas atractivos o intrigantes, con una “sensación” de control sobre su propia educación. Evitando objetivos superfluos y favoreciendo los que ponen de manifiesto la forma de razonar.
• Ayudo a mis alumnos a ver sus “errores”, mediante preguntas para invitar a la reflexión y así adentrarlos en los intereses de la disciplina, muchas veces usando problemas interdisciplinarios o de interés general.
• Animo a mis alumnos a ser puntuales para poder beneficiarse de los comentarios iníciales de la sesión, además de hacerles ver que ellos tienen el control para organizar sus actividades bajo la premisa de que no hay puntos extra por cumplir las reglas, como llegar puntual, participar en clase, ir a tutorías; sino que es su absoluta responsabilidad seguir esas reglas por su beneficio intrínseco como sería practicar o corregir errores.

Retomo de Donald L. Finkel y su libro titulado Dar clase con la boca cerrada (Teaching with your mouth shut, 2000), la siguiente reflexión que considero es una de mis guías en mi diaria labor educativa: “reconociendo que la docencia no es sólo dar clases magistrales, sino cualquier cosa que podamos hacer para ayudar y animar a los estudiantes a aprender sin causarles ningún daño de importancia” (sin cometer errores como los comentados anteriormente mencionados). A mi juicio los mejores profesores saben que enseñar no es meramente transmitir conocimiento, sino que conciben “la enseñanza como creación de buenos entornos para el aprendizaje”. Esa es una de mis mayores prioridades en mi práctica profesional.

Las situaciones que me preocupan como docente.

Podría decir que en cuanto a mis clases me preocupa que sean de gran exigencia, pero también que tantas actividades extras de la escuela reducen mis oportunidades para revisar y mejorar los trabajos o proyectos de mis alumnos antes de ser calificados, lo cual limita su aprendizaje al no poder ver los errores cometidos.

Otra preocupación es mantener el interés de mis alumnos en clase y así conseguir conectar las preguntas básicas con sus intereses personales y vidas propias, esto hasta ahora lo he conseguido contando anécdotas personales y relatos sobre la historia de los hechos explicados a modo de “diálogo socrático” (aprender de los errores, sin que éstos tengan consecuencias en la evaluación final), pero cada generación siento que viene menos preparada y sin deseo de aprender.

En cuanto a los grupos que atiendo busco erradicar el establecimiento de estereotipos sociales negativos que influyen en el rendimiento académico individual y/o grupal. Veo que cada generación empeora en cuanto a su nivel de ansiedad que genera la conciencia de los estudiantes de pertenecer a un grupo marginal o en desventaja (piel morena, homosexuales, extranjeros, ser mujer...).

Por último cada vez me cuesta más crear un entorno para el aprendizaje crítico: aprender a pensar críticamente y a examinar la calidad de los razonamientos. Ya que los alumnos estudian sólo porque así se los han pedido los padres (sacar buenas calificaciones) y no porque tienen interés personal.

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