Los problemas de la práctica en Santa Rosa de Lima y la escuela los estudiantes de cuarto grado
Enviado por • 29 de Octubre de 2012 • Ensayo • 737 Palabras (3 Páginas) • 682 Visitas
La aventura de ser maestro
Tuve la oportunidad de realizar mis prácticas en la Escuela Santa Rosa de Lima con niños de cuarto grado.
A treinta años de recorrer la vida, he tenido que aprender a ser maestro por ensayo y por error. Por supuesto que en el camino se sortearon diferentes obstáculos, algunos con un tinte personal y otros con un carácter más social. Algunos de ellos tuvieron que ver con la elaboración de mi propia identidad profesional, la responsabilidad del mantenimiento de la disciplina y aceptar los conocimientos básicos de los alumnos, entre otros.
Hace unas semanas, he realizado mi primera experiencia docente con niños de cuarto grado. Debo admitir que mis expectativas se han superado notablemente, ya que al finalizar mi observación he llegado a la conclusión de que la enseñanza es una “profesión ambivalente”. Es decir, hay dos maneras de vivir una clase: con una profunda ansiedad o descubrir con pasión lo que en cada clase, logran hacer tus alumnos.
Mi primer día de clase estuvo colapsado de ansiedad. Quizás, toda mi inseguridad se puso de manifiesto, tenia miedo de que se me acabara el material que había preparado para cada clase, que los chicos me hicieran preguntas que no supiera contestar o que se me perdiera alguna fotocopia.
Al abrir la puerta del salón, me encontré con una primera experiencia. Tal como anticipe en el comienzo del trabajo, fue necesario elaborar mi propia identidad profesional. En otras palabras, debía cambiar mi mentalidad desde la posición del alumno que siempre he sido, hasta descubrir en qué consiste ser maestro. En este marco, debo reconocer que en mi interior se produjo una crisis. Como estudiante de magisterio tenía en claro el modelo de maestro idea, pero no sabía cómo hacerlo realidad. No tenía ninguna duda de lo que debía hacer en clases, pero no sabía como llevarlo a cabo.
En este marco, había otro problema muy unido a mi falta de autoestima y de seguridad. Se trata del mantenimiento del orden y de la disciplina. De acuerdo a mis parámetros, se supone que el “maestro ideal” no debería tener problemas con la organización de la clase; pero no podía olvidar que era la primera vez que me encontraba parado frente a un grupo de alumnos y que me debía ganar su respeto y atención.
Claro está que "el choque con la realidad del aula" fue unas de las experiencias más impactantes durante mi primera práctica en la escuela. Con el paso de las semanas, las tensiones y los miedos no desaparecieron. Pero si se modificó mi actitud frente al grado. De a poco fui conociendo a mis alumnos, sus nombres, sus realidades sociales, sus miedos, sus “vergüenzas”, y sus expectativas.
Sin buscarlo, esto me ayudó a corregir mi seguridad y con ella mis errores de maestro novato. Comencé a cambiar mi mentalidad abandonando los pensamientos negativos y primando los detalles positivos.
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