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Los valores en la escuela primaria.


Enviado por   •  14 de Octubre de 2015  •  Resumen  •  1.950 Palabras (8 Páginas)  •  202 Visitas

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LOS VALORES EN LA ESCUELA PRIMARIA.

Hace casi dos décadas al egresar de mi carrera universitaria el tema de mi tesis fue prácticamente el mismo título sobre el cual, hoy tengo quizás otra perspectiva, sin embargo el mismo interés o quizás mas fuerte aún. ¿Por qué los valores en la escuela? Quizás porque el prototipo de familia se ha transformado y en esta época llena de cambios vertiginosos la familia como núcleo de la sociedad ha sufrido el principal embate de esta aparente evolución humana. La formación en valores entonces queda como una asignatura pendiente delegada consiente o inconscientemente a la escuela, quien a su vez no ha querido reconocer este compromiso implícito y explícito a través de sus principales ejecutores: los docentes; tal vez por un marcado desprestigio social a la tarea que realiza no permitiendo a su vez aceptar mayores compromiso que los ya realizados a manera de transmisión más que de razonamiento, de mecanicismo mas que de reflexión, de repetición más que de creación. Por otro lado los profesores en la mayoría de los casos expresan no sentirse obligados en esta tarea que, asumen les toque a otros pues ya bastante se lamentan con los resultados obtenidos en los aprendizajes de los alumnos en asignaturas tan básicas como español y matemáticas. Se refleja también cierta carencia de ética profesional y hasta falta de entusiasmo por querer aceptar el papel protagónico que tenemos frente a la tarea de educar, de formar y no sólo de informar, que dicho sea de paso, ni esto se hace del todo bien, según los resultados obtenidos a nivel estatal, nacional e internacional de pruebas estandarizadas reconocidas que, tienen a la educación impartida en la escuela pública de nuestro país con niveles reprobatorios en los estándares correspondientes. Los grandes educadores señalan que, hace 30 años aproximadamente el profesor era casi una autoridad moral en una comunidad, no solamente reconocida y apreciada sino sumamente valorada, al mismo nivel que una autoridad legal o un sacerdote. Este liderazgo transformador es inexistente ahora, salvo raras excepciones que son solo eso, geniales excepciones.

 La formación valoral en el desarrollo de los niños va quedando pues bajo el lente de los pequeños en los pobres modelos a seguir con los que cuentan a su alrededor, en su realidad inmediata; dichos modelos no solo se alejan de los ideales de una sociedad justa, equitativa, democrática, solidaria, inclusiva sino que dista mucho de serlo. Los ideales de ser humano y de sociedad están muy claros en los discursos y en el papel de autoridades educativas y gubernamentales pero, en lo local, somos los profesores los que, deberíamos retomar esa justa y necesaria tarea no por por adoctrinamiento a las normas y programas establecidos si no por el convencimiento de que nuestros alumnos necesitan y merecen mejores condiciones de vida, en lo individual y en lo social.

El mundo complejo que nos tocó vivir demanda un regreso a la toma de consciencia, a la reflexión individual, a la toma de decisiones y a recobrar nuestro papel transformador que nos guía hacia una realización plena del ser humano donde lo simple se vuelva otra vez importante, donde las metas de equipo sean tan relevantes como las individuales, donde exista mas respeto y tolerancia en las relaciones, donde el “yo” esté en el mismo término que el “nosotros”, donde el diálogo, la paz y la solidaridad sean parte de la cotidianeidad y no solo un efecto momentáneo producido por un desastre natural. Donde la independencia sea tan necesaria como la confirmación de la interdependencia considerando que solo el apoyo mutuo hace posible las conquistas comunes y sobre todo, donde también la felicidad personal vaya de la mano del bienestar colectivo y no a costa de los mas pobres o vulnerables en un país como el nuestro lleno de grandes contrastes y mala distribución de los recursos. Tal como lo expresa Toro y Tallone “Vivir en una sociedad inspirada por la cooperación y la reciprocidad permite que los sujetos conquisten su autonomía y legitimen íntimamente la moral”.

En este tránsito hacia la utopía existe sin duda un camino de lo posible si se tiene voluntad y es, en la suma de voluntades donde voy e iremos construyendo alternativas acordes para que este sueño pase a ser parte de una realidad  alcanzable para todos o al menos para la mayoría. Como lo señala Toro y Tallone “hoy lo deseable es que la autoridad externa no dicte la norma moral a los sujetos. Lo ideal es que el sujeto usando su razón y su juicio, su espíritu crítico y su experiencia, evalúe, valore y asuma opciones morales responsabilizándose de ellas”.

Hace varios años atrás investigando sobre el tema, cuando se dejó de editar el libro de texto de educación cívica para la educación primaria, la amplia literatura me conducía hacia algunas estrategias didácticas interesantes de abordar en mi práctica educativa tales como: el reconocimiento de los valores universales, la clarificación y priorización de valores en lo individual, las clásicas fábulas con su propia carga de moralidad en el mensaje, o la lectura y análisis de textos conocidos como Ética para Amador, el diario de Ana Frank o  Corazón diario de un niño. Así mismo la teoría del desarrollo moral de Kohlberg (seguidor de Piaget) con su gran aportación práctica a través de poner en conflicto a los alumnos con temáticas que generen un dilema moral, y con él un razonamiento que al ser compartido con otros promueve la evolución en el desarrollo del juicio moral, así como el cambio de roles y con él, vislumbrar otras perspectivas de ver un problema específico.

Adentrarse en esta parte psicológica y emocional de los niños es por demás interesante; ya que conduce a identificar la importancia del andamiaje para que este desarrollo del juicio moral sea posible. Ello no quiere decir necesariamente que el niño no aprendería de otra manera a conocer y querer apropiarse de valores positivos aplicables para su vida lo que sí quiere decir, es que esta toma consciente de llevar a cabo dicha tarea (intervenir y generar didácticamente que este hecho suceda: propiciar dilemas morales) implica un reto desafiante y necesario en la educación básica.

Actualmente estas estrategias se han ampliado también con los años, hoy podemos vivenciar los valores en lo cotidiano del aula a través del ejemplo y la congruencia, así como también reflexionar sobre los valores que valen la pena resaltar en imágenes o fotografías, en canciones, cuentos, noticias locales e internacionales, el análisis de situaciones cotidianas a la vida de los alumnos que, sumadas a las mencionadas anteriormente, amplían el abanico de posibilidades para el tratamiento de los valores en el aula.

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