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Maldita En Sangre


Enviado por   •  12 de Agosto de 2013  •  495 Palabras (2 Páginas)  •  293 Visitas

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No sé por dónde empezar, en realidad estoy seguro que ni siquiera debería hacerlo, pero ahora lo único que sé es que su presencia me mantiene cautivo, sus labios de sangre, su blanca piel, su cabello de sombras, toda ella me conduce a la locura. Pero ella, siempre ella, eterna y distante, se aleja en la noche y desaparece en la oscuridad, que la abraza, a la que pertenece.

Tal vez lo hace para protegerme, para evitar que salga herido, que me desangre, que caiga en la misma maldición, pero lo que logra es que mi necesidad aumente, que su imagen se repita de manera infinita ante mis ojos.

Esa chiquilla, maldita en sangre, se alimenta de ese néctar que corre por las venas, ese veneno escarlata, solo tan rojo como sus labios, como su corazón, tan dulce como su mirada y tan adictivo como su ausencia, esa criatura nocturna que me ignora y se aleja indiferente, que no busca mi sangre, aun cuando la ofrezco voluntariamente, y prefiere buscar otras presas, que al final terminan abandonándola en su propia búsqueda de saciar su sed, esa mujer a la que amo de inhumana manera.

Solo quiero saber porque se aleja, porque me abandona a mi suerte, desprecia mi alma pura y frágil otorgada a sus manos pálidas y frías, muertas para muchos, pero más que vivas dentro de mí, no sé si es lo que necesito, no sé si pueda manejar la verdad, pero el ansia me carcome, el ansia de saber el porqué de mi exilio ante sus ojos, perdidos en la noche de la que es presa y soberana.

Algunos se quejan de que los han dejado, de que han sido abandonados, pero el problema conmigo, es que para mi jamás estuvo, siempre se iba, extendiendo sus alas, desvaneciéndose entre penumbras, y yo, observándola, estático, un espectador a distancia de sus presencia magnifica e intrigante.

Puedo jurar que lograría dibujar su alma, sin siquiera mirar el papel, pues tengo su imagen tan gravada en mi, efímera y perfecta, que sería pura pretensión creer que necesito verla para saber que está ahí.

Tal vez debería huir, ya después de tantos años, estoy ya cansado de esperar, esperar algo que ambos sabemos que jamás sucedería, pero sigo cautivo de su luz, prisionero de la eternidad que ofrece.

Solo quiero ser como ella, que por una vez ella sea la que me observe, ser el que se esconde y aleja en las sombras, para luego volver y convertirla en divinidad y probar el sabor de la sangre de sus labios, y volverme eterno junto a ella, por una fracción de segundo, para luego desaparecer en el olvido del tiempo, satisfecho, pues no necesitaría mas recuerdo que el aroma de su sangre, envuelta en su fría piel.

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