Maquiavelo

El Príncipe es un texto en el que se observan los atributos que deben acompañar a los hombres de Estado. Este posee una gran vigencia a pesar de la distancia temporal que se abre entre su tiempo (principio de la secularización durante la transición de la edad media a la moderna) y el nuestro. Las cuestiones centrales giran en torno al poder y las técnicas de poder, y de cómo toda acción política debe ser evaluada en función de su capacidad para obtenerlo y mantenerlo (a través de la búsqueda de legitimidad del mando y la preservación del estado), y no de su ajuste a la moral.

Lo que importa es el éxito a la hora de buscar un objetivo y los medios que se requieren para el sustento y la protección del Estado o la conservación del poder (no importa de que manera sino el objetivo que tenemos), que no siempre se prestan a los dictados de la acción moral. El fin de la acción política es la conservación del poder y para ello tiene la necesidad del apoyo del pueblo como fundamento legítimo de la fuerza del gobernante.

La política siempre es estratégica y sus actores tratan de maximizar sus intereses con todos los medios a su alcance, la virtú del gobernante no solo consiste en saber operar bajo condicionantes, sino en tener conciencia también de las características peculiares de cada contexto y el estilo de gobierno que encaja con ellos (capacidad de preservar el estado a través de políticas concretas). El fin se impone a pesar de su inmoralidad, aunque unos pueden ser más aceptados según las circunstancias que otros lo importante es el éxito de la acción y no su adecuación a principios.

La razón del Estado es preservar lo colectivo más allá de los medios que utilicemos también considera la fortuna, esta es necesaria para poder entender la virtú (aprovechar y apoderarse del momento adecuado).

Considera dos métodos esenciales para organizar los asuntos de manera que se imprima la cualidad de virtù a la totalidad del cuerpo ciudadano, estas herramientas son:

1) Uso del poder coercitivo del ejército.

2) Uso del poder coercitivo de la ley para obligar al pueblo a colocar el bien de su comunidad por encima de sus propios intereses si esto no es suficiente se debe hacer uso de la fuerza para conseguirlo.

Con respecto a la relación entre política y violencia se cita a Gramsci quien intuyó la necesaria articulación entre ambas, los dos elementos hegemónicos para el Estado moderno son coerción y consenso (éste es un mundo de dirigentes y dirigidos).

Aplicando lo leído sobre la praxis del kirchnerísmo en la última década considero que éste puede ser estudiado desde la óptica de Maquiavelo, ha aprovechado la fortuna del contexto socioeconómico tanto mundial como nacional aunque solo obedece a un aprovechamiento de las coyunturas con el mero objetivo de conservar el poder, plantea una constante dicotomía discursiva lucha contra las corporaciones pero favorece y permite el desarrollo de otras afines(2005 se prorroga por 10 años las concesiones de Menem a los grupos mediáticos Clarín, Moneta, Vila Manzano y en 2007 autoriza la fusión de Multicanal

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