Maria Dos Prazeres
Enviado por julieth241564 • 21 de Agosto de 2014 • 750 Palabras (3 Páginas) • 253 Visitas
La soledad es uno de los grandes temas o mejor dicho, ‘el tema’ de Gabriel
García Márquez, siempre presente en sus novelas, cuentos, y entrevistas, e incluso
en el discurso que pronunció al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982, al
que tituló: "La soledad de América Latina". El relato María dos Prazeres como
todo buen cuento es plurisignificativo; pero es sobre todo, un cuento de la
soledad. Dejemos que sea el propio García Márquez quien nos ilustre sobre el
significado de la soledad:
"Es sobre el único tema que he escrito [la soledad], desde el primer libro hasta el que estoy escribiendo, que es ya una apoteosis del tema de la soledad; el del poder absoluto, que es lo yo considero debe ser la soledad total. Es un proceso que vengo tratando desde el principio. El del coronel Aureliano Buendía —el de sus guerras y el de su marcha hacia el poder— es verdaderamente una marcha hacia la soledad. Todos los miembros de la familia no sólo están solos -lo he dicho muchas veces en el libro, tal vez más de lo que hubiera debido- sino que es la antisolidaridad, inclusive, de los que duermen en la misma cama. Pienso que los críticos que más han acertado son los que han llegado a la conclusión de que todo el desastre de Macondo —que es también un desastre telúrico— viene de esa falta
de solidaridad, la soledad de cada uno tirando por su cuenta".
Entrevista con Rita Guibert
Siete voces (México: Organización Editorial Novaro, S.A., 1974)
La soledad, de acuerdo al propio GGM es el resultado de la carencia de
solidaridad entre los seres humanos. Es desde esta perspectiva de la soledad, en
su engranaje social, en tanto producto de la falta de solidaridad entre los seres
humanos, que hemos analizado el relato María dos Prazeres de García Márquez.
Con respecto a la soledad, es relevante también, destacar las siguientes palabras
de GGM de su discurso mentado: La soledad de América Latina (1982), en donde
se entretejen claramente los hilos de la soledad y la solidaridad:
"[…] Es comprensible que insistan en medirnos [los europeos de los países desarrollados] con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos.
La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios. […] La solidaridad con nuestros sueños no nos hará sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legítimo a
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