Mi Princesa Eres tú
Enviado por bren34565 • 15 de Septiembre de 2013 • 1.337 Palabras (6 Páginas) • 252 Visitas
-"Líbranos del mal..." era una frase que mi madre solía usar cuando algo malo pasaba. Desde siempre podría decir que mi familia ha sido desdichada, por decirlo de alguna forma.
Generalmente, la mayoría de las personas, son incautas al no creer en..."cosas que van más allá de lo normal", pero para una vida como la mía, y en una familia como la mía; ese tipo de cosas, eran de lo más habituales.
¿Por qué? el hermano de mi padre era sacerdote, pero papá...hizo cosas que no debía, y se metió con quién no debía... mi tío se encargaba de investigar y realizar exorcismos; a veces con el permiso de la iglesia; otras ocasiones por debajo del agua, con ayuda de papá, e incluso con la de mamá...o la mía propia. Desde que tengo memoria, la familia en general siempre ha sido...¿cómo explicarlo? ¿tal vez, sensible o hipersensible? a cosas que no todo mundo ve, o que no todos sienten. Mamá y yo, siempre hemos sido los más susceptibles a todo lo que sucede a nuestro alrededor. Pero eso trajo problemas a la larga; o al menos en ocasiones...era cuando Mikoto tomaba su rosario entre las manos, y rezaba, y rezaba, y no dejaba de hacerlo, hasta que lo que fuera que estuviese ahí, se fuera de la casa.
Pero, supongo que siempre hay excepciones, y, en aquel día, los rezos de mis padres, no fueron escuchados...
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-¿Estás seguro Fugaku?-le preguntaba la mujer, con una voz crispada, tan áspera, que podía sentirse el dolor, y el miedo que sentía en esos momentos tan cruciales-
-Mikoto, te prometo, que será la última vez
-Eso ya lo has dicho antes, estoy harta de esto. Simplemente no puedes estar jugando con estas cosas, ni con nosotros....son cosas que no podemos controlar, date cuenta, yo...
-Te prometo, que será la última vez. Después de esto, dejaré que mi hermano se encargué de sus problemas
-Pero...no sólo hablo de eso, y lo sabes vez
-Deja de alterarte, mujer...
-Si no hubieras hecho eso ahora mismo Itachi...
-¡Cállate¡ -notablemente se escuchaba un timbre de voz ronco y molesto, en el esposo de la mujer, que preparaba algunas figuras santas, una biblia y al parecer, un frasco de plástico, el cual seguramente tenía dentro de él, agua bendita- no hables más de Itachi, yo siempre cargaré con eso y...
-¿Y crees que me es suficiente? eso no me regresará a mi hijo...
-¿Mamá?
-Ya cállate -sonaba en un susurro, aquella orden que le daba Fugaku a Mikoto; sólo volteó a mirarlo con mala cara, para después girar de nuevo al rostro de un menor de ojos negros, y piel blanca, que si bien, no era del todo un niño pequeño, aún guardaba rasgos y gestos de uno.
-¿Qué pasa mamá?
-No te preocupes Sasuke, todo está bien, sólo estamos platicando
-¿Platicando?
-Mamá y yo tenemos que ayudar de nuevo a tu tío
-Habías prometido que ya no lo harías...
-Te juro que será la última, también se lo he prometido a tu madre
-¿Tardarán mucho?
-No lo sé hijo mío, tal vez toda la noche
-Necesitamos que nos acompañes...
-¡Fugaku¡
-Papá...no...
-Necesito que vayas...
-No puedes exponer así a Sasuke
-¡Tienes que ir¡ -golpeaba una mesa- has ido siempre, esta vez no tiene porque ser diferente...
-Tu hermano mismo dijo que esta vez no...
-No importa lo que él diga, el hecho es que Sasuke tiene que acompañarnos. Es por lo que justamente hoy quiero que vaya
-¡¿Pero piensas exponerlo a esas cosas?¡ ¡¿estás loco?¡
-Deja de discutirme Mikoto...así que arréglate de una vez Sasuke, no quiero llegar tarde
-Pero...
-Hazle caso a tu padre -le acariciaba el rostro- estaremos bien, no te preocupes...-lo rodeaba con sus delicados y cálidos brazos, brindándole un poco de conformidad y confort, que su padre no podía brindarle- cúbrete bien, está haciendo frío
-Es una noche muy oscura mamá...
-Lo sé Sasuke, lo sé...
Subimos al coche, no sin antes prender unas varitas de incienso a la foto de Itachi, mi hermano. Había fallecido, cuando yo aún era muy pequeño, no recuerdo gran cosa, pero... lo extrañaba en ese momento y hasta la fecha sigue siendo así. Mamá cerró la casa, caía la nieve a borbotones, se escuchaba el ruido de las pisadas al pasar por toda esa nieve; escuché el ruido del motor, un sonido tan áspero, oscuro...daba miedo. Tenía miedo, mucho miedo, no era como en otras ocasiones, esa era diferente, lo sentía diferente, veía en mi madre, miedo, un miedo bien fundamentado...se respiraba tan
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