Mi historia es demasiado difícil de contar, demasiado difícil de comprender; sin embargo, haré el intento para que sea lo más clara posible hacia ustedes.

Shim DongHyeon al habla. Mi historia es demasiado difícil de contar, demasiado difícil de comprender; sin embargo, haré el intento para que sea lo más clara posible hacia ustedes.

Mi nombre antes era Gauthier Lamperouge, mi padre es el rey de Britannia, un recóndito reino Europeo, por lo tanto yo solía ser el príncipe de dicho reino, sí, aún en estos tiempos existen reyes, reinas, príncipes y esas cosas. Todo parecía de color de rosa, al menos hasta ahora ¿no? Sin embargo, yo fui testigo del más espantoso crimen jamás hecho, lo recuerdo como si hubiera sido ayer a pesar de que yo tenía tan solo 8 años… Yo estuve presente cuando el reino fue atacado, mi madre por protegerme pereció en aquel ataque, o eso es lo que parecía. El luto cubrió la vida familiar real por mucho tiempo, hasta que después de un par de años, accidentalmente escuché a mi padre discutiendo con alguien, contándole la verdad tras aquel ataque fingido, el propósito no eran las riquezas reales, sino mi madre. Él había planeado su ejecución.

Desde aquel día he intentado escapar de esa prisión lujosa, tuve que fingir tantas veces respeto hacia aquel ser desalmado que decía ser mi padre, hasta que al fin lo logré. No me pregunten como lo hice, pues aún es algo confuso para mí.

Recuerdo haber sido emboscado por los guardias reales en mi intento número cien por escapar, para entonces el tiempo había transcurrido y yo ya tenía 15 años cumplidos. Todo pasó tan rápido, una chica hermosa apareció en medio de aquel bullicio, vestía un traje entero color blanco, sus mangas eran acampanadas al igual que la parte de los tobillos… Recuerdo haber estado totalmente sorprendido, pues ella pareció haber sido herida, su cuerpo se desplomó en el piso y su mirada enfocó mi aturdido semblante, mis manos y piernas temblorosas evitaron yo pudiera ayudarla o terminar mi escape, tan solo me quedé ahí, observando atemorizado el desfallecer de esa desconocida hasta que una luz me cegó totalmente, parecía como si alguien me susurrara algo en el oído o quizá yo estaba solo en aquel lugar, no lo sé realmente. Después de aquella alucinación, mi ojo izquierdo empezó a doler, un dolor tan insoportable que ocasionó un grito desgarrador escapó de mis labios mientras mis manos cubrían ese ojo, ardía como el fuego del infierno, dolía mucho más que cualquier puñalada en el pecho o hígado. Mis rodillas flaquearon y yo terminé arrodillado, aún manteniéndome al frente de aquella joven tiesa en el piso.

En aquel momento era un blanco fácil para los guardias, quienes no dudaron en atacarme; mas no pudieron tocarme ni un cabello. Sentí como una fuerza invisible controlaba mis extremidades, ocasionando una de mis manos dejaran de cubrir mi adolorido ojo, posterior a ello mi brazo se estiró hacia el frente, cubriendo con su palma al tumulto de guardias, me sentía poderoso y más fuerte que nunca. Una sola palabra fue suficiente para que mis agresores fallecieran en un instante: Mueran. Solo eso necesité decir, no recuerdo en qué momento dejé de cubrir mi ojo, solo recuerdo que los guardias estaban en mi rango de visión. Mi sorpresa e impacto aumentó más al ver como uno a uno iba cayendo y aquella joven desaparecía en destello.

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