Mi nombre es Ángela del Perdon Castro y conocí a Elmer Cader hace unos tres o cuatro años, no me acuerdo. De trabajar en el Ministerio Público, que se retiró hace unos cinco años
Enviado por SamirKRY • 27 de Febrero de 2017 • Ensayo • 2.249 Palabras (9 Páginas) • 261 Visitas
Vidas entregadas
Mi nombre es Ángela del Perdon Castro y conocí a Elmer Cader hace unos tres o cuatro años, no me acuerdo. De trabajar en el Ministerio Público, que se retiró hace unos cinco años, según lo que me contó, y desde entonces se dedicó al oficio de investigador privado. Nos hicimos amigos porque llegó a mi consultorio por una infección de garganta. No hay nadie que tenga una conversación tan interesante como Elmer; desde fútbol hasta filosofía, literatura y ciencia. No sé de nadie que, como él, juegue bien al tenis y al poker. He tenido la costumbre de tomar notas de los casos que hemos visto juntos y ahora, con permiso de él, voy a contarles acá un caso reciente en el que participé junto a Elmer Cader.
Hay días en que la clientela está sana, y esto es malo para el negocio de médico. Una tarde en que no había citas ni nadie había llamado, salí de mi consultorio indicándole a mi asistente que sólo me llamara si hubiera alguna emergencia. A media tarde llegué a la casa de Elmer Cader, quien me recibió cordial como siempre.
—Qué bueno que vino, Ángela. Está por venir una joven que me escribió un correo electrónico contándome su desgracia —me contó mi amigo, al tiempo que tomaba un dulce y se lo comía.
— ¿De qué se trata el caso? —le pregunté.
—Verá mi estimada Ángela del Perdon Castro, esta joven ha sido plantada en el mismísimo altar. Por la manera en que estaba escrito el email que me envió, creo que ha de ser una joven de no más de 20 años, “universitaria”, mala estudiante y de supuesta buena apariencia.
—Ya, ay guey. ¿Con un sólo email consiguió saber todo eso? —le respondí, sorprendida.
—La escritura, es como la huella digital de una persona, dice más cosas de las que aparenta. Puedo saber que es de esa edad porque es su novio del colegio a quien busca y además es muy descuidada en su redacción y ortografía, lo que indica poca inquietud intelectual y que n es tan lista. Además vi la foto del perfil del email, y en el email mismo, como tantas otras personas, ella indica su año de nacimiento.
Reí de buena gana. Sonó el timbre de la casa y Elmer Cader salió a abrir la puerta. Entró a la sala una joven un poco encantadora, cuyo rostro no estaba tan mal pero tampoco tan bien, que mostraba tristeza y preocupación. Se llamaba Brittany Pérez Thomson.
—Señorita, le presento al doctora Ángela del Perdón Castro, quien es mi amiga de total confianza y me asiste en mis casos — dijo Elmer Cader — Por favor tome asiento. Lamento el embotellamiento que encontró para venir acá y que haya hecho una tarde de calor.
— ¿Cómo supo que encontré mucho tráfico al venir acá?
—Bueno, veo marcas de sudor en su blusa y al entrar en la sala ví que suspiro acalorada. Además vino veinte minutos tarde. También revisé su perfil en Twitter y así supe que había un tráfico de la chingada, como usted misma lo describió.
—¿Pero cómo supo cuál era mi perfil de Twitter?
—El sistema permite una búsqueda de usuarios por email. Simplemente introduje la dirección de email desde donde me escribió y encontré el perfil. Pero cuéntenos, por favor, cómo fueron los hechos — dijo Elmer Cader al tiempo que le daba un vaso de agua de jamaica fría a la acalorada joven.
La joven tomó un sorbo de la bebida y empezó a contar su historia.
—Vine aquí porque usted me ha sido ampliamente recomendado. Como le conté por email, yo estaba esperando a mi novio en el altar, en la iglesia, con todos los invitados, y él nunca llegó, me dejo plantada. La boda era el sábado y a día de hoy, lunes, no tengo noticias de él. Estos días han sido de gran sufrimiento y pena. Lo hemos buscado por todos lados pero no hay señales de él. Temo lo peor, y por eso vine con usted, por favor ayúdeme.
— Que buena decisión tomo el muchacho, que diga, ¿Cómo se llama el muchacho y desde hace cuánto lo conoce? ¿Cómo ha sido la relación?
—Nos conocemos desde niños — la muchacha hizo un puchero como queriendo llorar, pero se contuvo.— Se llama Brayan Rosado de la Colina y es hijo de una familia muy chingona, a toda madre. Siempre nos hemos llevado súper bien. La familia de él me adora y no tengo la menor duda de que él me ama con todo el corazón.
—Sin embargo, se pelearon hace un par de meses — pregunto Elmer.
—¿Cómo supo eso? —preguntó extrañada la muchacha.
—Al decir la frase ”siempre nos hemos llevado bien” noté duda. Además, usted misma lo dijo en su perfil de Facebook.
—Que encontró por el email en buscador del sitio, supongo —pregunte.
—Así es mi estimada Ángela del Perdón Castro. Pero señorita, por favor, síganos contando. ¿Vio algo extraño en el comportamiento de su novio los días anteriores a la boda?
—Dos semanas antes de la boda, el Brayan parecía distante. Pensé que era natural, por que las mujeres somos las que nos entusiasmamos por la boda, mientras los hombres lo consideran tedioso. Ahora me doy cuenta de que pudo haber sido algo más. Nadie sabe nada de él, todos estamos preocupadísimos, aunque yo no veo que su familia lo esté buscando tan desesperadamente como yo.
—¿En dónde sería su luna de miel, si no es indiscreción, señorita Brittany?
—Nos íbamos a ir el domingo a la casa que sus padres tienen en Xochimilco y estaríamos ahí durante algunos días; después iríamos a Oaxaca.
—Muy bien señorita, con eso empezaremos a trabajar. Le ruego me indique la dirección de la casa de su novio el Brayan, quien supongo vivía con sus padres. También quiero saber en dónde trabaja para hacer las visitas correspondientes. Es posible que le tenga noticias mañana por la tarde así que esté atenta a su celular.
La señorita Brittany salió de la casa de Elmer Cader un poco más aliviada de lo que entró. De inmediato mi amigo me indicó que saldríamos a hacer una visita a la casa del novio desaparecido. Por ahí empezaría la investigación.
Afortunadamente la casa no quedaba lejos, por lo que llegamos bien rápido. Nos atendió la madre, que nos recibió de inmediato, dándonos café y galletas, y que además había sido alertada de nuestra visita por la señorita Brittany.
—Es una pena lo que ha sucedido —dijo la madre del novio —. El Brayan siempre ha sido un buen muchacho, pero ahora parece que quiso escapar del compromiso. Parece que mi niño no quiere madurar.
...