Miguel Nicolas Lira
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Acerca de… Miguel Nicolás Lira Álvarez
(Miguel N. Lira)
(14 de octubre de 1905 – 26 de febrero de 1961)
Biografía
Nació Miguel Nicolás Lira, hijo del Doctor Guillermo Lira y la Sra. Dolores Álvarez de Lira, el 14 de octubre de 1905 en la casa número 6 de la Avenida Juárez de la ciudad de Tlaxcala, donde radicó hasta 1914, cuando la Revolución obligó a su familia a trasladarse a Puebla. De su matrimonio con doña Dolores, tuvo el Doctor Lira cinco hijos: Dolores, Guillermo, José, Alfonso y Miguel. Por el lado paterno, la ascendencia de Miguel se arraigaba en la tierra tlaxcalteca: su tatarabuelo, don Juan Diego de Lira, ostentaba los blasones de la casa de los Maxiscatzin. Su abuelo, el coronel Miguel Lira y Ortega fue declarado benemérito del Estado de Tlaxcala en 1868, después de gobernar a su pueblo por cerca de nueve años, combatir en el partido liberal de Juárez contra los imperialistas, y ser un demócrata convencido del principio de la no reelección. Su ascendencia por el lado materno era española.
Este mestizaje dejará al correr de los años profunda huella en su vida y en sus escritos. La tierra de Tlaxcala, cuna e inspiración de Miguel es una de las 32 entidades federativas y, con excepción del Distrito Federal, la más pequeña de la nación mexicana. Este ambiente, mezcla de culturas indígena y española, es el que desde sus primeros años absorberá el sensitivo espíritu de Miguel. Su tierra y los años de revolución que pronto se desencadenarían en México, son el motivo de su vida y de su obra.
De esos primeros años en Tlaxcala, Miguel siempre recordará con cariño a la tía Manuelita, hermana de su padre. Su tía cuidaba de él a causa de la delicada salud de su madre. Para mantenerlo quieto, la tía Manuelita lo tenía entretenido por horas recortando estampas de faenas taurinas. Va naciendo en él su pasión por la poesía. Ésta empieza a manifestarse cuando a la edad de siete años recita en ocasión del cumpleaños de su padre, una cuarteta de su composición.
En Tlaxcala da Miguel sus primeros pasos escolares. Siendo sus padres muy religiosos, lo envían a un colegio católico el Sagrado Corazón de Jesús. De allí pasa al Instituto Científico del estado. El 1910, cuando estalla la revolución ejercía el padre de Miguel su profesión de médico cirujano en Tlaxcala. Entonces la vida apacible del hogar cambia radicalmente. Don Guillermo traslada a la familia a Puebla. En 1919 Miguel va a la ciudad de México a la Escuela Nacional Preparatoria. Su padre quiere que abrace como él, la carrera de médico, pero sintiendo Miguel repulsión hacia la cirugía, sigue la profesión de abogado.
Allí en México, en las arcadas de San Ildefonso, espíritus afines recogen las inquietudes juveniles. Son los años de la posrevolución, cuando ha triunfado en lo militar pero aún no se consolida ideológicamente los años en que por el planeta se desbordaban los principios del socialismo y la novelística rusa ejercía gran influencia sobre las conciencias revolucionarias. Son los años en que el nacionalismo mexicano empezaba a surgir y cuando el ministro José Vasconcelos llevaba a cabo la extraordinaria cruzada educativa durante el gobierno de Obregón.
En este tiempo, la poesía, la novela y el muralismo mexicanos se desbordaban con plenitud: Ramón López Velarde y Francisco González Léon descubren y ensalzan la provincia; Mariano Azula, luchando contra la indiferencia literaria de los suyos, transcribe en vigorosas pinceladas para la inmortalidad el tema de la Revolución Mexicana, y José Clemente Orozco, Diego Rivera y Alfaro Siqueiros hacen de las paredes de escuelas y edificios públicos escenarios de un simbolismo realismo nacionales que al correr de los años adquirirán un valor universal.
Lira pertenece a una generación de periodistas. En sus años de Preparatoria se editaba en dicho plantel entre ocho y diez revistas y periódicos, todos ellos de carácter literario. Las contribuciones de Miguel siempre fueron bien recibidas. Por este tiempo, también colaboró en el Universal Ilustrado, con el seudónimo de Máximo Bretal.
Dos eventos importantes sucedieron a Lira en 1921: descubrir su vocación de poeta y haber conocido a la que fue su inspiración primigenia y años más tarde se convirtiera en la inseparable compañera de su vida, Rebeca.
En 1922 Miguel deja la preparatoria e ingresa a la Escuela Libre de Derecho para seguir la carrera de jurisprudencia. Allí sigue dedicándose, a la par que a sus estudios, a su vocación de poeta.
A raíz de sus primeros poemas publicados en las revistas Pegaso de Tlaxcala, y Prometeo de la capital, el arte de Miguel empieza a ser notado por críticos y poetas.
Acababa de aprobar Miguel su primer año en la Escuela de Jurisprudencia cuando su primer libro de versos, Tú, fue editado por el gobierno del estado de Tlaxcala. Era enero del año de 1925. En 1927 animado por la crítica, edita su segundo libro de poemas: “La Guayaba”, éste también fue publicado por la imprenta del Gobierno de Tlaxcala.
El 28 de abril de 1928 Miguel presenta con éxito su examen profesional de abogado y el 29 de diciembre del mismo año culmina un noviazgo de siete años casándose con la maestra Rebeca Torres Ortega, que años más tarde sería la primera mujer en ocupar la presidencia municipal de Tlaxcala . En la misma fecha se inició en la burocracia judicial, donde ocupó diferentes puestos: actuario, oficial mayor, secretario del Tribunal del Primer Circuito, secretario de estudio y cuenta de la Suprema Corte de Justicia y juez de distrito (en las ciudades de Tlaxcala y Tapachula) Lira pertenece a la Generación del 29, uno de cuyos méritos principales consiste en lograr la autonomía universitaria. Como en esta generación se destacan principalmente los oradores más que los escritores, Miguel tiene que abrirse paso en el campo de las letras por su propio esfuerzo.
El no pertenecer a ninguna capilla literaria es otro de los matices que dan a la personalidad de Lira siempre pensó que el grupo de Contemporáneos pesaba demasiado a los hombres de su generación y por lo tanto le era necesario formarse por su propio impulso.
Miguel N. Lira hereda de su abuelo el ilustre Miguel Lira y Ortega el gusto por
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