Mineria Ilegal
Enviado por eriannaperez • 24 de Septiembre de 2013 • 1.981 Palabras (8 Páginas) • 448 Visitas
1. La minería ilegal en Venezuela
Al hablar de la minería ilegal genera toda clase de contraposiciones en un estado donde, en demasía, se encuentra el 82% de los bosques del país, las más imponentes bellezas naturales que son Patrimonio Mundial de la Humanidad y la cuenca hidrográfica con mayor extensión de pristinidad del mundo tropical.
Como una espada de Damocles, la minería ilegal amenaza permanentemente, no sólo los ecosistemas del Escudo de Guayana, sino también la diversidad cultural y el desarrollo turístico del estado Bolívar. Sin embargo, hablar de la minería ilegal genera toda clase de contraposiciones, más aún cuando se está consciente de la potencialidad minera de un estado como Bolívar donde a la vez, y en demasía, se encuentra el 82% de los bosques del país, las más imponentes bellezas naturales que son Patrimonio Mundial de la Humanidad y la cuenca hidrográfica con mayor extensión de pristinidad del mundo tropical, como es la cuenca del río Caura.
Lograr crear la sinergia necesaria para integrar el sistema humano y el sistema natural en búsqueda de un manejo racional, apegado a las leyes venezolanas, es el dilema de muchos estudiosos de este tema.
1.1. Actividad vergonzosa
El geólogo venezolano Henry Briceño, investigador de la Universidad Internacional de Florida es un crítico de la manera de actuar de los mineros ilegales. Sabe por experiencia que su actividad y proceder, violan con flagrancia toda la legislación ambiental, por eso expresa, sin ambigüedades, que esta actividad a la que califica de “vergonzosa”, es “ejecutada y financiada por extranjeros, especialmente brasileros, guyaneses y colombianos, en su mayoría ilegales, sin contar a los venezolanos que se unen a ellos sin importarles que se destruya el patrimonio natural del país”.
Como especialista en la materia ambiental, considera que “una actividad minera, al igual que cualquier actividad industrial debería: beneficiar al hombre que la realiza y a su sociedad; proteger el entorno natural donde se desarrolla, para que la actividad sea sostenible y crear riqueza, en el contexto de mejora de calidad y nivel de vida para la sociedad”.
Sin embargo, para Briceño la realidad es otra. Desde lo social, asegura que “el hombre que la realiza se va destruyendo moral, física y económicamente. El botiquín y la prostitución, el juego y las drogas van sustituyendo a su núcleo familiar y social”.
En el aspecto ambiental, opina que “la tala y la quema de bosques; la cacería y la pesca sin control; la remoción de suelos; la destrucción de cauces de quebradas y ríos; la contaminación con desechos de todo tipo y la contaminación irreversible con mercurio, de nefastas consecuencias para todos los ecosistemas”; y finalmente, Briceño se pregunta si al final se ha creado riqueza. “Pues no, no existen comunidades asociadas a esas actividades que muestren ningún signo de mejora en términos de salud, educación, higiene, servicios y permanencia”.
Briceño explica que este problema no se resuelve con operativos, por cuanto “al operativo y los abusos de ambas partes le seguirán las comisiones de alto nivel y ya saldrán los defensores de derechos humanos y de derecho al trabajo a abogar para que se les permita a los garimpeiros explotar la Cuenca del Caura bajo "vigilancia" del ejército o la Guardia Nacional y la "supervisión y asistencia técnica" del Ministerio de Minas y del Ministerio del Ambiente”.
Considera que sólo la existencia de líderes indígenas apoyados por los organismos del Estado, “serios y comprometidos con sus comunidades, concientes del peligro que representa esta depredación para el futuro de sus pueblos y ellos, si deciden con coraje bloquear el acceso a como de lugar, a este desvarío, será posible detener la afrenta y preservar el Caura”.
1.2. Mejor ecoturismo que minería
Para el director de la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Fudeci), Omar Hernández el desarrollo sustentable al sur de Venezuela no debe basarse en la minería sino en un impulso al ecoturismo.
“Miles de turistas desean conocer la selva y sobre todo ver su fauna, con la minería lo primero que desaparece es la fauna”.
Considera que el turismo genera empleos y trae divisas sin aniquilar el ambiente, quedando la selva intacta. “La minería es pan para hoy y hambre para mañana, con el detalle que la selva quedará destruida y ya no podremos atraer a los turistas. Además el Caura es una reserva forestal, lo cual es peor, porque la minería acaba con el hábitat de miles de especies y al final no queda nada, sólo mucha gente pobre y un millonario. Como ejemplo están todas las reservas forestales que se explotaron en el país, ninguna fue recuperada como exige la ley”.
Hernández recuerda que la historia venezolana revela que la explotación minera y forestal siempre ha sido desastrosa para el ambiente y para los propios mineros y leñadores.
Al respecto señala que la situación en el Estado Amazonas es más crítica: “durante varias décadas ha sido imposible sacar a los mineros del Parque Nacional Yapacana, río Ventuari y recientemente en el río Siapa. Pareciera que los intereses pueden más que los gobiernos”.
El titular de Fudeci recuerda que en los países “civilizados” ya existen técnicas de extracción de oro que son cónsonas con el ambiente, pero muy costosas “y en Venezuela donde no existe fiscalización ambiental ni siquiera en Caracas; que le dejamos a las remotas zonas mineras”.
Hernández es pesimista con la posibilidad de aplicar alternativas ambientales de minería en Venezuela, “te lo digo por el caso de Amazonas donde la minería es ilegal y todo el mundo sabe donde están las minas y ahí siguen”.
1.3. Enfoque sociocultural y psicosocial
El antropólogo e investigador de la Uneg, Sergio Milano apuesta por una perspectiva sociocultural y psicosocial sin olvidar el componente ecológico.
“Unos de los principales problemas de que ha adolecido la política minera oficial desde que la conozco, es asumir que el problema minero es de característica técnico-económicas, por tanto, que debe ser dentro de este ámbito donde se encuentra la solución. Repetidas veces hemos sugerido a las autoridades competentes que el eje de acción debe ser cultural”.
“El pequeño minero se sustenta sobre elementos culturales mágico-religiosos que es donde se organiza el proceso productivo, lo que implica que cambiar
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