Monopolio De AENA

Las situaciones monopolísticas provocan ineficiencias del mercado y perjudican a los consumidores. Estas situaciones pueden deberse a diversas causas como la concesión de una licencia, por la posesión exclusiva de un determinado recurso natural, por cuestiones políticas, etc.

Para evitar que se produzcan estos monopolios o tratar de combatirlos, el sector público puede llevar a cabo una serie de acciones como establecer multas o sanciones para aquellas empresas que realicen prácticas monopolísticas, crear una empresa pública que compita en ese mercado, facilitar la entrada de más empresas competidoras...o directamente a través de leyes antimonopolio.

De esta forma el sector público trataría de acercar la economía a la competencia perfecta, dando lugar a un mercado más productivo en el que los consumidores salgan ganando gracias a disponer de más alternativas a mejores precios.

Un ejemplo real de monopolio es el caso de AENA, que se encarga de la gestión de todos los aeropuertos en España.

Una medida que podría tomarse para acabar con el monopolio de AENA y acercarlo más a un mercado de competencia perfecta sería ceder la gestión de cada aeropuerto a la comunidad autónoma a la que pertenezca, ya que actualmente esto no es así, sino que es el Estado y más concretamente el Ministerio de Fomento el que controla todos ellos.

A su vez cada gobierno autonómico debería permitir la disputa de varias empresas para lograr la gestión de sus aeropuertos y disponer de una serie de reglas y normativas para llevarla a cabo. Sólo en aquellos casos en los que no hubiera administración o empresa responsable del control de un determinado aeropuerto, sería AENA la encargada de ello.

En cualquier caso estas medidas contribuirían únicamente a lograr un acercamiento a una situación de competencia perfecta, ya que en la práctica acabaría siendo imperfecto como todos los mercados.

El problema en el caso de AENA es que el Estado tiene una gran parte de la empresa y por tanto no le interesa permitir la entrada de otros competidores que puedan hacer peligrar su monopolio, manteniendo a fin de cuentas un liderazgo ultra politizado y "chapucero".

Estaríamos por tanto ante un monopolio gubernamental, que son los peores de todos los monopolios porque son los más difíciles de romper y de acercar ese mercado a una situación de competencia perfecta. Los gobiernos crean "empresas públicas" con las que favorecen los intereses de unos pocos sin importar los de los consumidores.

Fernando Huergo Sancho. GRADO ADE, UNIR

...