Muchos Zorros, Pocos Tigres

CUENTOS CHINOS

Muchos zorros, pocos tigres

Gerardo Guapo Campos

gerardoguapocampos@yahoo.com

“ Un tigre apresó a un zorro. A mí no me puedes comer -dijo el zorro-. El Emperador me designó rey de los animales. Si me comes, él te castigará. Y si no me crees, ven conmigo. Verás cómo todos los animales huyen apenas me ven. El tigre accedió a acompañarlo y apenas los otros animales los veían escapaban…”

Son las 4:44 de la mañana de un día cualquiera. La obra que empieza hoy, no es tan distinta de la de ayer y tampoco tendrá diferencia alguna con la de mañana.

Beligerante en su plática Don José, el peluquero del barrio, se volverá a quejar de que tiene menos clientes y los que aún mantiene, ya entretejen su cabellera por lo largo del pelo. La razón del tamaño de la trenza no es parecerse al Cuchillo Herrera o al galán de moda que pasa en las lloronoverlas del canal de las estrellas; la razón es menos complicada, el dinero es un bien escaso capaz (la escasez) de transformar el look de moda de las personas.

Doña Mago por su parte irá por su leche Liconsa y por sus 4 bolillos de a peso; suficientes para “llenar” los delgados vientres de sus cuatro hijos y de Don Carlos, su marido, que le echa la culpa a su diabetes para sólo probar parte del manjar. Juntos piensan y viven la realidad de que el dinero no alcanza ni para llenar la bolsa del juguete que se regala en los dulces sorpresa.

Por otra parte escucharemos, y probablemente leeremos, al político de moda, ese que fue gobernador y que de repente nos da mensajes de inmensa e inigualable comprensión de la problemática del país resuelta seguramente si aplicáramos sus dulces y profundos discursos en nuestras vidas, diciendo que el año que entra (al fin ya nada más faltan 351 días para el 2012) si habrá reforma hacendaria que garantice más cortes de pelo, más pan y leche en las mesas de las familias mexicanas y más atención a los enfermos (niños, madres desamparadas y viejecitos según dice el libro de discursos que le gustan al pueblo). Noticia es, sin embargo, que ese político dijo lo mismo hace casi quince meses cuando había otros momentos electorales.

¿Cuál político?, pues cualquiera que crea que ningunear la inteligencia de los mexicanos es fácil, sólo se trata de pararse enfrente de un medio de comunicación y bla, bla, blar todo lo que se le ocurra que salve al pueblo.

No debemos de perdernos además las pláticas de los futbolistas que se enamoran de hombres, de los inicios de la construcción del puente de la colonia –el que tiene como once primeras piedras en los últimos 44 meses y como cuatro políticos distintos con su gorro de periódico en la cabeza sonriéndole al mejor flash que se le ponga enfrente- o la discusión de la tarde de lo gorda que quedo la vecina después de echarse

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