Métodos Cuantitativos
Enviado por Dmrs • 4 de Diciembre de 2014 • 2.120 Palabras (9 Páginas) • 196 Visitas
Estudios Cuantitativos en la Construcción Social de «la Juventud» Chilena. Un acercamiento histórico (2003-1967)
I. Introducción
En los años sesenta, el escritor checo Milan Kundera centraba su narrativa en el ímpetu del sujeto revolucionario, aquel que sólo aceptaba la humanidad como trascendencia y la historia escrita con mayúsculas. Los personajes de Kundera buscaban el humano más humano que conduciría al fin de la historia, o más bien, al verdadero comienzo de la historia humana. Entonces, en Europa oriental, este fin era visto como una certeza que incluso se podía fechar, como lo hizo Breznef respecto al año dos mil, una utopía científica con coordenadas en el tiempo.
En un comienzo, artistas e intelectuales se maravillaron con esta grandilocuente certeza y entregaron poesía, plástica y narrativa, a un proceso que luego, desde la estructura autoritaria, buscó sepultar la diversidad creadora, imponiendo el realismo socialista como lenguaje oficial. Así los artistas y pensadores quedarían, a decir del escritor checo, convertidos en «ingeniosos aliados de sus sepultureros», en el momento en que la «historia con mayúsculas» sólo aceptó la tipografía del Estado.
Durante la década del noventa, caídos los socialismos de Europa oriental, los ojos de Kundera apuntan a las sociedades globalizadas. Sus personajes aparecen ahora impotentes ante «maquinarias» que superan los Estados y sus estructuras burocráticas. Aquí los poderes no tienen rostros ni lugar, son gigantescos a la vez que pequeños y localizados, luminosos como quirúrgicos bombardeos que lanzan sus destellos desde el periódico, la radio, la televisión y la propaganda.
Tales poderes aparecen como instancias que ya no apelan a grandes realizadores de la historia ni a grandes proyectos, como se hiciera en los sesenta. Es más, se sustentarían en sociedades que cambian la «pesada materialidad» de un imperativo nuevo orden a construir, por la «insoportable levedad» de las imágenes que imponen la realidad a aceptar. Es en esta levedad que se centra la actual narrativa del escritor checo, una humanidad atrapada en redes enajenantes como la industria mediática y el valor de realidad asignado a los estudios de opinión. La fotografía, lo audiovisual, la publicidad, la estadística, aparecen como grandes máquinas impulsadas por «imagólogos» más pendientes de dar brillo al traje del emperador que a develar su supuesta objetiva desnudez.
El actual Kundera pasa de la «historia con mayúsculas» que, en nombre de la nueva sociedad, ignora la escala particular de lo humano; a la «historia con minúsculas», que impone el devenir de las imágenes, moldeando a diario a las personas en su particular vida de consumo y aceptación.
Siendo notables las consideraciones del citado novelista con relación al poder de las imágenes y los estudios de opinión, una mirada a realidades pasadas dan cuenta que, como suele suceder con las descripciones de la vida posmoderna, aquí aparecen formas de ser, construir y proyectar sociedad, de más larga data que la denominada condición «pos» de las últimas décadas. En otras palabras, en los contextos históricos que suceden a la caída de los socialismos reales, la reducción de los Estados, la imposición del neoliberalismo globalizado y el desarrollo de la informática, no todo es angustiantemente nuevo y nada es humanamente ajeno. A eso apela este texto, a cómo imagen y estadística llevan muchos años operando como instrumentos de construcción de realidad al servicio de diversos proyectos políticos sociales. Específicamente, aquí se abordará el tema de la construcción social de la juventud chilena a través de estos instrumentos que leen y crean realidades. Sobre esta historia, empezaré por hoy y terminaré en los sesenta. Al revés de los motivos de Kundera, al derecho de nuestras miradas.
II. Juventud, realidad y reality
Paul sabía, al igual que Jaromil, que la modernidad será mañana distinta de lo que es hoy y que por el eterno imperativo de la modernidad es necesario saber traicionar su cambiante contenido [...] En París 1968, con una terminología más radical que la que empleaba Jaromil en 1948 en Praga, los estudiantes rechazaban el mundo tal como es, el mundo de la superficialidad, de la comodidad, del comercio, de la publicidad, de la estúpida cultura de masas, que le mete a la gente en la cabeza sus melodramas, el mundo de lo convencional, el mundo del padre. Paul pasó entonces varias noches en las barricadas y tenía la misma voz decidida de Jaromil 20 años antes, no se dejaba ablandar por nada, y apoyado en el brazo que le ofrecía la rebelión estudiantil salía del mundo de los padres [...] Pero después pasó el tiempo y su hija creció y se sintió muy bien en el mundo tal como es, el rock, la publicidad, la cultura de masas y sus melodramas, en el mundo de los cantantes, los coches, la moda [...] Si Paul hubiese sido capaz de defender sus opiniones con terquedad ante los jueces, los policías, los prefectos y los ministros, no era capaz de defenderlas ante su hija, que se le sentaba en sus rodillas [...]
¿Qué significa ser absolutamente moderno cuando uno ya no es joven y su hija es completamente distinta de cómo fue uno en su juventud? Paul encontró fácilmente la respuesta: ser absolutamente moderno significa en tal caso identificarse absolutamente con su hija. [...] Ser absolutamente moderno significa ser aliado de sus sepultureros.
Milan Kundera: La inmortalidad
Descubrí a los 34 años que ya no soy joven. Y lo hice gracias a «protagonistas de la fama». Las conversaciones de los chicos, sus temáticas, el lenguaje que utilizaban, no eran los míos ¡Y me siento un hombre joven! Había una distancia tremenda con estas personas que tienen en promedio sólo 15 años menos que yo. «Protagonistas...», me permitió ver esa distancia y me estimuló a salvarla. «El reality nos mostró un trozo de la juventud no contemplado por los medios de comunicación. Ése es el gran aporte del programa. [...] Dejó entender que la problemática de los jóvenes iba por otro lado, que los asuntos políticos, ésos que «dividen» al país, están superados por las generaciones nuevas. Vimos cómo chicos y chicas de distintos grupos sociales se comunicaban con honestidad, sin esconderse, cara a cara, señalando sus bajezas y grandezas, con un anhelo común: la búsqueda de una oportunidad, ésa que muchos les niegan estigmatizándolos con el famoso «es que no están ni ahí». Pero nos mostraron aún más: apego y respeto a sus familias, generosidad, cooperación, perdón. Ojalá muchos aprendan. «Protagonistas...»
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