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NATURALEZA DE LA ADQUISICIÓN DEL HABLA


Enviado por   •  3 de Julio de 2012  •  2.943 Palabras (12 Páginas)  •  1.008 Visitas

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Bases neurofisiológicas del lenguaje

NATURALEZA DE LA ADQUISICIÓN DEL HABLA

Los investigadores y especialistas del lenguaje sostienen que el habla o expresión verbal es una función especial y compleja, en la que participan, en forma estructurada y organizada, desde habilidades motoras automatizadas, hasta procesos cognoscitivos (conocimientos y experiencias) en progresivos y distintos niveles de abstracción.

Similarmente la adquisición del habla es un proceso de naturaleza quizás mucho más complejo, el cual está estrechamente relacionado con la maduración del sistema nervioso, con el desarrollo cognoscitivo y socioemocional. De allí que este proceso se considera como un aspecto del desarrollo integral del niño que viene a ser, en suma, consecuencia de la interrelación de múltiples factores procedentes, por un lado, del mismo niño (endógenos) y, por otro lado, del medio ambiente en el que vive (exógenos).

Sin embargo, los mecanismos que dinamizan internamente este proceso de adquisición son desconocidos todavía, intrigando a los especialistas, quienes tratan de conocer y penetrar cada vez más, con mayor interés y profundidad, en los intrincados y difíciles, pero maravillosos laberintos del lenguaje y su implicancia en la función biológica y sociocultural.

De esa manera, muchos especialistas en la materia, aun cuando saben que todo lo que han aprendido al respecto no es nada en comparación con lo que permanece desconocido, tratan de explicar, en forma cada vez más objetiva y profunda, la naturaleza y los mecanismos que intervienen en dicho proceso, considerando la adquisición del lenguaje como un fenómeno sociocultural fundamentalmente aprendido, que se instala sobre un desarrollo suficiente de funciones neurológicas y psíquicas.

Bajo estas consideraciones, autores como Launay y Borel-Maisonny (1975), sostienen que la aparición y desarrollo del lenguaje verbal se va instalando sobre un plan de funciones psicofisiológicas, como una continuación a los progresos psicomotores y gestuales, los que van siendo sustituidos y rápidamente abandonados por el niño a medida que su expresión verbal o habla se forma.

Esto implica que la adquisición del habla viene a darse como una especie de "impronta" o como un aspecto imbricado sobre funciones ya establecidas o programadas anatómicamente. Es por eso que J. B. Quiroz (1977), lo concibe como una función "sobreimpuesta", debido a que se instala en órganos o estructuras anatómicas cuyas acciones o funciones no están o no estaban destinadas para este propósito.

De allí que, desde el punto de vista de la anatomía y fisiología humana la adquisición y desarrollo del lenguaje verbal no es producto de una función "normal" o "natural" de un órgano o estructura anatómica en particular, sino que se instala sobre una multiplicidad de funciones de distintos órganos que tienen independientemente sus propias acciones o funciones. Por eso, al lenguaje verbal se lo considera como una asociación de funciones o, más propiamente, como un sistema funcional sobreimpuesto y no como una función normal de uno u otro órgano especial.

Concebimos a esta cualidad como "sistema funcional", siguiendo a Anokhin, 1967; Luria, 1984; Quiroz, 1977, debido a que es una asociación de funciones de diferentes órganos o estructuras anatómicas, las que asociadas en forma compleja, se encuentran supeditadas a la influencia del medio sociocultural. Esto significa que la adquisición del lenguaje verbal depende, por un lado, de estructuras anatómicas que la posibilitan biológicamente y, por otro lado, de la influencia fundamental del medio ambiente. Es decir, dicho proceso está determinado por la acción o influencia de agentes externos (medio sociocultural) a través de las propiedades y condiciones internas del organismo, tal como sostenía Rubinstein (1973).

De esa forma, la adquisición del lenguaje verbal viene a ser, por un lado, una posibilidad biológica, cuyo soporte material principal es el sistema nervioso, específicamente el cerebro, sobre cuya evolución e integración se incorpora progresivamente esta cualidad. Tal posibilidad, se sabe, viene genéticamente programada, razón por la que el cerebro humano tiene la capacidad innata (Chomsky, l951) y exclusiva para tal adquisición. Y, por otro lado, depende, en gran medida, de la mayor o menor "presión ambiental", que es fundamental para el aprendizaje y organización de este medio de comunicación entre los seres humanos.

Podemos afirmar, entonces, que si bien el habla es innata como posibilidad biológica, cuando no se enseña no se aprende ni se incorpora. Un ejemplo patético y demostrativo de la influencia sociocultural en esta adquisición es el caso de las niñas "lobas" Amala y Kamala. Estas niñas vivieron hasta los 8 años de edad únicamente con lobos, tiempo durante el cual adoptaron la forma de vida de las fieras y sólo aprendieron a emitir aullidos de lobos.

Una vez que fueron rescatadas e incorporadas a la civilización, éstas tuvieron serias dificultades para el aprendizaje y adquisición del habla así como para el desarrollo del pensamiento, pese a que se propiciaron las condiciones más favorables para su estimulación en forma conveniente, demostrándose que la disposición biológica había quedado atrofiada o "soterrada", precisamente debido al aislamiento del medio sociocultural durante la infancia de dichas niñas, lo cual constituyó un gran freno para la adquisición y desarrollo del habla.

¿CUÁLES SON LAS BASES NEUROFISIOLÓGICAS DEL LENGUAJE?

Si bien es cierto que el medio sociocultural juega papel fundamental para que el niño aprenda a hablar, también es cierto que tal adquisición no sería factible sin un soporte material que posibilite y encuadre dicho proceso. Este soporte o base material es el CEREBRO: órgano de la estructura mental y piedra básica sobre el cual se edifican las formas más complejas de la actividad mental (Luria, 1974) como es el lenguaje verbal.

Este importante órgano es una parte del sistema nervioso, siendo la médula espinal y los nervios las otras partes del sistema. El cerebro y la médula espinal forman el sistema nervioso central (SNC). Los nervios constituidos por fibras nerviosas, conductores de los impulsos nerviosos aferentes (que van de los receptores, que son los órganos de los sentidos, hacia el SNC) y eferentes (que vienen del SNC, especialmente del cerebro, a efectores que son los músculos y glándulas), son los que forman el sistema nervioso periférico.

Estas estructuras del sistema nervioso, tanto el central como el periférico, intervienen

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