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Obligaciones para con los demás seres humanos, otros seres vivos, ecosistemas y el planeta


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2015  •  Ensayo  •  1.299 Palabras (6 Páginas)  •  2.626 Visitas

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GOBIERNO DEL ESTADO DE CAMPECHE[pic 1][pic 2]

COLEGIO DE ESTUDIOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS

DEL ESTADO DE CAMPECHE

PLANTEL CAMPECHE

INFORME DEL TEMA: LAS OBLIGACIONES PARA CON LOS DEMAS SERES HUMANOS, LOS OTROS SERES VIVOS, ECOSISTEMAS Y EL PLANETA.

[pic 3]

NOMBRE: MELANYE SCARLET GAMBOA HERNANDEZ

ASIGNATURA: CTSYV.

SEMESTRE: 5 to

GRUPO: A

NOMBRE DEL PROFESOR: TERESITA DEL JESUS SEGOVIA VARGAZ.

INTRODUCCION

Una teoría ética sostiene que el bien físico, intelectual y espiritual de los seres humanos es la base fundamental de nuestras obligaciones morales en relación con el mundo natural de las plantas, los animales y los ecosistemas.

Tenemos obligaciones hacia la naturaleza y sus criaturas porque nos son directamente útiles, tanto estética como económicamente. Una perspectiva centrada en lo humano valora la naturaleza porque ofrece recursos útiles, una reserva de diversidad genética, un lugar para recreación y una fuente de placer sensorial.

DESARROLLO

Expliquemos primero en qué consiste la moral. ¿Cómo podemos condenar moralmente ciertos actos que lesionan a las plantas, los animales o los ecosistemas si no tenemos una idea clara de lo que es la moral? Aquí, debemos observar que las normas morales van más allá del ámbito de las normas jurídicas. Incontables acciones humanas pueden ser rechazadas o aceptadas, pero no pueden formar parte de un sistema legal. Una norma moral –según la de la célebre formula de Aldo Leopold: “Una cosa es correcta cuando tiende a conservar la integridad, la estabilidad y la belleza de la comunidad biótica; y es incorrecta cuando tiende a lo contrario”- no es más que una recomendación de actuar de un cierto modo que, según la experiencia (y aquí viene bien la ciencia), favorezca más que otros el bienestar personal, social y natural. Y por “bienestar” solo puede entenderse algo empírico, como el propio desarrollo, la felicidad, una vida más placentera, un entorno estéticamente agradable, el disfrute espiritual o una relación afectuosa con otros seres vivos. La moral, es un asunto estrictamente personal. Es cuestión del juicio independiente de cada persona.

Pero, si nos consideramos agentes libres, podemos tener diferentes razones para actual. Hacemos ciertas cosas, tomamos ciertas medidas por deber con nosotros mismos. Nuestra decisión se alimenta del problema perenne del sentido de la vida. Si la persona es capaz de dejar de lado toda consideración de los hechos para guiarse por razones que tienen que ver con la forma en que vive la vida, entonces su decisión será una decisión moral. Ludwig Wittgenstein lo expresó espléndidamente: “Sólo de la conciencia del carácter singular  de mi vida surgen la religión, la ciencia y el arte”. Este pensamiento es aplicable también a la moral. El modo en que actuamos depende de a vida que deseamos vivir.

Este es un territorio donde las cuestiones acerca del carácter asumen la mayor importancia y donde la ética de la virtud ambiental juega un importante rol en el proceso de moldear nuestros valores y nuestra fibra moral de manera que brote una forma de comprensión que coadyuve a la conservación de la naturaleza como condición necesaria del desarrollo del potencial humano.

La belleza está esencialmente ligada a las ideas morales. Si la virtud es belleza, y la belleza produce un placer estético, la persona virtuosa se comprometería con la moral en su trato a la naturaleza. La actividad humana estaría regida por la atracción por un lugar o paisaje particular. Su objetivo será no solo nuestra felicidad, sino el bien de toda la comunidad terrestre.

Es por medio de nuestros gobiernos que tenemos que conciliar la relación de los humanos con su entorno natural. Fue Aristóteles quien señaló que es la política la que “utiliza al resto de las ciencias y… que legisla sobre lo que se debe y no debe hacer”. Al tomar decisiones que afectan directamente al público anónimo, nuestros actos toman otro carácter. No podemos ignorar esto cuando tomamos una decisión que afecta al ambiente más allá de nuestro jardín; actuamos como agentes sociales o políticos a pesar de nuestras más profundas intenciones éticas o religiosas.

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