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¿Quienes eran los fariseos en la Biblia?

Eran un grupo estudioso de la Ley entre los judíos, y que buscaban día con día interpretaciones sobre la forma correcta de guardarla.

Se dividían en grupos pequeños o células, conocidas como Haburot, y era costumbre entre los fariseos tratarse entre sí como “hermanos”. Existía una Habura o célula farisea que creía en Jesucristo como Mesías, dentro de la cual estaban prominentes fariseos como Nicodemo y José de Arimatea. Gamaliel (máximo pensador fariseo entre los años 60 y 80) fue maestro de Saulo de Tarso, y manifestó precaución cuando se tramaba contra los apóstoles. Existe el pensamiento de que Saulo de Tarso tuvo fuertes influencias de este grupo en su afán misionero fuera del territorio natural del judaísmo.

Los fariseos eran opositores a los saduceos, que conformaban una aristocracia con mucho poder político e influencia en las autoridades clericales del Templo de Jerusalém.

Los fariseos tenían las siguientes creencias:

1. Resurrección de los muertos.

2. El poder de interpretación de las Escrituras de los Rabbíes (a Jesucristo le llamaban Rabbí, título reservado a los fariseos que daban instrucción religiosa, origen de la palabra Rabino). Este concepto de libre interpretación fue lo que motivó a Martín Lutero a su famosa Reforma y su bandera ideológica “Sola Scriptura”.

3. Creían en dos clases de leyes: la escrita (La Toráh o Pentateuco y los profetas) y la oral (plasmada en el Talmud).

Las Haburot eran conformadas por fariseos que compartían formas de pensamiento en lo general, aunque podían tener formas de pensar distintas en lo particular.

Era común que entre distintas Haburot, así como al interior de las mismas, se diesen discusiones muy profundas, acaloradas y con mucha argumentación, sobre diversos temas, desde la razón por la cual el Imperio Romano dominaba la tierra de Israel, hasta la manera en la cual se debían encender las antorchas antes de iniciar el shabbath.

Los ejemplos más comunes de esto son las famosas disertaciones entre Hillel y Shamay. Muchos relatos neotestamentarios referentes a disertaciones de Jesucristo dentro de patrones de discusión farisaicos pueden encontrarse, como cuando le plantean el pago del tributo “Dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César”, en donde claramente le intentan hacer un “cuatro” de índole ideológica.

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