Origen del Hetzmek
Enviado por lizzetty • 14 de Mayo de 2014 • Examen • 2.158 Palabras (9 Páginas) • 1.081 Visitas
Antecedentes
Origen del Hetzmek
El hetzmek es un ritual doméstico que es practicado en la actualidad, principalmente pero no exclusivamente, por la población de ascendencia indígena y de Yucatán. Sin embargo, esta ceremonia no es privativa de Yucatán; además de celebrarse en Quintana Roo y Belice, donde recibe el mismo nombre, se realiza con otros nombres en otros estados del país y por otros grupos étnicos. Los lacandones que habitan las tierras bajas de Chiapas realizan una ceremonia que llaman mekik utiar. Este término, al igual que el hetzmek, se traduce como “llevar la criatura a horcajadas sobre la cadera”. Además, según Villa
Rojas, se realiza con los mismos propósitos que éste. En sus notas de campo, Philip Baer expresa que los lacandones le conceden tal importancia a este rito que constituye un requisito imprescindible para poder casarse (Villa Rojas, 1995:
303-304). Los chontales de la costa de Tabasco realizan una ceremonia muy similar al hetzmek de los mayas yucatecos y quintanarroenses, y al mekik utiar de los lacandones, que además persigue los mismos propósitos de éstas. Pero ellos llaman a su ceremonia xekemeke. Si bien esta ceremonia no es privativa de Yucatán, Marion advierte que sí lo es de los grupos mayenses. Según ella, en la literatura etnológica disponible no se ha reportado una ceremonia parecida en algún grupo no mayense (Marion, 1994: 39).
En relación con el xeke-meke, Villa Rojas (1995: 363-364 y 440) dice explícitamente que su origen es prehispánico, mientras que en otros textos implícitamente asume también el origen prehispánico del hetzmek (Villa Rojas, 1971).
Además de Villa Rojas, otros autores de reconocido prestigio internacional, como Robert Redfield, Sylvanus Morley y Alberto Ruz Lhuillier, también asumen que el hetzmek es de origen prehispánico. Redfield dice que es “un rito de tránsito, pagano y prexistente” al bautismo cristiano (1944: 267); Morley, que “trae su origen desde tiempos antiguos” (1974: 180) y, en un recuento de los rasgos culturales que los mayas de Yucatán han logrado conservar a lo largo de los siglos, Ruz Lhuillier dice que es un rito que se ha conservado por tradición oral (1957: 67-68). Sin embargo, a pesar de sus afirmaciones y asunciones, ninguno de estos autores proporcionan las fuentes iconográficas, arqueológicas o documentales de esta presunción, como sí lo hacen en relación con otras manifestaciones culturales de los mayas que ellos analizan; tal es el caso de otros ritos asociados al ciclo de vida, los cuales están documentados en la Relación de las cosas de Yucatán, escrito por fray Diego de Landa. Los estudiosos de la cultura maya, entre ellos los mencionados arriba, continuamente hacen referencia a este texto y a códices mayas cuando sus afirmaciones pueden constatarse en esos documentos. Este es el caso de Mercedes de la Garza (1998:183), quien al describir los ritos asocia- dos al parto, para apoyar sus afirmaciones dice: “hay representaciones de ambas ceremonias en el Códice Madrid”.
Por otro lado, es importante señalar que quienes estudian los ritos de paso prehispánicos con base en fuentes documentales coloniales, no mencionan para nada al hetzmek. Al respecto pueden consultarse los trabajos de Enrique Bonavides (1992), Marie Odile Marion Singer (1994) y Mercedes de la Garza (1998).
Entonces, ¿en qué basan los mencionados autores la presunción y/o la afirmación de que el hetzmek es un rito de origen prehispánico? Utilizando como modelo de análisis el continuo rural urbano, Robert Redfield (1944) hace esta inferencia a partir de la creciente disminución en su importancia, en la frecuencia de su práctica y en su complejidad, conforme se pasa de los pueblos más aislados a las villas y a las ciudades. Este autor supone que las manifestaciones culturales de las poblaciones más aisladas y alejadas de los principales centros urbanos tienen prácticas culturales más cercanas a la forma en que las llevaban a cabo los antiguos mayas.
Retomando este mismo modelo de análisis, Villa Rojas adopta la misma su- posición. Con base en ella, hace el recuento de las variaciones y permanencias que, en el momento de su investigación, habían sufrido diferentes expresiones de la cultura y la lengua de los mayas de Yucatán con relación a los patrones culturales que supone tenían los antiguos mayas. Desde esta perspectiva, el autor afirma que una de las áreas en la que puede notarse mayores diferencias entre los patrones culturales antiguos y los modernos es en relación con el ciclo de vida. Una de esas prácticas es el ritual del hetzmek, del cual dice que “ya va quedando como cosa del pasado en las comunidades menos aisladas”(Villa Rojas, 1971: 373). En un texto posterior, este autor siguió utilizando el mismo enfoque teórico y metodológico de análisis, pero advierte que, después de los años transcurridos desde la conquista española, las manifestaciones culturales actuales no son copia exacta del patrón prehispánico, ni de las formas de vida europeas; son “sistemas culturales híbridos, bien integrados y coherentes” (Villa Rojas 1968: 121).
Desde una perspectiva teórica y metodológica diferente de la de Redfield y Villa Rojas (1962), Marie-Odile Marion (1994) intenta demostrar que el ritual del hetzmek es de origen prehispánico; más exactamente, lo que esta estudiosa de la cultura maya afirma es que el hetzmek es una variante contemporánea de un rito prehispánico: el ka’put zihil, el cual describe Diego de Landa en su memorable texto Relación de las cosas de Yucatán. Como prueba de este origen analiza los elementos simbólicos de ambos rituales y los compara con los elementos simbólicos de otros dos rituales contemporáneos, el mek’bir y el mek’chahar, que practican los lacandones de Chiapas.
De la comparación de esos cuatro rituales (hetzmek, mek’bir, mek’chahar y ka’put zihil),10 Marion encuentra que todos comparten “rasgos estructurales de profundo significado”, esto la lleva a proponer que los tres primeros son distintas derivaciones actuales del ritual prehispánico descrito por Landa. Además, afirma que estas coincidencias sugieren “un origen común lejano o bien la ocupación remota de un territorio vecino o cercano” entre ambos grupos mayas (Marion, 1994: 39).
En esta última idea Marion coincide con Villa Rojas, quien afirma que los lacandones actuales de Chiapas descienden de los mayas yucatecos; concreta- mente Villa Rojas dice que proceden de los antiguos quejaches, una tribu maya que hasta el siglo XVI habitó la parte sur del actual estado de Campeche y el Petén. Ante la conquista española y los intentos de catequización por parte de los religiosos, los miembros de esta tribu se fueron internando a zonas menos
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