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PARADIGMAS EPISTEMOLGICOS


Enviado por   •  6 de Febrero de 2015  •  3.801 Palabras (16 Páginas)  •  166 Visitas

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PARADIGMAS EPISTEMOLGICOS

No se puede fundamentar circunstanciadamente un modo de pensamiento no convencional, pero quizá se puedan exponer sus rasgos característicos y fijar aquí y allá algunos puntos. De esta manera corre uno ciertamente el peligro de ser mal interpretado. En el caso del constructivismo se agrega la circunstancia de que, lo mismo que ocurre con el escepticismo, cuando se rechaza sin más ni más una corriente de pensamiento, Giambattista Vico, y la resistencia que encontraron en un pasado reciente Silvio Ceccato y Jean Piaget, no tanto porque su argumentación presenta lagunas o incongruencias sino más bien a causa de la justificable sospecha de que el constructivismo pretende enterrar una parte demasiado grande de la cosmovisión tradicional.

No se necesita penetrar muy profundamente en el pensamiento constructivista para comprender con claridad que esa posición conduce inevitablemente a hacer del hombre pensante el único responsable de su pensamiento, de su conocimiento y hasta de su conducta. Hoy en día, cuando los conductistas intentan asignar toda la responsabilidad al medio ambiente y los sociobiólogos se complacen en atribuir buena parte de ella a los genes, resulta poco simpática una teoría que sostiene que el mundo en el que parecemos vivir lo debemos sólo a nosotros mismos. Esto en última instancia es lo que quiere afirmar el constructivismo... Aquí es fundamental la tesis de que el mundo que experimentamos lo construimos automáticamente nosotros mismos porque no reparamos –y ciertamente no sabemos– en cómo realizamos ese acto de construcción.

El constructivismo radical sostiene, análogamente a lo que sostiene Kant en su Crítica, que podemos en gran medida inferir las operaciones con las cuales organizamos el mundo de nuestra experiencia, y que la conciencia de ese operar, que Ceccato llamó tan bellamente en italiano consapevolezza operativa, puede ayudarnos a hacer las cosas de manera diferente y tal vez mejor.

La historia de la filosofía es una confusión de ismos. Idealismo, racionalismo, nominalismo, realismo, escepticismo y docenas más de ismos pugnaron más o menos ininterrumpidamente y vivamente durante veinticinco siglos, es decir, desde que aparecieron los primeros testimonios de pensamiento occidental, la novedad no es más que una reagrupación de viejos materiales ya conocidos o un desplazamiento del punto de partida o la división de un concepto corriente. El problema epistemológico –es decir, cómo adquirimos conocimiento de la realidad y si ese conocimiento es también seguro y “verdadero”– ocupa el pensamiento de los filósofos actuales no menos que ocupaba el de Platón.

A pesar de la tesis de Kant de que nuestra mente no crea sus leyes partiendo de la naturaleza sino que se las impone, la mayor parte de los científicos actuales se sienten aún hoy como “descubridores” todo el mundo espera de la verdad “auténtica”.

La diferencia radical está en la relación entre saber y realidad. Mientras la concepción tradicional de la teoría del conocimiento, así como de la psicología cognitiva, consideran esta relación siempre como un acuerdo o correspondencia gráfica (icónica), el constructivismo radical ve dicha relación como una adaptación o ajuste en el sentido funcional.

El realista metafísico busca conocimiento que corresponde con la realidad de la misma manera que uno busca pintura para que corresponda con la pintura con que está pintada la pared que tenemos que arreglar. En el caso del epistemólogo no es, claro, el color lo que lo ocupa, sino una clase de “homomorfía”, es decir, una equivalencia de relaciones.

Darwin abrió camino el camino a la absurda idea de que sobre la base de su teoría se podría ampliar el concepto de fittest (el más apto) y encontrar entre los organismos que se ajustan a sus medios organismos “más” ajustados que otros y entre ellos hasta todavía los “más ajustados” de todos.

En la teoría de la evolución así como en la historia del conocimiento se ha hablado de “adaptación”, con lo cual vino a crearse un formidable equívoco. Si tomamos en serio el modo de pensar evolucionista ocurre que los organismos o nuestras ideas nunca pueden ajustarse a la realidad, sino que es la realidad la que mediante su limitación de lo posible elimina sin más lo que no es apto para la vida. En la historia natural una falta de aptitud es mortal sin excepción; los filósofos en cambio rara vez mueren por causa de las ideas inadecuadas. En la historia de las ideas no se trata de la supervivencia, se trata de la “verdad”.

Como lo ha subrayado Gregory Bateson, la teoría darwiniana está construida sobre el principio de la limitación, no sobre el principio de causa y efecto. El intento de Lorentz de explicar los conceptos de tiempo y espacio, por una parte, como adaptación, pero por otra parte también como aspectos objetivos de la realidad ontológica. 5Heinz von Foerster me llamó la atención sobre el hecho de que el principio de la selección en virtud de condiciones

El constructivismo es, pues, radical, porque rompe con las convenciones y desarrolla una teoría del conocimiento en la cual éste ya no se refiere a una realidad ontológica, “objetiva”, sino que se refiere exclusivamente al ordenamiento y organización de un mundo constituido de nuestras experiencias. El constructivista radical abjuró de una vez por todas del “realismo metafísico” y se encuentra enteramente de acuerdo con Piaget quien dice: “La inteligencia organiza el mundo organizándose a sí misma”. Para Piaget la organización es siempre el resultado de una interacción necesaria entre la inteligencia consciente y el ambiente, y, porque él se considera en primer lugar un filósofo de la biología, caracteriza esa interacción como “adaptación”. Donald Campbell, que compuso una excelente reseña sobre los representantes de la “epistemología evolutiva” desde Darwin, dice: “la cuestión sujeta a controversia es la inclusión conceptual del mundo real, definiendo el problema del conocimiento como el encaje de datos y teoría a ese mundo real”. En su conclusión, ese autor declara luego que la epistemología evolutiva que él y Karl Popper representan “es completamente compatible con las metas del realismo y objetividad en la ciencia”.

La duda acerca de la correspondencia entre el saber y la realidad nació en el momento mismo en que un ser pensante adquirió conciencia de su acto de pensar. Jenófanes, uno de los primeros presocráticos, ya decía que: “Ciertamente ningún hombre ha visto una cierta verdad y nunca habrá alguien que sepa acerca de los Dioses y las cosas,... pues aún si triunfa en decir lo que es completamente cierto, él mismo no sabrá que sabe de ello; la opinión (apariencia) está fijada

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