PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA
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PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA
(1600 – 1681)
NO HAY BURLAS CON EL AMOR
Personajes:
Don Alonso de Luna, galán
Don Juan de Mendoza, galán
Moscatel, gracioso
Don Luis, galán
Don Diego, galán
Don Pedro Enríquez, viejo y padre de las dos damas
Doña Beatriz, dama
Doña Leonor, dama
Inés, criada
ACTO PRIMERO
Salen Don Alonso de Luna y Moscatel muy triste
Alonso:
¡Válgate el diablo! ¿Qué tienes,
que andas todos estos días
con mil necias fantasías?
Ni a tiempo a servirme vienes,
ni a propósito respondes;
y, por errarlo dos veces,
si no te llamo, pareces,
y si te llamo, te escondes.
¿Qué es esto? Dilo.
Moscatel:
¡Ay de mí!
Suspiros que el alma debe.
Alonso:
Pues ¿un pícaro se atreve
a suspirar hoy así?
Moscatel:
Los pícaros ¿no tenemos
alma?
Alonso:
Sí, para sentir,
y con rudeza decir
de su pena los extremos;
mas no para suspirar;
que suspirar es acción
digna de noble pasión.
Moscatel:
Y ¿quién me puede quitar
la noble pasión a mí?
Alonso:
¡Qué locuras!
Moscatel:
¿Hay, señor,
más noble pasión que amor?Alonso:
Pudiera decir que sí;
mas, para ahorrar la cuestión
que "no" digo.
Moscatel:
¿Que no? Luego,
si yo a tener amor llego,
noble será mi pasión.
Alonso:
¿Tú, amor?
Moscatel:
Yo amor.
Alonso:
Bien podía,
si aquí tu locura empieza,
reírme hoy de tu tristeza
más que ayer de tu alegría.
Moscatel:
Como tú nunca has sabido
qué es estar enamorado;
como siempre has estimado
la libertad que has tenido,
tanto, que en los dulces nombres
de amor fueron tus placeres
burlarte de las mujeres
y reírte de los hombres;
como jamás a ninguna
quisiste, y más te acomodas
a engañar, señor, a todas
que hacer elección de una;
como eres (en el abismo
de amor jugando a dos manos,
potente rey de romanos)
mal vencedor de ti mismo,
de mí te ríes, que estoy
de veras enamorado.
Alonso:
Pues yo no quiero crïado
tan afectüoso. Hoy
de casa te has de ir.
Moscatel:
Advierte...
Alonso:
No hay para qué advertir.
Moscatel:
Mira...
Alonso:
¿Qué querrás decir?
Moscatel:
Que se ha trocado la suerte
al paso, pues siempre dio
el teatro enamorado
el amo, libre el crïado.
No tengo la culpa yo
de esta mudanza, y así
deja que hoy el mundo vea
esta novedad, y sea
yo el galán, tú el libre.Alonso:
Aquí
hoy no has de quedar.
Moscatel:
¿Tan presto,
que aun de buscar no me das
otro amo tiempo?
Alonso:
No hay más
de irte al instante.
Sale don Juan
Juan:
¿Que es esto?
Moscatel:
Es pagarme mi señor
el tiempo que le he servido
con haberme despedido.
Juan:
¿Con Moscatel tal rigor?
Alonso:
Es un pícaro, y ha hecho
la mayor bellaquería,
bajeza y alevosía
que cupo en humano pecho,
la más enorme traición
que haber pudo imaginado.
Juan:
¿Qué ha sido?
Alonso:
¡Hase enamorado!
Mirad si tengo razón
de darle tan bajo nombre,
pues no hace alevosía,
traición ni bellaquería,
como enamorarse un hombre.
Juan:
Antes pienso que por eso
le debierais estimar,
que diz que es dicha alcanzar,
y yo por tal lo confieso.
¿Crïados enamorados?
Un hombre que se servía
de dos mozos, y los veía
necios y desaliñados,
nada en su enmienda buscaba
como es decirlos a ratos:
"¡Enamoraos, mentecatos!"
que estándolo, imaginaba
que cuerdos fuesen después,
y aliñados; y, en efecto,
¿qué acción, qué pasión, qué
afecto,
decid, si no es amor, es
el que al hombre da valor,
el que le hace liberal,
cuerdo y galán?Alonso:
¡Pesia tal!
De los milagros de amor
la comedia me habéis hecho,
que fue un engaño culpable,
pues nadie hizo miserable,
de avaro y cobarde pecho
al hombre, si no es amor.
Juan:
¿Qué es lo que decís?
Alonso:
Oíd,
y este discurso advertid;
veréis cuál prueba mejor.
El hombre que enamorado
está, todo cuanto adquiere
para su dama lo quiere,
sin que a amigo ni a crïado
acuda, por acudir
a su gusto; luego es
miserable amando, pues
...