PENA DE MUERTE, NO ES UNA CONDENA FACTIBLE PARA LEGALIZARSE EN MÉXICO

PENA DE MUERTE, NO ES UNA CONDENA FACTIBLE PARA LEGALIZARSE EN MÉXICO.

Como punto de partida es preguntarnos, ¿Podemos dejar en manos del gobierno, a quien ni siquiera le confiamos la entrega oportuna del correo, la IMPOSICIÓN DE LA PENA DE MUERTE? la respuesta a la interrogante es NO.

Los medios de comunicación son lamentablemente emisiones que convencen el pensamiento humano, y cada vez que en ellos se transmiten información de actos criminales que impactan a la sociedad, surge nuevamente los comentarios respecto a favor de la legalización de la pena de muerte. En los países donde este tipo de condena es legal, la vista para ellos es un castigo más cercano y proporcional con el daño cometido, siendo la pena “más justa”.

Cuando un juez dicta una ejecución a un preso por homicidio, aquel está imitando precisamente la conducta que está condenando, esa es la actitud que encierra una contradicción y es justamente lo que indirectamente esas condenas están sugiriendo a otros criminales que matar al prójimo puede ser una alternativa LÍCITA para resolver problemas.

En México años atrás la pena de muerte era una condena legal, en líneas posteriores abordare este punto; ahora bien, los portales de debate realizados, las encuestas, los blogs de derecho, etc., arrojan que la mayoría de la gente está a favor de la misma, hay personas que mencionan y fundamentan que la pena de muerte es justa, ya que es un castigo perfecto para el delincuente y de esa forma esa punición hará que los niveles de delincuencia disminuyan en nuestro país, pensando que el criminal se detendrá a ejecutar el delito.

La experiencia que pude adquirir y observar al estar de cerca con los detenidos por delitos graves, puedo decir que los altos criminales son insensibles al dolor físico y moral, ellos saben que la muerte es un riesgo en su “oficio” por lo cual no les asusta esa idea, como la sociedad ilusamente cree. Esa acción de castigo solo aterroriza y funde miedo al delincuente ocasional, aquella persona de bien, ellos son los que temen que por alguna circunstancia del destino se lleguen a ver comprometidos en un delito que podría ser condenatorio a la pena de muerte.

Para continuar con la interrogante que mencione al inicio del presente escrito, la razón al dar una respuesta negativa a la misma, es que en muchas ocasiones nos hemos enterado o bien hemos sido testigos cercanos de personas que con el paso del tiempo se ha logrado comprobar lo injusto que se les fue sancionado como culpable en cuya responsabilidad en el delito imputado no fue investigado conforme al procedimiento, con esto entramos a una parte del problema NUESTRO SISTEMA JUDICIAL, al igual que los países con mejor estructura jurídica son propensos a cometer errores.

Desde la implementación de la pena de muerte en los EE.UU. en 1976 a enero del 2014 se han ejecutado 1300, se tiene un estimado que en los Estados de EE. UU. el 4.1 % de los condenados a pena de muerte son por errores judiciales.

En el orden de la idea anterior, (nuestro sistema judicial) si la propuesta de la aplicación de la pena de muerte en México, en su momento hubiese sido aprobada en concreto para aquellas personas que comentan el delito de homicidio, ¿Qué habría pasado con Toño el “Presunto Culpable”?, tan ineficiente es nuestro sistema de justicia que con ese caso podemos darnos cuenta que a Toño condenado por un asesinato que no cometió y que las supuestas pruebas de su culpabilidad era el señalamiento de un testigo que dijo haberlo visto, eso fue suficiente para darle sentencia a 20 años, pero esos años se hubiesen convertido en pena de muerte; el haberse ejecutado ese acto el gobierno tal vez habría salido a pedir una “disculpa pública”, y como ese hay muchos casos más que no son conocidos.

Es por ello que el hablar de aplicar la pena de muerte a los altos criminales en México no es una respuesta a la disminución de los índices delictivos. No es ningún secreto

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