PERSUASIÓN vs ENSEÑANZA “Vivir sin filosofar es, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás
Enviado por Elizabeth Noguez • 28 de Julio de 2017 • Ensayo • 2.232 Palabras (9 Páginas) • 381 Visitas
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE Cd. MADERO, TAMAULIPAS AC
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SEMINARIO DE COMUNICACIÓN
TITULAR:
Raúl Castro Rico
ENSAYO:
PERSUASIÓN vs ENSEÑANZA
PRESENTA
Noguez Hernández Rosa Elizabeth
SEDE:
Colegio John Von Newman
PERSUASIÓN vs ENSEÑANZA
“Vivir sin filosofar es, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás”.
René Descartes
Inicio mi ensayo con esta frase porque hacer que nuestros alumnos abran sus ojos ante el conocimiento, ante la vida y ante el modo como reflexionan sobre sus acciones y sus actitudes debe ser uno de nuestros mayores objetivos si no queremos correr el riesgo de posibilitar una sociedad futura llena de humanos robots sin pensamiento y sin capacidad de crítica o reflexión. Y aunque esto es difícil, podemos estar seguros de que existen multitud de técnicas fundamentadas por la psicología social que permiten y facilitan una educación de calidad, una de estas técnicas es la persuasión.
Por tal motivo el presente documento tiene como finalidad hacer una reflexión acerca de la relación, entre persuasión y enseñanza, tomando como fuente diversos documentos publicados en internet. Empezaré por establecer el significado y origen de la persuasión.
El tema de la persuasión tiene una larga tradición. No es cosa reciente el interés por reflexionar, comprender, y hasta administrar de un modo instrumental determinadas habilidades orientadas a producir la persuasión. [...] Lo cierto es que la persuasión es un fenómeno social de carácter habitual y permanente en todas las épocas. Bajo distintas formas, y en grados variables de intensidad, debemos concebirla como inseparable de la interacción y de la comunicación… Se trata de un fenómeno cotidiano, que toca a todas las personas. […] Casi 25 siglos nos separan de las primeras propuestas y discusiones sobre persuasión... Bajo la forma de la retórica, la persuasión fue motivo de preocupación en la antigüedad. […] Según la definición clásica, retórica es el arte de hablar bien y convincentemente. La retórica para los griegos consistía en la techné del buen decir, de encantar y seducir a los auditores. La retórica es, en síntesis, el instrumento que hace posible la persuasión.[1]
El surgimiento de la persuasión se remonta a la antigua Grecia: allí los filósofos comenzaron a hablar de algo que denominaron "retorica", que era la techné del buen decir, considerando esta palabra más como un arte que como una técnica en pues, el concepto de técnica, tal y como se entiende actualmente, no existe en el mundo clásico, o que, en cualquier caso, no se puede traducir techné por técnica[2]. Así que para los griegos la retórica se concebía como el arte de persuadir o convencer mediante el uso especial del lenguaje.
Si la persuasión es una práctica antigua –y su significado no ha cambiado–, entonces, la necesidad de persuadir también lo es y resulta indudable que en nuestros días se ha convertido en un requerimiento de la sociedad porque todos los animales, incluyendo al hombre, en algun momento de nuestra vida, aplicamos técnicas de persuasión de una u otra manera, pero ¿Es esto una actividad benéfica?.
El hecho de que la persuasión se utilice continuamente no significa que sea lo correcto. Existen diferentes definiciones de persuasión que la dirigen hacia la manipulación o imposición de una idea, sobre todo las que se relacionan con publicidad y comunicaciones. López indica que “la retórica se ha convertido en materia de cátedra en universidades y centros de estudio dedicados principalmente a la comunicación”[3]. A este respecto Pujante menciona que en esta área del conocimiento alcanza niveles de arte y aún de filosofía de vida, pues:
De un tiempo a esta parte ya no hace falta preguntarse… qué sentido tiene hoy en día hablar de Retórica, porque la retórica aparece cada vez con más presencia, tras un largo período de ostracismo, en la vida social. […] Una disciplina cuyo nombre, apenas se mencionaba hace unos años, levantaba un olor a telarañas, polvo milenario y humedad de siglos, ha vuelto a cobrar protagonismo inusitado en nuestra sociedad. […] Porque el hecho de permanecer ausente en la enseñanza en general durante tantas décadas de este siglo ha conducido a carencias que vemos en el día a día de nuestros escolares y de nuestros hombres de la cultura del actual panorama hispano.[4]
Así, las universidades imparten esta disciplina no para enseñar a manipular sino para enseñar a no ser manipulados.[5]
Otras definiciones ubican a la persuasión como una forma efectiva de comunicación, tal es el caso de Laborda quien la define como:
Un conjunto de procesos comunicativos de influencia personal y social, desde un punto de vista global –cultural, en suma-, la persuasión “no es algo que una persona ejerza sobre otra”, sino que es “un medio por el cual las personas colaboran unas con otras en la conformación de sus versiones de la realidad, privadas o compartidas”.[6]
Si la comunicación constituye el medio que nos mantiene conectados a todos los seres humanos entre si y es necesaria para poder encarar el mundo en el cual vivimos, ¿Es entonces necesario saber persuadir? Muñoz quien señala que:
La persuasión consiste en la utilización deliberada de la comunicación para cambiar, formar o reforzar las actitudes de las personas, siendo estas últimas representaciones mentales que resumen lo que opinamos de las cosas, personas, grupos, acciones o ideas.[7]
Mientras que Figueroa indica que:
La comunicación persuasiva se caracteriza por la intención manifiesta de la fuente orientada claramente a producir algo en el receptor, en los destinatarios, y modificar su conducta en algún sentido. Hay siempre un mensaje, una transmisión de información, que se caracteriza en la comunicación persuasiva respecto de otras clases de comunicación porque está cargado de significado, y contiene también elementos sociológicos, ya que implica controlar, coaccionar y presionar. La convicción de un mensaje y su grado de intensidad se crea… por medio de recursos retóricos, lógicos y argumentativos que operan sobre las representaciones previas de los receptores; y que pueden modificarlas total o parcialmente, o bien reforzarlas, según la intención del persuasor.[8]
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