PROGRAMA DE HOMENAJE (12/10/15)

PROGRAMA DE HOMENAJE (12/10/15)

Buenos días respetable director de la escuela, queridos compañeros y estimados maestros.

Hoy lunes 12 de octubre del 2015 le corresponde al tercer grado grupo A rendir honores a nuestro lábaro patrio. Este día izaremos nuestra bandera a toda hasta en conmemoración del 523 aniversario de la conquista América.

A continuación el recorrido del lábaro patrio acompañado del toque de bandera. Atención ¡Firmes! ¡Ya!. Saludar ¡Ya!

Sonido de Alegres letras que Jaime Nunó escribió para el himno mexicano de gran valor. Fue González Boca Negra, poeta de inspiración, quien escribió la letra del himno de mi nación. Entonemos con fervor patriótico nuestro glorioso Himno Nacional Mexicano, dirigido por mis compañeras:

(Esperas a que terminen de cantar el himno y dices…)¡Firmes! ¡Ya!

Símbolo de la tierra en que he nacido. Emblema del honor y de la gloria. Quien muere por haberte defendido, vida inmortal alcanza en nuestra historia.A continuación mi compañera María Magdalena Barahona Valles dirigirá el juramento a la bandera.

No es un día de fiesta. No es un día de alegría. No es un acto escolar como otros, como cuando festejamos la libertad, la bandera, la independencia…Es un día para el recuerdo, un momento para mirarnos a nosotros mismos.

Hace más de quinientos años, una mañana de octubre, la vida cambió para siempre en nuestra América. Fue en unas islas que no podían ser más hermosas; playas de arena blanca, palmeras cargadas de frutos, la brisa suave solapaba el mar ¿cómo imaginar lo que esa brisa traería? Barcos enormes y oscuros aparecieron en el mar sereno. Hombres mal olientes, barbudos, cubiertos de acero, bajaron a tierra; al frente.

Los nativos, estupefactos, intentaron resistir, pero más y más manos pálidas continuaron descendiendo de los ventrudos navíos. Pronto desembarcaron en otras islas, y en la tierra que, incauta, yacía más allá de ellas. El apretón fue tremendo. Aztecas y mixtecas, navajos y dakotas, algonquinos, mayas, chontales, yumas, nicaraos, miskitos, motilones y muiscas, quechuas, atacamas, la gran nación diaguita y tantos otros perdieron su identidad, sus dioses, su riqueza, su vida. Vendidos como esclavos, torturados, derrotados…

La mano del hombre blanco fue implacable. Hubo voces que se alzaron contra la conquista. Hasta amor pudo haber en estos quinientos años…

Con el tiempo los hijos de los hijos de los invasores, y los hijos de los hijos de los invadidos volvieron a encontrarse en nuestra América. Nos reconocimos nuevamente y nos supimos hijos de una misma historia. Hoy podemos mirar hacia atrás y recordar lo que pasó en aquella playa olvidada de 1492. No fue un encuentro, fue una invasión.

Si aquel desembarco marcó el comienzo de lo que hoy somos fue un comienzo triste, cruel, un nacimiento brutal. Recordemos, entonces, este día, con pesar pero con esperanza, porque saber de dónde venimos es comenzar a escribir a dónde vamos.

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