Papelucho
Enviado por andrea2525 • 28 de Mayo de 2014 • 574 Palabras (3 Páginas) • 309 Visitas
PAPELUCHO DETECTIVE
MARCELA PAZ
Esta mañana, cuando usted salió, yo me fui a la puerta a esperarla porque le iba a pedir permiso para algo
que no me acuerdo. Y cuando la estaba esperando pasó por ahí el Chirigüe
y nos pusimos a conversar. ¿Se acuerda de ese amigo mío que vivía en el fundo de la tía Rosarito?
Ahora vive en santiago Y resulta que él se había encontrado en la calle una cosita de oro pero tal vez valía como un millón de pesos. Y yo le dije que sí la vendía, él se podía comprar una motoneta, pero él me dijo que si la llevaba a vender lo tomaban preso porque iban a pensar que se la había robado.
Entonces él me vendió la cosita de oro en cincuenta pesos y yo me la eché al bolsillo para regalársela a usted y le di mis cincuenta pesos. Y nos fuimos a un almacén y comimos unas galletas blandas como género y un pedazo de jamón color café y seco.
Quiero ver tu casa le dije al chirigüe, al comienzo no quería pero luego accedió a mostrármela y fuimos a verla.
La población era como una cancha de fútbol, pero sin cancha y no tiene ningún peligro.
Son toda la gente conocida. Y hay que caminar y pasar por un zanjón. El Chirigüe me contó que ahí se ahogó una guagua.
Cuando íbamos caminando a la casa del Chirigüe, había un tremendo boche en la puerta de un rancho y un hombre le pegaba a otro y una mujer gritaba como una verdadera radio pero, como nadie le hacia caso se calló.
Cuando llegamos a la casa del Chirigue estaba su tía quién lo llamó y, le dio un coscacho en la cabeza y lo insultó.
Pelusa... que te llevai palomillando en vez de hacer lo que te mandan le dijo.
Pero si jui onde me dijo alegó el Chirigue.
-¿Y cuál es que lo trajiste?
-Pero si no estaba el julano... ¿ Y quién te manda a ponerte a jugar con este pijesito?
-Pero si apenita llegué no má...
-¿Trajiste algo pá l desayuno?
El Chirigue se dio vuelta los bolsillos rotos y se rascó un pie con el otro.
Oye le dije al Chirigüe, ¿ por qué no vendimos algo mío?, y
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fuimos a otro rancho y negociamos una camisa.
Nos dieron veinte pesos y una polera usada.
Me quedaba chica y rota pero ya no me dirían “ pijesito”. En el almacén compramos pan y dos pirulines y le llevamos las cosas a la tía.
Después de un rato me fui aproveché para irme y de repente divisé al bonito, que era el hombre que discutía con el chato, y fui corriendo dónde él.
El Chirigue se había desaparecido, pero allá lejos, corriendo por el puentecito del
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